Pov Camila
—¡No sé de que te reís, idiota! —gruño y le tiro la miga de tostada que hay sobre la isla de la cocina. Nicolás está tentado como si le hubiesen contado el mejor chiste de su vida.
—Es que de verdad te imagino en el medio de un campo y no logro entender cómo es que vas a sobrevivir ahí.
—No voy a sobrevivir una m****a. Vas a ir a buscarme, inútil.
—Guarda, porque si me tratas mal te dejo entre las vacas —él sonríe—. ¿Estás segura de que él va a dejarte ahí?
—Si, idiota. Dijo que no tenía otra opción, pero siempre hay otra opción.
—Si es un asunto mediático, ¿No te conviene quedarte al menos por un tiempo?
—No. Puedo quedarme en un hotel de lujo en la antártida, pero no en el medio del campo. ¿Qué se supone que le diga a mis seguidores?
—Prefiero eso a que me estén atosigando por todas partes. Ni siquiera vas a poder salir a ningún lado ¿Lo sabes?
—No sé que prefiero. Además me quiere m****r a una casa de campo que la cuida la hija de Mariano. ¿Te imaginás? ¡No la veo desde que tengo catorce!
—Deberías dejar de alterarte y ver esto como quizás la mejor salida que puedas ver ahora. Las cosas en los medios de comunicación no están muy bien —suspira—. Tu padre podrá contener las cosas, pero no será por mucho tiempo.
—¡No! ¡Justo vos no me podés estar diciendo esto! —me quejo—. Necesito que me vayas a buscar, no me importa lo que mi papá pueda decirme. Juro que me voy a quedar quieta, incluso no me quejo si querés prestarme tu casa en la playa.
—Camila, por favor —resopla.
—Sabes que yo no podría resistir a un lugar como ese. Solo voy a tener tierra en las manos y me saldrán cayos —hago cara de asco—. Te necesito Nicolás, somos amigos desde que dejaste los pañales, por favor.
—Está bien, pero si tu padre se entera no me hagas cargo de tus locuras. Sabes muy bien cuando se pone de esa manera.
—Puedo controlarlo, lo prometo. Solo voy a darle el gusto de que sepa que llegué el primer día, pero después me voy.
—En cualquier momento se va a enterar, no estás y todo será peor.
—Es un riesgo que estoy dispuesta a correr. No sé que es lo que me espera, pero estoy segura de que voy a estar mil veces mejor encerrada en la casa de la playa que estar ahí.
—No sé en qué me voy a meter —suspira y toma u sorbo de su café.
—No, no. Mírame y promete que vas a ir a buscarme —Nicolás casi escupe el café por reírse cuando lo agarro de la cara y tomo ambas mejillas para que me mire—. Promételo o te juro que jamás voy a ser tu amiga.
—¿Si lo prometo me vas a dejar en paz?
—Si, porque las promesas no se rompen. Promételo.
—Lo prometo ¿Si? —pone los ojos en blanco—. Voy a ir a buscarte, ahora dejame en paz y siéntate. Todavía te quedan horas de libertad y lo único que haces es estar alterada como una perra demente.
—¿Se supone que voy a estar sentada como si nada?
—¡Si! ¡No tenés otra opción que ir, entonces cálmate!
—Estás loco —murmuro.
—¿A qué hora venían a buscarte?
—Me quedan dos horas —digo lloriqueando—. No quiero ir, Nico.
—No empieces otra vez, por favor —suplica
—Encima papá quiere que vayas a la empresa —él arruga la nariz
—¿Yo? ¿Como para qué?
—No lo sé. Dijo que quería hablar con vos y no sé que más —suspiro—. Quizás te dé un sermón también.
—No hice nada, literal. Así que estoy tranquilo, quizás quiere hablar sobre algún negocio.
—Me importa una m****a. Lo único importante es que te quiero allí en la noche.
—Vamos a tomar un helado, será el último en algunos meses —dice riendo
Mi amigo parecía tan tranquilo mientras mi mundo se desmoronaba. No puedo entender como es que él pretende que al menos pase unas horas ahí y juro que intento pensar en que quizás puede haber algo bueno, pero estoy segura de que ni siquiera valdrá la pena el viaje.
No me veo para nada caminando por el pasto, viendo animales yendo de aquí para allá y teniendo esa vida. Esto no era para mi, jamás lo fue y por alguna razón vivo en la ciudad. No hay forma de que aguante meses, ni siquiera una semana, por eso tuve que recurrir a que mi mejor amigo me buscara, aunque mi padre se enoje luego.
Denise ni siquiera entendió una m****a cuando se levantó, ella seguía tan borracha que lo único que pude hacer es decirle al chofer que la deje en su departamento y que se vaya a descansar. Nicolás tuvo que irse también porque su madre lo llamó por teléfono diciendo de que tenía que resolver un asunto en casa, por lo que fue inevitable quedarme sola al momento en el que me iría.
Algunos amigos me dijeron de que estuvieron preguntando por mi los periodistas, pero ni siquiera les respondí los mensajes, ya estaba estresada por lo que pasaría a continuación. Max me bloqueó de w******p y no sé si reír o llorar, ese hijo de puta era una m****a.
Sabía desde un principio que no tenía que ir a la fiesta, pero parece que la vida me odia y quiere ponerme a prueba cada vez. Lo más gracioso de todo esto es que jamás me dolió lo que hizo Max, su infidelidad solo me importó porque dañó mi ego y mi imagen, pero ya no soportaba a ese pendejo.
Estuvimos juntos los últimos meses, pero últimamente estaba tan aburrida de él que intentaba mentalizarme de que no era así, pero eso fue inevitable. Ni siquiera puedo decir de que el idiota era alucinante en el sexo, era tan común como cualquier otro y no valía ni una sola lágrima, por lo que fue olvidado apenas comencé a recordar.
Mi momento llegó y no tuve otro remedio que subir a la camioneta cuando el chofer llegó. Mi padre vino a despedirme desde su auto personal y solo podía pensar de que en unas horas debería estar en la cas en la playa de Nicolás.
No tiene sentido viajar tanto kilómetros solo para hacer un acting, pero como sea, ya estaba ahí y no había forma de hacerle entender el chofer de que podía dejarme en otro lado en cualquier momento porque papá no estaba a vigilando.
Por suerte tenía una reunión, por lo que no tuve que fingir una estúpida conversación con nadie y me mantuve en silencio.
Solo unas horas, aguanta solo unas horas.
Veía por la ventanilla cómo los árboles ocupaban la mayor parte del paisaje. Mi mandíbula se apretaba aún más a medida que los kilómetros pasaban y mis ganas de volver corriendo a mi departamento se hacían aún más grandes.
No entiendo cómo pude haber viajado por tantas horas cuando pude tomar un avión privado e ir hasta allá. Mí padre cada día me sorprende más.
—¿Emocionada por llegar? —pregunta Cristian a través del espejo
—¿Él no te lo dijo? —cuestiono
—¿Decirme qué?
—Esto es un castigo, Cristian. Prácticamente estoy obligada a venir, este lugar es una m****a.
—Bueno señorita, al menos piense que quizás pueda encontrar un poco de tranquilidad fuera de la ciudad.
—Ese es el problema. Me gusta la ciudad, la gente. Acá no habrá nada, solo seré yo y esa mujer que ni siquiera conozco —suspiro—. Esto es agobiante y ni siquiera puedo pedirte que me lleves de vuelta.
—No puedo hacerlo —él se disculpa con la mirada.
—Lo imaginé —murmuro
Suspiré audiblemente cuando la camioneta se estacionó frente a una enorme casa de dos pisos. Mis ojos recorrieron el frente de piedras blancas, las aberturas de madera y hierro forjado, además de notar que el terreno era muy extenso, incluso no podía ver el final de la propiedad y seguramente eso que tenía a la vista no era todo.
Vi casas y mansiones más espectaculares que esto, pero al menos no se veía tan mal. Puedo aguantar algunas horas en esta casa, al menos el tiempo suficiente para convencer a papá o para que Nicolás venga por mí.
Necesito repetirlo en mí mente y convencerme, después de todo lo puede ser tan malo.
El claxon sonó, iluminando la puerta principal y a los minutos salió una chica vestida con una bata de dormir, mientras sonreía de costado y saludaba al chófer.
Esperé dentro de la camioneta, cruzaba de brazos mientras los miraba con el ceño fruncido.
¿Esa era Lourdes?
Recuerdo haber conocido a la hija de Mariano, el mejor amigo de mi padre, pero estaba segura de que la última vez que me la había encontrado había sido al menos hace diez años atrás.
Ni siquiera recordaba su cara, ni su cabello y mucho menos su voz, pero tenía que soportarla por al menos tres meses, pero supongo que con una casa tan grande, ni siquiera me la cruzaría. Quizás pueda atrincherarme en un cuarto que tenga baño propio y todo estaría perfecto para mi.
Aunque esperaba que Nicolás pueda venir, se supone que él tenía que lograrlo y sacarme de acá antes que amanezca. Ni siquiera tengo idea de porqué estoy considerando estar ese tiempo en este mugroso lugar, pero aún no hay nada concreto.
Cristian, mi chofer personal, caminó hacia mi para abrir la puerta. Veía la compasión en sus ojos pero intentó sonreírme, él me conocía bien y sabía que esto no era lo mío.
—La señorita dice que puede pasar a la sala, le llevaré su equipaje.
—No me dejes acá —le supliqué— ¿No tenés algún lugar en donde me pueda esconder? ¿Un departamento?
—Lo siento, señorita —respondió torciendo su boca—. Usted sabe que no puedo hacer eso, por favor.
Cerré los ojos por un momento y di un largo suspiro, todavía me queda una opción, si.
Decidí sacar los pies de la cómoda camioneta, alisé mi falda y tomé mi bolso de mano para pararme y caminar hacia la puerta.Esto solo se debe tratar de alguna lección que él quiere darme y no va a tardar demasiado en venir por mí. No puede dejarme en este inmundo lugar, dónde seguramente no hay internet y la electricidad es eólica.
Nunca en mí vida me hizo algo tan horrible como esto y sé que quizás no tendría que haber roto todo el auto de Max, pero esto es un precio demasiado alto para pagar.
¿Este lugar por lo menos está actualizado o debo caminar siete pueblos para conseguir una señal de internet?
Me paralicé cuando una de las bucaneras se manchó de barro, mis labios se apretaron y gruñí, queriendo tomar las llaves de la camioneta y escapar en ese instante.
¿Cómo es que no habían pavimentado la entrada?
No voy a aguantar mucho en este lugar, no sé como no les da asco ver que el frente está lleno de barro y ellos salen como si nada.
Aprieto mi mandíbula cuando levanto la mirada y veo que la chica está apretando sus labios, escondiendo una sonrisa por lo que acaba de pasar. Dios mío, la detesto. Ella debería estar desesperada por servirme, pero en cambio la muy idiota está burlándose de mi. Camino hacia ella sin pensarlo y veo como sus ojos me siguen. —Buenas noches señorita, soy... —Prepárame un baño, estoy agotada. El café me gusta con tres cucharadas de azúcar y estoy hambrienta. Le extendí mi bolso a la altura de su pecho, ella me miraba sin entender, pero sonreí y abrí la puerta, de todos modos ésta era una de las propiedades de mi familia. Dejé al chofer afuera, él se tenía que en
Unas grandes puertas dobles de madera se encontraban a lo largo del pasillo, un pequeño juego de sillones se encontraba en el centro al igual que ¿Eso era una escopeta? Mis ojos se abrieron sorprendidos y sentí que sus pasos se acercaban. Mi corazón comenzó a latir erráticamente y sin dudas cientos de escenarios comenzaron a dar vueltas por allí. —Podes quedarte en este cuarto por ahora —anunció abriendo las puertas—. Tenía pensado otra habitación, quizás con un baño privado te gustará- —¿Dónde está el dormitorio principal? —Es el del medio —dijo señalando el que estaba al lado. —¿Y porque no puedo usar e
Pov Lourdes. —¿Qué es lo que te divierte tanto? No puedo evitarme reír ante lo que pasó hace un momento. Ella en serio está bastante demente como para revolcarse en el barro mientras está enojada. Es la única persona en el mundo a la que se le ocurre venir en tacones a un lugar donde sin dudas no está preparado para ello. —Ella en serio está loca—susurro mientras me siento en la mesa—. Pensó que podía tener mi habitación solo porque lo deseaba. —Lo pude notar cuando llegó y me tiró su bolso en el pecho como si fuera un burro de carga ¿Quién la crió?—hago una mueca—. Ella no se parece en nada a tu tío. —Creo que mi tío le dio demasiados caprichos, ella piensa que es l
—Te veo después tía, intenta descansar. Puedes encender el tele en la sala. —Me iré a almorzar con las chicas al bar. —Puedes usar tanto la camioneta con el jeep, cualquier cosa me llamas —besé su mejilla—. Cuídate. —Tú también amor, te veo en la noche. Me gustaba pasar tiempo con mi tía, ella era una mujer tranquila que solía ayudarme en todo o que podía. Se había mudado conmigo cuando decidí venir al pueblo, sin dudas una de las mejores decisiones hasta ahora. Una vez que terminé de lavar la vajilla que utilicé para el desayuno subí los escalones de a dos y toqué la puerta del cuarto de Camila. Sé que esto sería difícil, después de la discusión de anoche no creo que ella de el
Miro mi maleta con cierto recelo, no estoy segura de que si encontraré ropa adaptada a este lugar, no creo que mis conjuntos de diseñador valgan la pena. De todas formas necesito estar vestida y no puedo vivir en esta habitación por siempre. Reviso mi celular esperando noticias de Nicolás, él ni siquiera se reportó ayer para decirme que hoy vendría por mi, pero no perdía las esperanzas, después de todo es lo único que me queda. Entro al baño y pongo play en mi celular. Al menos almacenaba algunas canciones que eran dignas de ser reproducidas para un buen baño, dentro de lo que se podía determinar un buen baño en esta pocilga. Me coloqué un vestido de diseñador de la temporada de verano, haciendo juego con unos anteojos blancos de sol, que por el momento los tenía sobre la cabeza y u
Pov LourdesEstoy intentando tener paciencia, lo juro. Esto se está volviendo incontrolable, ni siquiera tengo idea de que seguirá.Doy un largo suspiro y miro como mí amiga se ríe de mí mal humor, no entiendo porqué le dan tanta gracia está situación.—Ya deja de reírte —pongo los ojos en blanco y provoco aún más risa en ella.—Es que no sé porque estás tan enojada con Camila. Deberías tomarte las cosas más con calma.—¡Lleva cuatro días sin ir a trabajar! ¿Qué se supone que haga?—Intenta tener algo de compasión, ella jamás ha hecho nada de lo que le propones. ¿Todavía no recuerdas que es de ciudad?—Esa no es una excusa—me quejo—A vos también te costó el cambio, deja de llorar.—¡Ni siquiera lo intenta! —pongo los ojos en blanco—. Se levanta al mediodía y solo baja a almorzar para luego ir a encerrars
POV Camila¡Mierda!Todo a mi alrededor era m****a, literalmente. Había caballos dentro de unas cercas, escoba, rastrillos, palas y paja a mi alrededor. Subí los anteojos a mi cabeza y miré al chico con una ceja levantada mientras que él estaba cruzado de brazosEl chico parece estar divirtiéndose con todo esto y por eso comienza a caerme mal.—¿Para que eres buena?—Para cosas que a ti no te importan. ¿Porque me hablas en primer lugar?—Intento ser amable, no me hables de esa manera —él hace una mueca—. Podríamos llevarnos bien, después de todo parece que pasaremos un largo tiempo compartiendo espacio.—No me importa —suspiro— ¿Cuánto queres?—¿Perdón?—¿Cuánto dinero queres para que hagas mi trabajo? ¡Podes poner un precio!—Está confundida conmigo...Del bolsillo trasero saq
—¿Que harás el sábado?—Aún no lo sé, quizás vaya al bar, oí que alguien cantará ¿Porque no vienes con nosotras?—¡Ni loca! —rió—. Sé que todos tomaran y me aburriría con todos ustedes.—¿Entonces porque no invitas a tus amigas y hacen algo en casa?—Puede ser —sonrió—. Quizás juguemos a las cartas.—Intenta no apostar la casa, lo demás está todo bien —dije bromeando—Solo apostamos unos cuantos pesos, no exageres —ella ríe—. Lo hacemos por diversión.—Está bien.¿Ya pensaste lo que queres hacer para tu cumpleaños?—No lo sé, no tengo muchas ganas de hacer nada.—¿Como que no? ¡Invitaremos a todo el pueblo! ¡Haremos una gran fiesta!—¡Niña, no exageres! —se ríe— ¿Crees que vendrá tu madre? ¿Los chicos?—Recién terminé la llamada con mi madre. Quiere venir a vernos en unos días y