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Tragó saliva al darse cuenta de aquello. Enfrentar a sus demonios. ¿Qué debía hacer?

—No tengas miedo –le dijo Antonio extendiendo una mano y poniéndola en el hombro de su hija—. Puedes sólo probar. Si es demasiado insoportable, seguiremos buscando. Hemos pasado cosas peores juntos.

—Pensé que… pensé que odiarías la idea. Eres mi padre… a veces eres incluso un poco machista. Lo que me sucedió a mí… ningún padre en el mundo lo quiere para su hija. Pensé que me recomendarías huir lo más lejos posible.

—Oh, quiero hacerlo. Sacarte de

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