Kadet KravecNo había ninguna razón para que me encontrara aquí, afuera de una capilla dentro del orfanato High House. Había llegado tarde, por supuesto, pues quien me recibió no fue la anfitriona de esta tarde benéfica, sino más bien alguien del personal que me guio hasta aquí tras confirmar mi invitación al evento.Al menos cincuenta personas estaban dispersas por toda la capilla ocupando un muy pequeño espacio detrás de todos los niños sentados en el frente y que veían a los demás niños del coro entonando una canción que conocía muy bien de mis tiempos de niñez.Pasando desapercibido me senté en la última fila y esperé a que terminara mientras disfrutaba de las suaves voces.Cuando acabó, la mujer que ocupaba últimamente mis pensamientos apareció delante con una sonrisa tensa y una tableta en su mano.Y al notar que varios hombres frente a mí se enderezaban entendí fácilmente que algunos de ellos no estaban aquí precisamente para hacer negocios. Estaban aquí por la decidida mujer e
Kadet KravecQue la señorita Wolsky guardara silencio era algo que no creí que vería. Se veía tan perdida, como si las palabras no fueran conocidas para ella y sonreí mientras la arrastraba lejos de la multitud.Aparentemente había encontrado algo que esta mujer no podía dominar y era algo tan simple como los avances de un hombre hacia ella.No parecía ser del tipo de mujer insegura, por lo que no creí que esa fuera la razón por la que no supo reaccionar a la clara insinuación del hombre del que la alejé hacía a penas unos minutos.—¿Te dicen que les interesas y te quedas muda?Su ceño se frunció y en cuanto me alejé de ella pareció recuperar la compostura, al menos un poco, porque sus ojos seguían algo perdidos y su cuerpecito temblaba.—No estoy acostumbrada a estar cerca de hombres —admitió.—¿No has tenido novio? —ella frunció el ceño y noté que miraba hacia otro lugar para no tener que verme.Comencé a reír sin poder evitarlo y ella no se vio muy alegre de que estuviera burlándom
Él había aceptado. No podía creer ni por un segundo que Kadet Kravec había aceptado entrar en el juego que le había planteado, no, más bien no solo entró, sino que también había decidido jugarlo.Y poner sus propias jodidas reglas.Era un reto. Duplicar las donaciones no sería fácil y mi puesto estaba en riesgo en el proceso, pero había mucho más en juego que solo mi puesto.Más niños podrían ser amparados por la gracia de su dinero y tendría el tercer nivel que tanto había rogado para tener.Pero las posibilidades eran infinitas ahora que tenía el visto bueno para hacer lo que realmente quería con este lugar.No había pasado desapercibido para mí la forma en la que los hombres comenzaron a observarlo, lo estaban merodeando como buitres a su presa, pero claramente él se mantenía alejado para no verse inmiscuido en sus intenciones.Eso era algo tan ventajoso, tenerlo a él del lado bueno de la campaña. Podría atraer a todos estos hombres y lograrme lo que me había propuesto.En cuanto t
Kadet KravecUn jodido desayuno hoy domingo.Había recibido un mensaje de la señorita Wolsky en dónde me avisaba que necesitaría mi famosa y poderosa cara para comenzar con sus planes. Y me necesitaba a las nueve de la mañana en el orfanato.Ciertamente amaba a esos niños como para ocupar sus días libres en cosas como estas. Y no es que no tuviera algo de compasión por esos pequeños, pero ya hacía suficiente los días de semana como para también darle mis domingos.Por ello tendría algo de diversión ese día, pues ya que íbamos a jugar sería mejor que empezara a colocar mis piezas de juego sobre la mesa.Al llegar me la encontré sentada en los escalones de la entrada mirando hacia la acera. Su mirada se levantó cuando mi deportivo se estacionó frente a ella y en cuanto salí, supe por qué me estaba esperando, pues un flash fue lanzado directo hacia mi cara y mi ceño fruncido fue lo que probablemente fotografió mientras salía de mi auto y me acercaba a la mujer.—Olvidé decirte que invité
Me había pasado toda la tarde enviándole mensajes al señor Kravec desde que salió de mi oficina. Se fue azotando la puerta y sacándome de mi estupefacción y para cuando pude recomponerme ya podía escuchar su auto acelerando por la calle a todo galope. Le escribí una y otra vez y lo llamé para cancelar, pero los mensajes ni siquiera llegaban confirmándome que su teléfono estaba apagado. Y cuando llamé a Mónica para contarle lo que estaba sucediendo terminó guardando silencio y luego diciéndome que debía ir. Si él me había invitado probablemente era para estrechar lazos ya que estábamos trabajando junto de alguna manera. Pero eran todas patrañas. Él había visto como había reaccionado en la tarde benéfica del otro día, él sabía que terminaba ida cuando la presencia masculina y dominante de alguien me envolvía de esa forma. Podía estar con hombres y frente a ella cuando se mantenían profesionales, pero no cuando invadían mi espacio personal y me hacían propuestas que podrían resultar in
Estefanía WolskyMis manos se restregaban nerviosamente una a la otra mientras el auto estacionaba frente a uno de los clubes con más renombre en la ciudad.Lo conocía por pláticas al azar en el bus, porque más de una vez escuché a Tiara hablando de ellos con la cocinera o porque Mónica me hizo ver las fotos de su página de Instagram.Pero nunca, absolutamente nunca creí que terminaría frente a este lugar siento tomada de la mano por Kadet Kravec.El hombre a mi lado le tendió las llaves del auto para que lo llevaran al estacionamiento de forma segura.Mientras entrabamos Kadet cambió su agarre de mi mano para llevar su palma abierta hacia mi espalda baja desnuda y un escalofrío me estremeció por completo.Al entrar el lugar estaba abarrotado y no pasó desapercibida para mí la fila en la puerta que se extendía hasta probablemente la esquina.La música era atronadora, pero la esencia oscura del lugar te envolvía desde el instante en el que ponías un pie dentro del lugar.La energía cre
Kadet KravecCuando Fany salió de su edifico con el corto vestido negro y con las piernas totalmente expuestas mostrando su curvilínea figura solo quise meterla en mi auto y llevarla a mi casa y no precisamente para dialogar.Quería hacer con ella mucho más que solo llevarla a bailar en esos momentos.Jesucristo, la mujer era una belleza y una tentación peor de lo que había creído.Desde el momento en que se subió a mi auto parecía un cervatillo asustado y fuera de lugar. Pero cuando llegamos al club eso se duplicó y estaba más tiesa que un palo sentada en aquel enorme sofá que parecía tragársela, pero su piel hacía que fueran visible a cualquier ojo gracias a su tez clara.La opción más viable para sacarla de su base era el alcohol y aunque eso no me permitiría follarla esa noche si lo llegaba a desear, prefería que disfrutara la noche a que la pasara mal y luego la empujara a su lujuria para ver que tan lejos podría llegar.Claramente había funcionado, porque la mujer se movía alred
Estefanía Wolsky.Prometo cuidar de ti si me lo permites.¿Qué demonios significaba eso?Bien, debo admitir que era un cero a la izquierda con los hombres. Había tenido muy pocos encuentros con ellos, escasos hasta cierto punto, pues en la universidad solo dos tipos se acercaron a mí y estaba demasiado concentrada en terminar la universidad y salir adelante como para prestarles la suficiente atención.Con los niños del orfanato nunca pasó nada cuando éramos adolescentes porque se suponía que nos veíamos como hermanos y luego de graduarme y comenzar a trabajar en el orfanato estos ocuparon todo mi día.Eran pocos los fines de semana en los que salía con Mónica algún sitio y la mayoría de las veces era estresante.Y el único hombre que llegó a interesarme estaba colado por mi amiga, así que, sí, era un cero a la izquierda con los hombres.Por eso mientras Kadet me tocaba y me decía todas esas cosas simplemente no sabía que pensar. Y el que me mantuviera cerca de él aun cuando mi mente e