Salió, los portones estaban firmemente cerrados. Desde la distancia se notaba el brillo de la cerradura al ser tocada por un rayo de sol. Ya no tenía las marcas viejas de antes. Ni las finas líneas de oxido. Había sido suplantada por una nueva. Cruzó al sendero que dirigía a su habitación. Entró a su cuarto y se sentó a la mesa; de esa manera pasó todo su tiempo libre.
Los días pasaron y como había prometido, Ethan lo visitó cada noche. Cuando oscureció, se levantó de la mesa. Salió al pórtico y se sentó en medio. Había colocado una alfombra para ser más cómoda su estadía. Una sombra negra cruzó la oscuridad. Cayó frente al muro, antes de levantarse erguido. Caminó a la habitación; mientras Teo mostraba una sonrisa amplia - has mejorado en
Al despertar, la luz entraba por el fino material de la puerta. Tenía puesta la misma ropa; sin embargo, estaba descalzo. La sábana le cubría hasta el cuello y un ligero cosquilleo se dispersaba en su frente. Subió la mano para tocarse el lugar. Confuso, en el fondo presentía que esa sensación era algo que olvidó entre el sueño.Se levantó, se bañó y fue a desayunar. Todo el tiempo se quedó perdido en sus pensamientos; de tal manera que se quedó con los cubiertos en la mano cuando ya se había acabado los alimentos. Mirando el plato, como si esperaba que la comida apareciera por arte de magia. Una voz susurraba, siendo parte de su sueño, hasta que…-Teodoro - la voz gruesa y fuerte de su padre lo sacó de sus pensamientos.
Seguido, Javier se paró con él - con mucho gusto - mantuvo la sonrisa sin dudar un segundo.Su padre se acercó; pero Teo se negó a soltar el brazo. Entonces, tuvo que subir acompañando al doctor. Después de que ellos pasaran, los siguió con su madre - has subido de peso - comentó de pronto.Teo la miró, avergonzado - no lo creo, estoy igual.Los grandes ojos dorados lo miraban desde abajo, enmarcados por largas pestañas. Se sujetó más fuerte - tienes el brazo más grande, además has estado comiendo mucho últimamente.Su padre, quien caminaba adelante, giró ligeramente la cara - se nota en la cara, está más redonda ahora - El doctor volteó
-Hasta mañana - respondió, su voz desapareció con ella en la esquina de la habitación.El viento movía los papeles en su mano. Al regresar la vista al suelo, las hojas apiladas estaban a punto de salir volando. El bolígrafo se movió, pendiendo de una esquina. Se apresuró a poner la mano encima y componer el lapicero. Luego, se sentó. Las hojas revueltas se habían desordenado; así que se tomó un tiempo para arreglarlas. De pronto, un sonido se escuchó desde la orilla contraria. Alerta, levantó la vista.Tras la pared del baño, Ethan se acercaba con zancadas largas - me has sorprendido - sonrió, dejando de caminar con cautela llegó más rápido.-¿por qué estabas ahí? - l
La noche se profundizó y Ethan tuvo que marcharse. Teo se acurrucó en la cama, sacando sólo la cabeza. Apretando entre sus manos la orilla de la manta. Al final no dio una respuesta. Su lengua se había trabado. Como si tuviera un candado que no le permitía pasar de la primera palabra. Después de varios intentos, Ethan no pudo aguantar la risa y lo dejó pasar.-Relájate, no respondas de inmediato - le dijo.El resto del tiempo se mantuvo en silencio; debido a que cualquier cosa que quisiera decir se quedaba en su lengua. La vergüenza lo inundaba con sólo pensar en la cara de Ethan. Buscó tranquilidad para su corazón; sin embargo, lo único que consiguió fue quedar más alterado. Sus ojos estaban bien abiertos. El sueño huyó por el retumbar de su pecho. Sus
-Soy yo - confirmó. Miró a los lados antes de hablar más recio - es una emergencia, necesito tu ayuda - aún no estaba seguro si podía haber alguien siguiéndole, esperando para atacar.Al escucharlo, los ojos de Edgar se terminaron de abrir - Espera - desapareció de pronto. Temeroso, Teo se acercó; en tanto se mantenía alerta del entorno. Un momento después, la puerta se abrió - pasa, ¿qué pasó? - preguntó al mismo tiempo. Estaba medio vestido y sin zapatos.-Mi padre desapareció - se introdujo en la sala - necesito tu ayuda. ¿Tú sabes la dirección de Marcelo?.La boca de Edgar colgó antes de decir - No lo sé - parecía que aún no había despertado bien - p
La brisa paró al amanecer. Mojando el árbol del patio. A través de sus hojas, una gota se deslizó cayendo hacia abajo, pasando de rama en rama. De pronto, el árbol se agitó levemente haciendo que la gota se desviara del camino, dirigiéndose al suelo; sin embargo, su trayectoria fue bloqueado y en cambio, cayó sobre una cabeza cubierta por cabellos húmedos.El joven chico sostenía, entre sus manos, un libro. Protegiéndolo de la brisa con su cabeza agachada. Al sentir la gota deslizarse por su cabello, se sacudió, mandando un ciento de gotas a volar alrededor. Estaba tan concentrado en la lectura que no fue consciente del tiempo hasta que amaneció. Estuvo haciendo huelga desde la noche anterior; así que no entró a casa a pesar del clima húmedo y se distrajo por completo cuando empezó su nuevo libro.-Teo - una voz suave lo llamó desde un lado.Por costumbre, siempre respondió a su llamado - ¿Sí?.Desde las orillas del patio, su madre lo llamó - Ven a desayunar.Sin pensarlo dos veces, r
Corrió emocionado hasta que encontró a la gente agrupada en la calle. El sudor se acumuló en su frente, no sólo por el ejercicio; sino que también por los nervios que lo invadían. Paró justo antes de introducirse en la multitud, asesando. Algunas personas tenían caras conocidas, vistas en reuniones algunas veces. De repente, escuchó - ¿Teodoro? - sus ojos se abrieron, buscando el sonido.-Ah, es cierto, es él - por un lado, dos personas salieron de entre la multitud - ¿no es un milagro o será una alucinación? - uno de ellos bromeó.-Oh, chicos - Teo los saludó.Se acercaron uno a cada lado y los dos pusieron una mano en sus hombros - No te has escapado de casa, ¿verdad? - con pesadez, recibió las palmadas de los dos chicos que tenían una gran sonrisa en el rostro.-Claro que no - sonrió, arreglándose la ropa - me han dado permiso de asistir a clases.-¡Qué bien! - el de la izquierda, vestido con un traje cafés, dio otra palmada - estarás en nuestro grupo.El otro, con camisa gris y pa
Los dos jóvenes se vieron entre sí, luego miraron a Teo - Mis padres me obligaron - sus voces se mezclaron, convirtiéndose en una sola. Los dos se vieron de nuevo y rieron.Teodoro se sorprendió - ¿en serio no les importa ni un poco estar aquí?.Oliver bufó - ¿para qué?, prefiero estar en la calle que aquí sentado.-Cualquier lugar es mejor que este - agregó Edgar. Después, el de ropa gris lo miró - ¿y tú por qué has venido?.-Cierto - exclamó el otro - es muy extraño que tus padres te dejen salir, ¿también te obligaron?.Teo meneó la cabeza - No, logré convencerlos para que me permitieran asistir. Quiero conocer otros lugares. Si gano el examen me dejaran ir.Los ojos de Oliver se abrieron - Oh, te irás lejos y aún así te patrocinarán el viaje - suspiró, poniendo una mano en el suelo para apoyar su peso en ella - A mi me amenazaron con que si no venía aquí, dejarían de darme dinero.Edgar colocó una mano en el hombro de Oliver, sonriendo - Realmente eres mi hermano. Mis padres me han