Mi cabeza estaba vuelta un etcétera. Tenía tantas cosas encima que no sabía como había hecho para salir adelante.Había decidido hacer la tarde benéfica el sábado de esa misma semana y no tenía nada listo. Pero al siguiente día de haber mandado las invitaciones comenzaron a llegarme correo de las personas que había invitado alegando que ofrecerían ciertas cosas para que la celebración se llevar a cabo.Así que ya tenía el bufete de ese día y los encargados de servir, ya tenía las bebidas, las mesas y los asientos y la decoración.Había sido un alivio, porque aunque tendría muchos beneficios iba a tener que usar del presupuesto actual para pagar todas esas cosas y ahora resultaba que la tarde benéfica también saldría por parte de ellos.Y eso me hizo replantearme muchas cosas.Muchos de ellos fueron voluntarios, muchos de ellos daban el dinero que se habían ganado a causas nobles como estas y claramente había juzgado a muchos de ellos mal.Era difícil desprenderse de las cosas que tení
Otto Overman era un excelente contable. Me agradaba como personas y como empleado porque cumplía con su trabajo, pero de vez en cuando se tomaba su tiempo para jugar con los niños bajo supervisión de Tiara.Pero no iba a dejarme engañar. Desde el momento en el que él entró al orfanato las arpías Stella y Alice habían dejado de enviar sus correos continuos y sus visitas una vez a la semana de forma fugaz se habían detenido.No iba a engañarme diciéndome que era por mi excelente trabajo, porque el señor Wolsky era excelente en lo que hacía y las arpías de igual forma invadían este lugar cada vez que se les daba la gana, por eso no me fiaba totalmente de él.Se había mantenido pensando en los puntos lentos para invertir y me había estado dando ideas, pero yo claramente esta en otra línea.Todo el dinero que sobrara y se recaudara iría directamente al tercer piso, por eso había ido a varias constructoras para que me hicieran presupuestos y una de ellas me había ofrecido un descuento en ma
Kadet KravecNo había ninguna razón para que me encontrara aquí, afuera de una capilla dentro del orfanato High House. Había llegado tarde, por supuesto, pues quien me recibió no fue la anfitriona de esta tarde benéfica, sino más bien alguien del personal que me guio hasta aquí tras confirmar mi invitación al evento.Al menos cincuenta personas estaban dispersas por toda la capilla ocupando un muy pequeño espacio detrás de todos los niños sentados en el frente y que veían a los demás niños del coro entonando una canción que conocía muy bien de mis tiempos de niñez.Pasando desapercibido me senté en la última fila y esperé a que terminara mientras disfrutaba de las suaves voces.Cuando acabó, la mujer que ocupaba últimamente mis pensamientos apareció delante con una sonrisa tensa y una tableta en su mano.Y al notar que varios hombres frente a mí se enderezaban entendí fácilmente que algunos de ellos no estaban aquí precisamente para hacer negocios. Estaban aquí por la decidida mujer e
Kadet KravecQue la señorita Wolsky guardara silencio era algo que no creí que vería. Se veía tan perdida, como si las palabras no fueran conocidas para ella y sonreí mientras la arrastraba lejos de la multitud.Aparentemente había encontrado algo que esta mujer no podía dominar y era algo tan simple como los avances de un hombre hacia ella.No parecía ser del tipo de mujer insegura, por lo que no creí que esa fuera la razón por la que no supo reaccionar a la clara insinuación del hombre del que la alejé hacía a penas unos minutos.—¿Te dicen que les interesas y te quedas muda?Su ceño se frunció y en cuanto me alejé de ella pareció recuperar la compostura, al menos un poco, porque sus ojos seguían algo perdidos y su cuerpecito temblaba.—No estoy acostumbrada a estar cerca de hombres —admitió.—¿No has tenido novio? —ella frunció el ceño y noté que miraba hacia otro lugar para no tener que verme.Comencé a reír sin poder evitarlo y ella no se vio muy alegre de que estuviera burlándom
Él había aceptado. No podía creer ni por un segundo que Kadet Kravec había aceptado entrar en el juego que le había planteado, no, más bien no solo entró, sino que también había decidido jugarlo.Y poner sus propias jodidas reglas.Era un reto. Duplicar las donaciones no sería fácil y mi puesto estaba en riesgo en el proceso, pero había mucho más en juego que solo mi puesto.Más niños podrían ser amparados por la gracia de su dinero y tendría el tercer nivel que tanto había rogado para tener.Pero las posibilidades eran infinitas ahora que tenía el visto bueno para hacer lo que realmente quería con este lugar.No había pasado desapercibido para mí la forma en la que los hombres comenzaron a observarlo, lo estaban merodeando como buitres a su presa, pero claramente él se mantenía alejado para no verse inmiscuido en sus intenciones.Eso era algo tan ventajoso, tenerlo a él del lado bueno de la campaña. Podría atraer a todos estos hombres y lograrme lo que me había propuesto.En cuanto t
Kadet KravecUn jodido desayuno hoy domingo.Había recibido un mensaje de la señorita Wolsky en dónde me avisaba que necesitaría mi famosa y poderosa cara para comenzar con sus planes. Y me necesitaba a las nueve de la mañana en el orfanato.Ciertamente amaba a esos niños como para ocupar sus días libres en cosas como estas. Y no es que no tuviera algo de compasión por esos pequeños, pero ya hacía suficiente los días de semana como para también darle mis domingos.Por ello tendría algo de diversión ese día, pues ya que íbamos a jugar sería mejor que empezara a colocar mis piezas de juego sobre la mesa.Al llegar me la encontré sentada en los escalones de la entrada mirando hacia la acera. Su mirada se levantó cuando mi deportivo se estacionó frente a ella y en cuanto salí, supe por qué me estaba esperando, pues un flash fue lanzado directo hacia mi cara y mi ceño fruncido fue lo que probablemente fotografió mientras salía de mi auto y me acercaba a la mujer.—Olvidé decirte que invité
Me había pasado toda la tarde enviándole mensajes al señor Kravec desde que salió de mi oficina. Se fue azotando la puerta y sacándome de mi estupefacción y para cuando pude recomponerme ya podía escuchar su auto acelerando por la calle a todo galope. Le escribí una y otra vez y lo llamé para cancelar, pero los mensajes ni siquiera llegaban confirmándome que su teléfono estaba apagado. Y cuando llamé a Mónica para contarle lo que estaba sucediendo terminó guardando silencio y luego diciéndome que debía ir. Si él me había invitado probablemente era para estrechar lazos ya que estábamos trabajando junto de alguna manera. Pero eran todas patrañas. Él había visto como había reaccionado en la tarde benéfica del otro día, él sabía que terminaba ida cuando la presencia masculina y dominante de alguien me envolvía de esa forma. Podía estar con hombres y frente a ella cuando se mantenían profesionales, pero no cuando invadían mi espacio personal y me hacían propuestas que podrían resultar in
Estefanía WolskyMis manos se restregaban nerviosamente una a la otra mientras el auto estacionaba frente a uno de los clubes con más renombre en la ciudad.Lo conocía por pláticas al azar en el bus, porque más de una vez escuché a Tiara hablando de ellos con la cocinera o porque Mónica me hizo ver las fotos de su página de Instagram.Pero nunca, absolutamente nunca creí que terminaría frente a este lugar siento tomada de la mano por Kadet Kravec.El hombre a mi lado le tendió las llaves del auto para que lo llevaran al estacionamiento de forma segura.Mientras entrabamos Kadet cambió su agarre de mi mano para llevar su palma abierta hacia mi espalda baja desnuda y un escalofrío me estremeció por completo.Al entrar el lugar estaba abarrotado y no pasó desapercibida para mí la fila en la puerta que se extendía hasta probablemente la esquina.La música era atronadora, pero la esencia oscura del lugar te envolvía desde el instante en el que ponías un pie dentro del lugar.La energía cre