En cuanto me bajé del escenario pude respirar más pausadamente y aunque mi corazón latía a una velocidad atemorizante no me permití flaquear y caminé con paso seguro hacia donde lo había visto.Si bien no era la mejor decisión que había tomado en mi vida en una situación como esta-, era lo que mi corazón me pedía en ese instante, por lo que me dirigí hacia ese punto en específico, pero al llegar solo vi su espalda mientras se alejaba.Ni siquiera lo dudé cuando comencé a seguirlo a través de todo el salón hacia una de las puertas que daban hacia algún lugar que desconocía.Lo vi atravesarlas y segundos después yo estuve frente a ellas lista para cruzarlas.Dando una última mirada hacia mis espaldas para ver si nadie me veía avanzar, empujé las puertas y crucé el umbral para encontrarme con un jardín muy bien iluminado.Las luces eran blancas y bordeaban los caminos que te permitían adentrarte en cada área del enorme jardín.Lo vi de pie frente a una fuente y aprovechando que no miraba
Sin querer regresar a aquel lugar en un buen rato, tomé el móvil de mi bolso y marqué el número del señor Wolsky, era evidente que él tendría algo que me serviría y no dudaría en dármelo.Al primer tono él contestó y como siempre que lo escuchaba hablar mi voz se llenó de una calma absoluta que me hizo respirar con más normalidad.—Hola, señor Wolsky.—Cariño ¿cómo estás? ¿sucede algo? —el tono preocupado de su voz fue evidente y lo entendía, pues yo no solía llamarlo a estas horas, pocas veces lo había hecho y casi siempre había sido por una emergencia.A excepción de esta vez.—No, es que quería que me facilitara un número de teléfono si lo tenía.—¿El del señor Kravec? —cuestionó con una vocecita que no me gustaba para nada.Pues eso significaba que algo tramaba o que probablemente sabía algo que yo no y no me lo diría si le preguntaba.—Si —mi voz fue un susurro, pero estaba segura de que me había escuchado.No había ruido en el jardín, ni siquiera se escuchaba algún insecto o mur
Cuando Mónica llegó a casa me encontró sentada en el sofá esperándola. Mis dedos se restregaban unos a los otros mientras la veía soltar sus cosas en la esquina de la casa y cuando se giró en mi dirección dio respingo al notar que estaba ahí.—Mujer de dios, me has dado un susto de muerte.Ella llevó su mano hacia su pecho.—Tienes suerte de que no ande armada ¿te imaginas si te hubiese disparado? —mi ceño se frunció ante sus palabras.—No puedes ser tan despistada como para dispararme así por así por estar sentada en tu sofá ¿Algo sucede? —ella negó lentamente, pero la verdad que es que no le creí. Por lo general si ella quería hablar a cerca de algo lo hacía, así que supuse que no quería entrar en ese tema de conversación.—Bueno, cuéntame cómo te fue en esa pomposa cena —con una sonrisa se lanzó al sofá junto a mí y me sonrió abiertamente mientras esperaba a que hablara.—Resulta que me he enterado de quién es el benefactor anónimo del orfanato y me lo he encontrado en la cena de h
Aprovechando que lo tenía en la mente me incliné hacia la mesita de noche y tomé mi teléfono celular para escribirle un mensaje de buenos días y debajo me atreví a colocarle:Ya verá que soy un hueso más duro de roer.Y tras eso dejé el móvil en su lugar y salí de la habitación para encontrarme a Mónica tomando un café. Agradecí el olor que invadía la cocina y me serví una taza para despertarme del todo.Era domingo, pero yo tenía demasiado trabajo que hacer y planes que comenzar a crear para poder llevar a cabo mi misión y completarla con éxito.Mientras trabajaba, Mónica se dedicó a contarme su noche anterior y se tomó la libertad de contarme que se encontró a su ex y que se la había cogido en el baño del club. Y a eso sumémosle que Elliot se le confesó después de eso y ella fue muy clara al decirle que no le interesaba el sexo masculino en ningún sentido.Sabía de los sentimientos de Elliot, pues no había que ser un genio para notarlo, pero preferí no inmiscuirme en ese asunto cuan
Mi cabeza estaba vuelta un etcétera. Tenía tantas cosas encima que no sabía como había hecho para salir adelante.Había decidido hacer la tarde benéfica el sábado de esa misma semana y no tenía nada listo. Pero al siguiente día de haber mandado las invitaciones comenzaron a llegarme correo de las personas que había invitado alegando que ofrecerían ciertas cosas para que la celebración se llevar a cabo.Así que ya tenía el bufete de ese día y los encargados de servir, ya tenía las bebidas, las mesas y los asientos y la decoración.Había sido un alivio, porque aunque tendría muchos beneficios iba a tener que usar del presupuesto actual para pagar todas esas cosas y ahora resultaba que la tarde benéfica también saldría por parte de ellos.Y eso me hizo replantearme muchas cosas.Muchos de ellos fueron voluntarios, muchos de ellos daban el dinero que se habían ganado a causas nobles como estas y claramente había juzgado a muchos de ellos mal.Era difícil desprenderse de las cosas que tení
Otto Overman era un excelente contable. Me agradaba como personas y como empleado porque cumplía con su trabajo, pero de vez en cuando se tomaba su tiempo para jugar con los niños bajo supervisión de Tiara.Pero no iba a dejarme engañar. Desde el momento en el que él entró al orfanato las arpías Stella y Alice habían dejado de enviar sus correos continuos y sus visitas una vez a la semana de forma fugaz se habían detenido.No iba a engañarme diciéndome que era por mi excelente trabajo, porque el señor Wolsky era excelente en lo que hacía y las arpías de igual forma invadían este lugar cada vez que se les daba la gana, por eso no me fiaba totalmente de él.Se había mantenido pensando en los puntos lentos para invertir y me había estado dando ideas, pero yo claramente esta en otra línea.Todo el dinero que sobrara y se recaudara iría directamente al tercer piso, por eso había ido a varias constructoras para que me hicieran presupuestos y una de ellas me había ofrecido un descuento en ma
Kadet KravecNo había ninguna razón para que me encontrara aquí, afuera de una capilla dentro del orfanato High House. Había llegado tarde, por supuesto, pues quien me recibió no fue la anfitriona de esta tarde benéfica, sino más bien alguien del personal que me guio hasta aquí tras confirmar mi invitación al evento.Al menos cincuenta personas estaban dispersas por toda la capilla ocupando un muy pequeño espacio detrás de todos los niños sentados en el frente y que veían a los demás niños del coro entonando una canción que conocía muy bien de mis tiempos de niñez.Pasando desapercibido me senté en la última fila y esperé a que terminara mientras disfrutaba de las suaves voces.Cuando acabó, la mujer que ocupaba últimamente mis pensamientos apareció delante con una sonrisa tensa y una tableta en su mano.Y al notar que varios hombres frente a mí se enderezaban entendí fácilmente que algunos de ellos no estaban aquí precisamente para hacer negocios. Estaban aquí por la decidida mujer e
Kadet KravecQue la señorita Wolsky guardara silencio era algo que no creí que vería. Se veía tan perdida, como si las palabras no fueran conocidas para ella y sonreí mientras la arrastraba lejos de la multitud.Aparentemente había encontrado algo que esta mujer no podía dominar y era algo tan simple como los avances de un hombre hacia ella.No parecía ser del tipo de mujer insegura, por lo que no creí que esa fuera la razón por la que no supo reaccionar a la clara insinuación del hombre del que la alejé hacía a penas unos minutos.—¿Te dicen que les interesas y te quedas muda?Su ceño se frunció y en cuanto me alejé de ella pareció recuperar la compostura, al menos un poco, porque sus ojos seguían algo perdidos y su cuerpecito temblaba.—No estoy acostumbrada a estar cerca de hombres —admitió.—¿No has tenido novio? —ella frunció el ceño y noté que miraba hacia otro lugar para no tener que verme.Comencé a reír sin poder evitarlo y ella no se vio muy alegre de que estuviera burlándom