—Otto Overman, a sus servicios —se presentó el hombre de cabello rubio sucio mientras me tendía su mano.
Él vestía un impoluto traje gris a la medida, con un reloj que brillaba en su muñeca dejando saber que era de una marca cara y reconocida. Sus zapatos negros estaban perfectamente lustrados y cargaba en una de sus manos un maletín de cuero marrón y no era por presumir, pero no parecía de mejor calidad que el mío.
Aunque para ser sinceros ahorré meses para ese maletín.
—Es un placer tenerlo aquí, señor Overman —él me dio una sonrisa deslumbrante y por consecuencia terminé sonrojándome levemente.
Lo sabía por el leve calor que sentía en estas a causa de la sangre que había viajado a ellas para colorearlas.
—Dígame Otto, después de todo pasaremos mucho tiempo juntos por aquí.
Quise refutarle, pero preferí sonreírle suavemente y anotar mentalmente el seguir llamándolo señor.
Una vez nuestras manos dejaron de estrecharse la dejé caer a ambos lados de mi cuerpo y por unos segundos no supe que decir, hasta que recordé que debía llevarlo a su oficina y luego darle un recorrido por el orfanato.
—Acompáñeme por aquí, le mostraré su oficina.
Él me siguió sin dudarlo y mientras avanzábamos me cuestioné, como alguien que vestía como él podía aceptar un trabajo en un orfanato que no solo carecía de un pago prominente, sino también que era poco probable que se hiciera un nombre en este lugar.
A menos que él ya haya conseguido todo a lo que aspiraba en la vida y ahora solo quisiera ofrecer sus servicios por el bien de estos niños.
No podía dudarlo al cien por ciento, porque todos los que estábamos aquí adentro hacíamos esto por los niños.
Una vez llegamos a la nueva oficina remodelada le dejé ponerse cómodo durante unos minutos en los que lo esperé en el pasillo y una vez salió hice que me siguiera nuevamente para presentarle las áreas a las que si tenía acceso dentro del orfanato.
Le mostré la cafetería, la sala general, la cancha, las aulas de clases y otras áreas más que le servirían para cuando pasara sus días aquí dentro.
—La verdad estoy muy feliz de poder trabajar aquí —dijo sincero —daré todo de mi para que sigamos haciendo funcionar este lugar.
—De verdad espero que podamos comprendernos durante este tiempo y no dudo de que viene con las mejores intenciones para este lugar, los niños aquí nos ven como sus padres desde el momento en que nos conocen, nos ven como sus cuidadores, sus guías, sus ejemplos a seguir y es por eso por lo que para ellos debemos mostrar esa cara bondadosa que todos llevamos dentro, después de todo han sufrido lo suficiente ya.
Él asintió de acuerdo con mis palabras y una vez obtuve una sonrisa de su parte, me di la vuelta y seguí con el recorrido hasta llegar a mi oficina.
—En su computador tiene un documento abierto con todas las pautas a seguir, están las directrices con las que se va a guiar para poder entender mejor lo que hacemos aquí, que no es solo cuadrar los números para llegar a fin de mes. Si necesita cualquier cosa esta es mi oficina. Que tenga buen día, señor Overman.
Y una vez asintió hacia mí me di la vuelta para ingresar a mi oficina dejándolo fuera para que él pudiese ir a la suya.
Una vez sola me dejé caer en mi escritorio y encendí el computador para comenzar a leer la solicitud que había recibido esta mañana. Era algo que se me daba fácil, por lo que media hora después ya me encontraba negando la petición al ver pocas concordancias en los datos que fueron dados.
No pasó mucho tiempo después cuando el computador hizo el característico sonido que hacía cuando un nuevo correo llegaba.
Suponiendo que era otra solicitud lo abrí de inmediato, pero sorpresivamente no se trataba de ninguna solicitud.
En el correo se redactaba la cordial invitación a una gala benéfica en donde los fondos recaudados serían donados a diferentes fundaciones para personas necesitadas y era de suma importancia que la nueva directora del orfanato hiciera su aparición para anunciar definitivamente que era la nueva directora que lo estará dirigiendo.
Sabía de estas galas benéficas, también de fiestas, cenas y otras cosas más que hacían para recaudar fondos para los más necesitados.
Sabía que el señor Wolsky asistía a ellas, pero nunca creí que me llegaría la hora tan rápido. Aunque era de esperarse, los millonarios vivían haciendo estas cosas ostentosas para sacar a pasear sus más finas joyas y vestidos caros.
Debajo estaba la advertencia que me hacía la rubia Stella de que fuera correctamente vestida, ya que yo era la nueva cara del orfanato y debía dar buena impresión.
Por supuesto que la daría, aunque mi vestido fuera de una tienda de garaje, no pensaba romper los códigos de vestimenta que se establecían en fiestas como esas.
Mas abajo se encontraba la dirección, la fecha y la hora en la que se llevaría a cabo tal cosa y me sorprendí en sobre manera al saber que era el sábado próximo ¿acaso me daría tiempo de buscar algo que valiera la pena?
Probablemente no, por lo que debería recurrir a mi hermosa compañera de piso, la cual probablemente tendría uno de esos vestidos ostentosos, ya que ha asistido a eventos importantes del departamento de la policía.
Y recordando ese hecho me relajé en mi lugar, no solo porque tenía las capacidades intelectuales para ir a un evento así y salir inmune, sino también porque la rubia me ayudaría con mi vestimenta sin tener que pedírselo muchas veces.
↞ ↟ ↠—Tengo este verde esmeralda —Moni colocó el vestido frente a ella mostrándome como era, pero la verdad era que no me convencía del todo —también tengo este color champan, estoy segura de que va a hacer resaltar tu cabello a la perfección.Y definitivamente, de los cinco vestidos que ella me había mostrado, ese era mi favorito.—Ese si me gusta —susurré emocionada mientras me levantaba para tomarlo.—Tenemos hasta las seis ¿no? —yo asentí un par de veces mientras sentía la tela del vestido.Era suave y caía de una forma sencilla, pero elegante.—Tres horas —susurré tomando el vestido para dejarlo sobre la cama.La semana había pasado más rápido de lo esperado, no por falta de trabajo, sino por exceso de él.Los días ahora eran más agotadores por todas las cosas en las que tenía que meter mis narices para verificar que todo funcionara de la forma correcta.Extrañé mucho al señor Wolsky, pero había hablado un par de veces con él por teléfono y me había informado que estaba prepara
Cuando el auto se detuvo frente al enorme lugar donde se llevaría a cabo la celebración, mi boca se abrió con sorpresa absoluta, y agradecí que los cristales del auto fueran polarizados, pues no era normal la forma tan sorprendida con la que actuaba ante tal escenario.Pero era normal para mí, nunca había estado en un lugar tan lleno de personas, pero, sobre todo, tan sofisticado.Por afuera la arquitectura era maravillosa, tan parecida a esos coliseos de la antigua Grecia en donde se llevaban acabo actos de la alta alcurnia.—Debiste traer un bolsito más grande, así me llevabas bocadillos —Moni hizo un leve puchero mientras abría la puerta e inevitablemente comencé a carcajearme.Solo a ella se le ocurriría pedirme que robara bocadillos en una gala de millonarios.Mónica al colocarse de mi lado, abrió la puerta y me tendió su mano para ayudarme a salir de la mejor forma posible.Con mis piernas juntas las dejé caer contra el asfalto de la calle en frente del lugar y luego me levanté
Una música suave se escuchaba por los parlantes escondidos en alguna parte. El ambiente se sentía relajado, al menos por ahora. Las luces eran más tenues, pero igual dejaban ver claramente todo el lugar. A penas estaba en la entrada, por lo que aún estaba alejada de la multitud más adelante.Las personas las podía observar paseándose con trajes caros y joyas perdidas de algún reino antiguo. Copas de champan eran sostenidas por sus delicados dedos mientras charlaban con las personas que los rodeaban. Pero todo parecía tan distante, como si realmente no hubiese un vínculo mayor que el de presumir para intentar resaltar entre estas personas.Pero juzgar no sería lo más indicando, recordando la posición en la que me encontraba, pues me había vestido y maquillado para estar alrededor de esas mismas personas que me jactaba de juzgar sin conocerlas.Me sentía tan fuera de lugar, con un vestido prestado, maquillaje que nunca pondría en mi rostro y unos tacones que habían pasado de temporada h
En cuanto me bajé del escenario pude respirar más pausadamente y aunque mi corazón latía a una velocidad atemorizante no me permití flaquear y caminé con paso seguro hacia donde lo había visto.Si bien no era la mejor decisión que había tomado en mi vida en una situación como esta-, era lo que mi corazón me pedía en ese instante, por lo que me dirigí hacia ese punto en específico, pero al llegar solo vi su espalda mientras se alejaba.Ni siquiera lo dudé cuando comencé a seguirlo a través de todo el salón hacia una de las puertas que daban hacia algún lugar que desconocía.Lo vi atravesarlas y segundos después yo estuve frente a ellas lista para cruzarlas.Dando una última mirada hacia mis espaldas para ver si nadie me veía avanzar, empujé las puertas y crucé el umbral para encontrarme con un jardín muy bien iluminado.Las luces eran blancas y bordeaban los caminos que te permitían adentrarte en cada área del enorme jardín.Lo vi de pie frente a una fuente y aprovechando que no miraba
Sin querer regresar a aquel lugar en un buen rato, tomé el móvil de mi bolso y marqué el número del señor Wolsky, era evidente que él tendría algo que me serviría y no dudaría en dármelo.Al primer tono él contestó y como siempre que lo escuchaba hablar mi voz se llenó de una calma absoluta que me hizo respirar con más normalidad.—Hola, señor Wolsky.—Cariño ¿cómo estás? ¿sucede algo? —el tono preocupado de su voz fue evidente y lo entendía, pues yo no solía llamarlo a estas horas, pocas veces lo había hecho y casi siempre había sido por una emergencia.A excepción de esta vez.—No, es que quería que me facilitara un número de teléfono si lo tenía.—¿El del señor Kravec? —cuestionó con una vocecita que no me gustaba para nada.Pues eso significaba que algo tramaba o que probablemente sabía algo que yo no y no me lo diría si le preguntaba.—Si —mi voz fue un susurro, pero estaba segura de que me había escuchado.No había ruido en el jardín, ni siquiera se escuchaba algún insecto o mur
Cuando Mónica llegó a casa me encontró sentada en el sofá esperándola. Mis dedos se restregaban unos a los otros mientras la veía soltar sus cosas en la esquina de la casa y cuando se giró en mi dirección dio respingo al notar que estaba ahí.—Mujer de dios, me has dado un susto de muerte.Ella llevó su mano hacia su pecho.—Tienes suerte de que no ande armada ¿te imaginas si te hubiese disparado? —mi ceño se frunció ante sus palabras.—No puedes ser tan despistada como para dispararme así por así por estar sentada en tu sofá ¿Algo sucede? —ella negó lentamente, pero la verdad que es que no le creí. Por lo general si ella quería hablar a cerca de algo lo hacía, así que supuse que no quería entrar en ese tema de conversación.—Bueno, cuéntame cómo te fue en esa pomposa cena —con una sonrisa se lanzó al sofá junto a mí y me sonrió abiertamente mientras esperaba a que hablara.—Resulta que me he enterado de quién es el benefactor anónimo del orfanato y me lo he encontrado en la cena de h
Aprovechando que lo tenía en la mente me incliné hacia la mesita de noche y tomé mi teléfono celular para escribirle un mensaje de buenos días y debajo me atreví a colocarle:Ya verá que soy un hueso más duro de roer.Y tras eso dejé el móvil en su lugar y salí de la habitación para encontrarme a Mónica tomando un café. Agradecí el olor que invadía la cocina y me serví una taza para despertarme del todo.Era domingo, pero yo tenía demasiado trabajo que hacer y planes que comenzar a crear para poder llevar a cabo mi misión y completarla con éxito.Mientras trabajaba, Mónica se dedicó a contarme su noche anterior y se tomó la libertad de contarme que se encontró a su ex y que se la había cogido en el baño del club. Y a eso sumémosle que Elliot se le confesó después de eso y ella fue muy clara al decirle que no le interesaba el sexo masculino en ningún sentido.Sabía de los sentimientos de Elliot, pues no había que ser un genio para notarlo, pero preferí no inmiscuirme en ese asunto cuan
Mi cabeza estaba vuelta un etcétera. Tenía tantas cosas encima que no sabía como había hecho para salir adelante.Había decidido hacer la tarde benéfica el sábado de esa misma semana y no tenía nada listo. Pero al siguiente día de haber mandado las invitaciones comenzaron a llegarme correo de las personas que había invitado alegando que ofrecerían ciertas cosas para que la celebración se llevar a cabo.Así que ya tenía el bufete de ese día y los encargados de servir, ya tenía las bebidas, las mesas y los asientos y la decoración.Había sido un alivio, porque aunque tendría muchos beneficios iba a tener que usar del presupuesto actual para pagar todas esas cosas y ahora resultaba que la tarde benéfica también saldría por parte de ellos.Y eso me hizo replantearme muchas cosas.Muchos de ellos fueron voluntarios, muchos de ellos daban el dinero que se habían ganado a causas nobles como estas y claramente había juzgado a muchos de ellos mal.Era difícil desprenderse de las cosas que tení