Miro el reloj, son las diez de la noche. La brisa de una lluvia fresca de verano golpea con suavidad el vidrio de mis ventanas. Para alguien con un alma tranquila, es el clima perfecto para sumergirse en un libro, tomar una buena taza de café mientras se esta acurrucado en la cama con varias mantas tibia y reconfortante, pero no sé porque motivo mi mente se obliga a si misma a releer algunos párrafos, mi mente no parece estar aquí.Ha pasado una semana desde que decidí cambiar mi numero de teléfono, por seguridad y porque de ese modo podría encender mi teléfono sin temor a recibir un mensaje de Julius. Una parte de mi le habría reclamado gustosa de su atrevimiento e incluso le habría amenazado, pero mi parte cuerda, la que sabe pensar antes de actuar, me hizo pensar en las consecuencias de mis actos.Por muy imbécil que fuese, no debía por mucho que lo deseara, hacer algo impulsivo en su contra. No podía olvidar que Julius no era cualquier imbécil al que no temería gritarle a la cara,
Un relámpago enseguida ilumina el cielo y en ese breve instante de luz, veo con claridad el cómo Julius apenas logra sujetarse únicamente con los dedos, así que no veo otra opción más que extenderle la mano y ayudarlo a subir, aunque por supuesto, sé que me arrepentiré de mi acto de cortesía.De pronto, cuando Julius ha pisado el suelo estable del balcón, algunas gotas de lluvia gruesa comienza a caer sobre nosotros. Le miro un momento mientras él se recompone, alza la mirada y al ver sus ojos, me percato de que realmente parece afligido.—Romy—le escucho pronunciar, pero su voz ahora me parece un insulto. Él no debería estar aquí y no solo por lo que me hizo, sino porque así es ese es nuestro destino, él es un Carusso y yo una Montteci, deberíamos odiarnos.Me doy media vuelta, con la intención de volver a mi habitación, la lluvia ha comenzado a empapar mi pijama, pero al dar un único paso, su mano toma mi muñeca para detenerme. Me vuelvo hacia Julius, quien en realidad parece bastan
Abro los ojos al escuchar el canto de los pájaros cerca de mi ventana, me giro sobre mi sitio y miro el cómo la luz del sol, se introduce sutilmente a la habitación permitiéndome observar las esporas de polvo que flotan en el ambiente, contemplar esa simple vista me hace recordar lo que paso la noche anterior."El beso"Aún recuerdo la textura de sus labios sobre los míos, el calor que emanaban, la suavidad con la que su lengua acaricio la mía. La devoción con la que acerco mi cuerpo al suyo, hasta casi fundirse conmigo. Mis mejillas se ruborizan enseguida al rememorar el calor que todo mi cuerpo sintió a pesar de que estaba empapada en agua de lluvia, las ansias de alargar ese beso y continuar hasta la noche se hiciera de día, pero al final aquella, aquel beso, apenas duro unos segundos."Julius, no es como otro hombres"Estoy segura de que todas las mujeres del mundo han dicho las mismas palabras para definir al chico que les gusta, pero la condición de nuestras familias puede que l
El auto se estaciona a una esquina de la plaza, parece que hay algún evento, hay un escenario donde esta tocando una banda y claro hay bastante gente que disfruta del ambiente festivo y, ya que Julius no especifico el lugar donde nos veríamos saco el teléfono de mi bolso y pienso en mandarle un mensaje al mismo número con el que logro contactarme, pero algo, interiormente me dice que lo más apropiado sería desbloquear su número para demostrarle que realmente creo que las cosas entre nuestras familias pueden cambiar así como ocurrió con nosotros."Ya estoy en la plaza de las hierbas, pero no especificaste donde nos veríamos ¿Donde debería esperarte?", escribo el mensaje y se lo envió, esperando que no tarde mucho. Por supuesto no es impaciencia, pero supongo que fue por este evento que me invito, así que puede que no encontremos un buen lugar.Unos segundo más tarde, recibo un nuevo mensaje y aunque me alegra que este al tanto de su teléfono, al mirar el texto sobre la pantalla de mi t
No sé como o porque, pero frente a mí, descubro la figura de Vittoria. Cuando ella se gira hacia mí, me parece que se tambalea un poco dándome el espacio para observar que Leonardo lucha cuerpo a cuerpo contra Julius.—Romy...—escucho la voz de Vittoria, así que vuelvo la vista hacia ella, pero al hacerlo descubro con horror que ella se cubre un costado de su abdomen. Sus manos están llenas de sangre, la cual fluye sin control y ya sea por el shock o por el hecho de perder sangre, ella cae sin remedio hacia el suelo.—¡Vittoria!—logro emitir y mi voz resuena por todo el recinto mientras corro en auxilio de mi prima.—Romy...—vuelve a pronunciar mi nombre cuando me hinco sobre el suelo para colocar mis manos justo por encima de las suyas para hacer presión en la herida— ¿Estás bien?—S-si—digo con voz nerviosa— todo gracias a ti.—Me alegra oírlo—logra pronunciar, pero enseguida tose un poco de sangre por la boca, hecho que me asusta demasiado.—Por favor, no hables—le suplico mientras
—Ve con cuidado—me advierte Julius, mientras mira al gentío del otro lado de la plaza. Ahora que lo pienso, me parece que Leonardo lo planeo con mucha sutileza. Utilizo el evento para hacerme venir, pero para agilizar las cosas, uso un lugar que sabia que estaría vacío y no le importo profanar un templo para intentar asesinarme, pero con lo que no contó fue el hecho de que tanto Julius como Vittoria aparecieran sin previo aviso.¿Como sabían donde encontrarme? ¿Como es que llegaron tan rápido? ¿Acaso estaban juntos? ¿Por qué?Miles de preguntas me invaden mientras asiento con la cabeza, puesto que no tengo voz para hablar en este mismo momento.—Romy—me llama la atención y al levantar la vista hacia él, descubro que me mira con una tristeza que me impacta—te llamaré pronto para hablar sobre esto, mientras tanto al volver a casa, quiero que finjas no saber nada sobre Vittoria ¿De acuerdo?—¿Y su cuerpo?— mi voz tiembla al hablar sobre ello, no me siento bien con esto, es una horrible p
Cuando cierro la corriente del agua de la ducha, salgo sintiendo aún más extraña que cuando entre, de pronto siento que estoy despertando de un largo letargo en el que extrañamente desperté en la ducha de alguien más, me seco con la toalla limpia que esta junto a la ropa limpia, me seco con cierta lentitud, ya que, mi cuerpo aún se siente pesado y cansado como si no quisiera responderme.Al terminar me miro al espejo, mi rostro esta desencajado por así decirlo, al ver mi reflejo, no puedo verme a mí misma, es como si viera a una desconocida ocupar mi cuerpo. Me impacta sobremanera ver lo demacrada que me veo, es como si hubiese envejecido en cuestión de horas, aunque realmente no sé cuánto tiempo ha pasado.Es entonces que decido irme, pero al abrir la puerta, logro ver a Sofía y a si no mal recuerdo, su esposo Guido. Ambos se miran entre sí, parecen un poco nerviosos o quizás asustados, no sabría decirlo.—¿Como te sientes?— me pregunta Sofía quien se ha mostrado muy comprensiva conm
Llueve y entiendo por qué, el mundo sin Vittoria ha perdido un poco de su brillo. Camino detrás de mi padre hasta el agujero cavado en el suelo donde bajan poco a poco el féretro de mí quería Vittoria, mi prima o mejor dicho mi hermana, mi querida amiga.Tomo un poco de tierra de una pequeña caja de plata en el que han dejado un poco de tierra para que sus familiares puedan despedirse de ella debidamente. Miro el fondo donde su caja de madera y su cuerpo ya sin vida. Al mirar la tierra en mis manos aún me parece tenerlas húmedas, empapadas en la sangre de Vittoria.No he podido dormir desde aquel día, de repente al cerrar los ojos, de nuevo me encuentro en aquella iglesia vacía, arrodillada con un charco de sangre formándose debajo de Vittoria mientras sus ojos pierde su brillo.Aprieto el puño de tierra en mis manos al recordar quien fue el culpable de todo esto. Leonardo. Es una lástima que este muerto, Julius fue muy compasivo con él al meter una bala en su cabeza, no sintió dolor