Júpiter comenzaba a ganarse la confianza, así como a jugar con los sentimientos de Rosario, aunque Júpiter no se encontraba muy lejos de sentirse mal por provocar ese tipo de circunstancias que tras una ardua batalla en su interior por dejar de sentir amor o deseo por Rosario, era el tema a vencer más que una mujer que bien podría morir entre sus brazos y de esa manera arrebatar como ella lo provoco la herencia Ríos, pero ese no era el pensar de Júpiter, asesinar no era la opción a seguir ¡Definitivamente no contaba con ese corazón!

A pesar que Rosario se negaba a conversar sobre la liberación de Akane y Samael, su ahora esposo Júpiter no toco el tema por dos días consecutivos, eso provocaba de cierta manera que Rosario comenzara a sentirse cómoda y no fastidiada con esa situación, mantenerla feliz y satisfecha era el principal objetivo de Júpiter.

Rosario por su parte esperaba que Júpiter se comportara intenso con esa petición, pero ella comenzaba a convencerse que Júpiter en verdad