Karina volteó y se quedó sorprendida al verlo, pues no se lo esperaba, estaba totalmente desnudo, la toalla descansaba en su cuello, mientras exhibía el cuerpo más hermoso que había visto en su vida, sólo comparado con un fibroso equino, «Por Dios Karina», se dijo «estás loca como vas a comparar la humanidad de ese hombre con un caballo», se sonrió nerviosa.
Pero no pudo dejar de observarlo, con cada vista que le daba, sus pezones se erguían y su centró palpitaba humedeciéndola, pudo ver su miembro semi erecto, se veía inmenso y pensó si así era semi dormido, como sería despierto, sacudió su cabeza con vergüenza.
—¿Te gusta lo que ves? —La interrogó alzando sus cejas mientras se acercaba a ella.
—Pues no, no me gusta lo que veo—. R
Su descuido de un momento casi le cuesta una cornamenta, sino es por una chica cabello castaño, ojos verdes que llegó con una especie de vara a alejar el macho cabrío de él.Cuando lo alejó, le dio la mano para hacerlo subir por las varas del corral —Hola—dijo de manera coqueta.—Hola. Gracias—respondió Marino desconcertado.—Soy Laura Benítez Giménez, soy hija de Don Antonio Benítez, el fundo que colida con La Italianera por el lado Oeste.—Soy Marino Russo—. Señaló extendiendo la mano, ella se la tomó pero se quedó más tiempo sosteniéndola, él intento liberarse, pero ella se la retuvo con mayor fuerza.Karina los vio y la rabia empezó a bullir en su interior, a su parecer era él quien estaba coqueteando, lamentab
Karina salió de prisa, por lo cual no pudo ver cuando Marino alejó a Laura de él.La apartó con delicadeza y la colocó en el suelo—. Lo siento Laura, pero no puedo corresponder a esto, porque me gusta otra mujer.—¿Quién? ¿Karina?—Interrogó ella interesada.—Creo sin ánimos de ofenderte, que eso no es tu asunto—. Indicó con tranquilidad, ante la mirada sorprendida de la chica.—Entonces mejor será que regresemos, pero te advierto no soy una mujer que se por vencida rápidamente, soy bastante persistente—. Confesó Laura.Regresaron ambos montados en el caballo en silencio, pero esta vez Marino iba detrás de ella, lo que aprovechó la chica recostándose en su pecho y moviendo excesivamente su trasero sobre él.&
Al terminar de escucharlo, Karina no solo tuvo la impresión de que su corazón se rompía, sino que de inmediato las lágrimas brotaron de sus ojos, sintió rabia e impotencia al no poder controlar sus emociones frente a Marino, pero se las pagaría bien caro, no volvería a ceder ni un ápice frente a él. Pensó, alejándose de la puerta y caminando hacia el jeep para ir a buscar a Katherine, bueno también a Tara, porque así tuviese a un padre despreciable, ella amaba a esa pequeña.Martín se quedó viéndolo incrédulo, le costaba creer lo que Marino estaba diciendo.—¿Es en serio?
Marino sostenía a Karina, pero ella estaba hecha una fiera, debió hacerlo con un poco más de fuerza de lo que quería, para evitar que siguiera encarnecida golpeándolo, pero en vez de molestarse por su actitud, le causó no solo risa, sino que lo excitó su rebeldía, no pudo evitar que su pantalón se colocara en modo de carpa, debido a su erección, como ella seguía tratando de liberarse, se acercó más y apretó su cuerpo, sintiendo de inmediato la chica la rigidez de su miembro, lanzó un pequeño grito de sorpresa, mientras sentía como las terminaciones de su cuerpo reaccionaban a ese gesto, sus pulsaciones se aceleraban como una manada de caballos salvajes.
Karina sintió que sus piernas temblaban como gelatina y su cuerpo estaba ansioso por sentirlo dentro, pero no cedería, no dejaría que un hombre volviera hacerle daño, nunca más y en ese momento estaba segura de que Marino, era más peligroso que el mismo Ricardo y por ello el daño que pudiera provocarle sería mayor, no podía equivocarse nuevamente, porque no era solo ella, ahora también estaba Katherine y nunca pondría en riesgo la estabilidad de su pequeña.Marino quedó en la cocina con su pantalón abajo y una dolorosa erección, no podía creer lo que había hecho Karina, luego de que él le diera placer y ella hubiese obtenido el clímax, cuando llegó el momento de satisfacerlo, lo dejó embarcado. Sacudió la cabeza con incredulidad mientras subía y arreglaba su ropa, se dirigió a su habitación
Karina los observaba, sus labios unidos, besándose, espero por un segundo más, deseando en lo profundo de su ser que todo se tratara de un mal sueño, pero lamentablemente la realidad estaba frente a sus ojos, su primera reacción fue insultarlo, acusarlo de ser un farsante «¿Cómo se le ocurría coquetear y buscar la manera de estar con otra, cuando hacía apenas unas horas atrás, le decía que la deseaba y le suplicaba que dejara poseerla?», pero luego pensó, quien traiciona una vez nunca deja de hacerlo y esa era la naturaleza de Marino, no valía la pena, no haría escándalo, pero lo que si estaba segura de hacer, es que buscaría una forma de hacérsela pagar, eso debía darse por hecho.Deshizo el camino que había recorrido y se sumió en la cocina, era su vía de escape, mientras sentía que el peso del mundo le
Luego de salir Osmar, Marino se quedó pensativo, terminó de cocinar y sirvió un par de platos con el desayuno para su invitada y él.—Creo que hasta aquí llegaron nuestros planes—confesó Marino con preocupación—, voy a hacer lo que me ha aconsejado Osmar, total es su hermano y la conoce muy bien.—¡Lástima! Yo estaba como niño con juguete nuevo—pronunció con media sonrisa haciendo luego un puchero.
Marino no salió a donde estaba Karina, sino que tomó la puerta trasera y se fue a su habitación, entró al baño y abrió el grifo del lavamanos, pero por más que colocó sus manos en agua, no pudo sentir alivio del ardor, la picazón y lo colorado que las tenía, pero no estaba dispuesto a quedarse con esa, ella se había extralimitado con eso que le había hecho. Y con la maldad que estaba planificando, esperaba cobrarle al mismo tiempo todas sus maldades. Dejó su habitación para pedirle opinión a la cocinera, sobre el rico plato que le prepararía a la india campesina, potranca indomable como recompensa y ni siquiera la conciencia lograba remorderle.