Tomo la fotografía de Vittoria entre mis manos para llevarme algo de ella conmigo. Son las seis de la mañana, los rayos del sol, recién comienzan a acariciar la bella ciudad de Verona, pero al volver la mirada hacia mi habitación, observo un sitio vacío donde la mayoría de mis cosas han sido empacadas y bajadas a un camión de mudanzas para llevarme lejos de mi ciudad natal, lejos de lo que conozco y por supuesto, lejos de mi esposo.—Signorina, Romy—escucho la voz de mi nana que me llama, pero en su voz descubro cierto cansancio, más no como el de alguien que reciente el levantarse tan temprano, sino el de alguien que sufre tristeza y melancolía, tal vez por verme partir de esta manera, para protegerme, según las palabras de mi padre y de la tía Marcella. Aún tengo presente su amenaza, la misma que no me ha permitido tomar mi teléfono para escribirle a Julius lo que está pasando, pienso que si lo hago, él vendrá aquí sin importarle su propia seguridad, poniendo su vida en riesgo solo
Cuando la camioneta se detiene, me animo a ver a través de la ventanilla y lo que observó, me deja un tanto desconcertada. Se trata de una villa campestre, no tan grande ni ostentosa como lo es la casa principal, pero aun así, al ver el escudo de mi familia sobre la reja, sé que este lugar será igual que una jaula de oro.No me molesto en bajar mi propio equipaje, porque sé que hay gente que lo hace por mi. Así que solo me dedico a observar mi entorno mientras el equipo de seguridad se encarga de llevar mis cosas adentro. Camino sin un rumbo fijo sintiéndome atrapada y sin saber que hacer para impedir qué mi familia cometa alguna tontería en contra de Julius.Observó las rosas rojas qué también cubren la mayor parte del jardín delantero del lugar, trato qué mis pensamientos se pierdan entre sus pétalos para tratar de ignorar todas mis angustias, pero mientras lo hago, escucho un par de pasos qué sé aproximan hacia mi. —Mientras estes aquí no puedes dejarte ver, así que lo mejor es qu
—Crei que te sentirías sola estando aquí—manifiesta alzando levemente los hombros, no sabría decir si apenado o simplemente es su forma de expresarse. Él comienza a caminar hacia mí y yo doy un par de pasos atrás cuando está a tan solo dos metros de distancia.—Tal vez, pero créeme que la soledad no era tan mala hasta que llegaste—declaro cruzándome de brazos y desviando la mirada. No creo que sea tan difícil que se dé cuenta de que no lo quiero ni ver y mucho menos cerca.—Sé que estás enfadada conmigo por lo que paso, pero hice lo que crei era lo correcto para protegerte—declara y enseguida lo escucho suspirar.—Alessandro, desde que te conozco, aceptaste sin juzgarme el proceder de mi familia y yo te aprecie porque nunca te involucraste de ninguna forma hasta ahora. ¿Por qué? ¿Por qué me traicionaste de esta forma? ¿Por qué traicionaste la memoria de Vittoria?—¿La memoria de Vittoria?—repite alzando la mirada hacia mí, así que deduzco enseguida que él no sabía que mi prima estaba
“... En la hermosa Verona, donde aconteció una tragedia, dos familias rivales igualmente poderosas habían derramado, por sus odios mutuos, mucha inculpada sangre...” —¡Romy!—escucho una voz familiar. Al bajar del auto una figura femenina se aproxima a mi mientras mantiene una sonrisa en sus labios rosados.—¿Vittoria?—manifiesto incrédula. La ultima vez que la vi fue hace mas de un año durante el verano cuando coincidimos en la arena de Verona.Me abraza envolviendo sus delgados brazos en mi cuerpo, cierro los ojos un instante y hago lo mismo. Percibo el aroma de su perfume, tiene un ligero aroma a lavanda, lo cual me sorprende, después de tantos años sigue usando el mismo perfume.—¿Como supiste que volvería?—me animo a preguntar una vez que nos separamos, la miro de arriba abajo para averiguar que cambios ha sufrido y de los que no me he enterado.Su cabello rubio que antes le había negado el privilegio de crecer, hoy lo tiene bastante largo, podría jurar que casi a media espalda.
—Romy—pronuncia Vittoria con calma— me gustaría decirte mi opinión si no te molesta respecto a esta disputa, la cual ya ni siquiera se sabe porque comenzó. Encorvo los labios no muy convencida de ello, pero al final asiento. —¿Alguna vez has conocido a un Carusso? Niego con la cabeza y me cruzo de brazos. —Eso seria lo ultimo que pensaría hacer en esta vida—le recuerdo, aunque no son precisamente mis palabras, sino las que mi padre me advertía al ser adolescente. —Hace un año conocí a uno de ellos—revela con una tranquilidad que me asusta. —¿Que?—digo sorprendida y miro hacia ambos lados de la habitación, esperando que nadie la hubiese escuchado—¿Acaso estas loca? —Por favor Romy, tarde o temprano tendría que pasar—expresa y vuelve a comer un bocado de pastel, pero esta vez un fragmento bastante pequeño. —¿Como lo conociste?—cuestiono un tanto curiosa y al mismo tiempo impactada. —En la arena de Verona—admite con una sonrisa—aunque debo admitir que no sabia que era un
Conforme me acerco el lugar se va llenado de gente, tanto propios como extraños que en vez de interceder para impedir la pelea, esperan a ver que sucede. Me detengo al no encontrar un camino despejado hacia los hombres que parecen desearse la muerte con la mirada y de tener tan solo una provocación, están dispuestos a arrancarse la piel de ser necesario. Por como visten, supongo que no son más que empleados de la casa Carusso, pero no se necesita más que una pelea como esta para desatar el infierno en Verona. —¿Qué esperas, pezzo di merda?—escupe un Carusso. El nieto de Greta esta a punto de darle un puñetazo en la cara, pero el otro chico que lo acompaña y lo detiene. —Pagherai per questo—el hijo del jardinero se mira la camisa, la cual tiene exactamente una mancha de gelato amarillo, quizas de mango. —Como si ese pedazo de tela vieja fuese a valer algo—se burla el Carusso. Encorvo el ceño recordando las palabras de Vittoria, realmente pelean por cosas tan triviales como u
Vittoria me deja en casa y yo subo a mi habitación para intentar descansar y comprender que es lo que esta pasando en la ciudad. Me parece que Alessandro se preocupo por verme sola en la plaza. No me atreví a pedirle una explicación a Vittoria porque no creo que sepa explicarme de forma seria como la situación lo amerita, esta más emocionada porque yo conozca a ese tal Julius. Esa noche ceno unicamente con Nonna, me prepara su famoso Carpaccio y despues de varios platos de comida quedo bastante satisfecha. —¿Mi padre aun no ha regresado?—cuestiono observando lo vacia y silenciosa que se ve la casa. —Me parece que hubo problemas con el almacenaje de una de las bodegas—menciona con voz ronca y al saber eso me dan ganas de preguntar si con producto se refiere a droga o armas, hace mucho que no sé a que se dedica mi padre, lo unico que sé es que gana bastante dinero como para sobornar a la policia y al gobierno, cosa que tambien se disputa la familia Carusso. —Supongo que no vendra
—Claro—dice mi padre, pero noto en su tono de voz un poco de nerviosismo—solo no te demores ni te quedes por ahi paseando en las calles, he escuchado que ha aumentado los incidentes con carteristas. —Asi lo hare, papá —digo para no preocuparlo. Me termino el pan y el cafe que me servi para finalmente me levantarme de mi sitio. —¿Ya te vas?—pregunta la nonna, por como me mira supongo que le preocupa que ande sola por las calles. No me expondria a salir si ellos fueran sinceros conmigo, pero ya que gustan de guardar secretos en esta casa, prefiero ir a averiguar por mi misma que sucede. —Si, no tardare solo ire por el encargo de Vittoria y vuelvo, tengo que prepararme para salir en la noche—admito, aunque un segundo más tarde me arrepiento de revelarselo ahora mismo. —¡Santa Madonna!—pronuncia la nonna angustiada, ahora ya sin poder ocultar su sentir. Encorvo el ceño y trato fingir una expresión desconcertada. —¿Hay algun problema en que salga de noche?—trago saliva, nunca antes mi