**Capítulo 154** Noa y Samira.

La madrugada se cernía sobre la manada como un velo pesado. Ethan, exhausto por la noche sin fin y la frustración de no haber logrado atrapar a Caleb, sintió que la furia que ardía en su pecho no llevaría a nada.

—Noa — llamó a su beta—. Vete a descansar. Mañana tendremos que lidiar con los alfas traidores.

Noa, captando la orden de su supremo, volvió a su casa.

—Samira, estás ahí. Necesito que hablemos— llamó tras la puerta de la habitación de Samira, pero al ver que ella no le respondía, decidió pasar.

En cambio, Samira, aún envuelta en su propia tormenta interna, se encontraba en la ducha cuando escuchó un leve crujido de la puerta abriéndose, que la hizo tensarse. Apretó sus manos contra su pecho para cubrirse. Ya que la mampara empañada apenas lograba ocultar su figura bajo el vapor.

Respiró con fuerza, aliviada al reconocer al intruso. Pero al mismo tiempo, una punzada de incredulidad y asombro se instaló en su mirada. Intentó dar un paso atrás, aunque sus pies no se movían.

—¿
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