Estefanía Wolsky.Prometo cuidar de ti si me lo permites.¿Qué demonios significaba eso?Bien, debo admitir que era un cero a la izquierda con los hombres. Había tenido muy pocos encuentros con ellos, escasos hasta cierto punto, pues en la universidad solo dos tipos se acercaron a mí y estaba demasiado concentrada en terminar la universidad y salir adelante como para prestarles la suficiente atención.Con los niños del orfanato nunca pasó nada cuando éramos adolescentes porque se suponía que nos veíamos como hermanos y luego de graduarme y comenzar a trabajar en el orfanato estos ocuparon todo mi día.Eran pocos los fines de semana en los que salía con Mónica algún sitio y la mayoría de las veces era estresante.Y el único hombre que llegó a interesarme estaba colado por mi amiga, así que, sí, era un cero a la izquierda con los hombres.Por eso mientras Kadet me tocaba y me decía todas esas cosas simplemente no sabía que pensar. Y el que me mantuviera cerca de él aun cuando mi mente e
Kadet KravecAl llegar a casa me di una larga ducha tratando de aliviar el dolor en mi cuerpo por haber regresado a casa sin un coño en el cual enterrarme profundamente. Y al final no funcionó, por lo que terminé envolviendo mi mano alrededor de mi dura erección y me masturbé pensando en la mujer que me había enviado al colapso en el tiempo de una noche.Aun podía recordar el olor de su cuerpo y la suavidad de su piel y eso me envió al clímax en cuestión de minutos como si fuera un puberto necesitado.Jesucristo, esa mujer me había dejado mal y no podía culpar al alcohol porque no había bebido lo suficiente prometiendo que cuidaría de ella tras que me dio su confianza como para beber de más estando bajo mi cuidado.Al final de la noche la dejé en su puerta y me aseguré de que estaría bien. Luego me di la vuelta y me fui a casa solo aun cuando quería pedirle que viniera conmigo. Que realmente necesitaría su compañía esa noche.Por eso estaba tan frustrado, la quería más de lo que me ha
Estefanía WolskyLe había preguntado a Mónica que significaba: Prometo cuidar de ti si me lo permites.Y sus respuestas claramente fueron muy variadas y creativas y cada una me dejó más fuera de lugar que la otra.La primera había sido en el ámbito de lo sexual. Me dijo que había podido dejar en claro que quería follarme bonito y a la vez duro y que cuidaría de mí en todo el proceso. Eso terminó haciendo que me sonrojara como una puberta y ella se rio en todo el proceso mientras yo trataba de recuperar la compostura.Su segunda opción había sido en lo romántico. Que él cuidaría de mí si llegaba a entregarle no solo mi cuerpo, sino también mi corazón. Y aunque ambas opciones me agradaron, no quería hacerme ilusiones y mucho menos lanzarme a algo desconocido sin saber lo que me esperaba del otro lado del abismo.Ella había preguntado con quien había tenido esa conversación y aunque claramente lo había supuesto se tomó la molestia de cuestionarlo y me vi obligada a responder con la verda
Estefanía WolskyLa última vez que le respondí al señor Kravec un mensaje fue el día siguiente después de nuestra salida nocturna. Esta vez era él quien me escribía repetidamente y yo no le respondía. A los siguientes dos días él dejó de escribirme y ninguno de los dos nos escribíamos.Y creyendo que el juego había terminado me dediqué de en lleno a mi vida laboral olvidando que había pasado el mejor domingo de mi vida en años. Porque por primera vez salí de casa y disfruté cada segundo fuera aun cuando estaba nerviosa hasta la médula.Cada día recordaba nuestras interacciones y la melancolía me envolvía como si se tratara de una ruptura amorosa.Que no lo era en ningún caso pero mi mente jugaba una mala pasada conmigo y me empujaba sentirme de esa forma.Y aunque mi autoestima siempre se había mantenido estable porque nunca había sentido la necesidad de impresionar a nadie, de alguna forma me pregunté qué me hacía falta para ser del tipo de mujer por el que el señor Kravec se intere
Todo iba bien hasta que lo vi a él descender de su deportivo. Su traje negro completo estaba impecable y su cabello estaba perfectamente peinado. Su rostro estaba serio mientras se dirigía a la alfombra y noté como los reporteros se salían de control tomándole fotos y haciéndole preguntas que él simplemente no respondía. Y cuando les dio sus debidos dos minutos para fotos continuó hacia dónde me encontraba yo dándole la bienvenida a los invitados. Que el señor me amparara, porque la mirada que el hombre me estaba dando me dejó plasmada en mi lugar. Era la de un depredador acechando a su presa y aparentemente esa era yo. —Buenas noches, señorita Wolsky. —Buenas noches, señor Kravec. —¿Su móvil se ha dañado? Porque de no ser así es un poco mal educado el que no haya respondido a mis mensajes. —Oh, ¿ya sabe lo que se siente? —una sonrisa bailó en sus labios antes de que desapareciera de la misma forma en la que apareció. —Vaya, la venganza es dulce ¿no es así? —me encogí de hombros
Kadet KravecMe había mantenido alejada de la belleza de pelo castaño porque necesitaba tiempo para mí mismo para analizar la necesidad insana que estaba creando por ella.Pero cuando entré en el lugar y la vi con ese glorioso vestido negro y esos tacones negros de tiras que se enrollaban alrededor de sus piernas estilizadas, no pude evitar pensarla con esas piernas envueltas alrededor de mi cintura o sobre mis hombros mientras conducía mi miembro dentro de ella una y otra vez.Tenía la esperanza de que nos sentáramos juntos, pero cuando di mi nombre y me guiaron a una mesa en el centro totalmente alejada de ella simplemente lo perdí. Me puse de pie y busqué su mesa e hice lo que tenía que hacer para permanecer a su lado durante toda la noche.Sabía que todos los presentes en la mesa estaban escuchando nuestra conversación, pero no me importaba en lo más mínimo, de todas formas, cuando la declarara mía públicamente nadie tendría dudas de ello.Sí, había tenido suficiente tiempo para s
Estefanía WolskyKadet conducía a través de la lluvia con cuidado. Mis ojos se movían a través de la bruma de la lluvia tratando de localizar en dónde estábamos, pero no se podía ver nada, lo que terminó dando paso a que Kadet estacionara el auto en la orilla.La tensión entre ambos era palpable, crepitaba como un fuego recién encendido y me quemaba todo el camino. Mi centro palpitaba desde el momento en el que él me tocó y me susurró al oído.Y aun no me acostumbraba a la sensación de ser tocada tan íntimamente, aunque fuera algo tan simple. Sin mencionar que nunca había sentido algo como esto.Por lo general solo sentía una leve chispa, más que nada confort cuando llegué a besar a algunos de mis compañeros en la universidad.Pero con un simple toque de Kadet sentía que ardía en llamas y eso no era normal, era algo con lo que no sabía cómo lidiar.Mis manos se restregaban una a la otra sobre mi regazo mientras él tamborileaba sobre el volante un ritmo suave que me estaba hipnotizando
Kadet KravecSe notaba a simple vista que se encontraba muy nerviosa. Sus manos temblaban mientras la mantenía entre la mía y la llevaba de la sala hacia mi habitación.Mañana podría darle un tour por toda la casa si así lo quisiera, pero ahora quería sentirla más cerca tal y como lo había hecho en el auto.Mi miembro palpitaba como loco, desesperado por una liberación que claramente no obtendría hoy. Solo quería dedicarme a Fany. Explorar su cuerpo, sentir toda su piel expuesta, quería verla deshacerse por y para mí y eso solo lo obtendría si la tenía sobre mi cama.Algo que ni muerto le quitaba eran esos deliciosos tacones que resonaban contra el mármol negro de mi departamento. Quería su cuerpo desnudo solo con esos tacones.Cuando llegamos a mi habitación la dejé en el centro y me permití comenzar a quitarme la chaqueta y la corbata bajo su atenta mirada.Sus ojos no se perdieron detalle de lo que estaba haciendo y cuando remangué las mangas de mi camisa y desabotoné algunos boton