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Con el paso del tiempo, las discusiones sobre Elion se encaminaron hacia un cruce de positividad y negatividad. Había demasiadas opiniones que el Alto Mando debía investigar con precisión para poder tomar una sórdida decisión que podría cambiar para bien, o para mal, el futuro de Reinmen.
Ahora, era el único príncipe que quedaba en la Familia Real. El único hombre con las agallas para liderar un reino por sí solo, pero también, un príncipe que atrae las sospechas como un imán a causa de sus hermanos.
¿Era igual a ellos? ¿Estuvo involucrado de algún modo, y ahora solo quería salvarse a sí mismo para quedarse con el poder?
Siquiera tenía un año de ser admitido en la nobleza otra vez. Muchas personas lo conocían, pero pocas tenían el honor de conocerlo como era en realidad, una diferencia que se marcaba por todas esas historias que se inventaba la gente en las afueras. Y… de algún modo tenían derecho a sentirse intimidados, angu
—Estaba ayudando a Alina con un par de cosas, perdón… no pude venir a verte antes. —Murmuró aún escondida en él. Elion soltó aire por la nariz con una hermosa sonrisa. —Qué molesta es esa rubia. Debí haberla dejado fuera de la lista de invitados. Fue una buena idea pellizcarle la espalda. —Deja de ser tan grosero, es el día de tu coronación. —Una corona en mi cabeza no me hará dejar de ser “impertinente” y “grosero” como siempre dices que soy. —Explicó burlón observándole con amor, llevando sus ojos por cada centímetro de su rostro. —Pero que… hermosa estás… El príncipe le tomó de las manos y le alejó para poder observar mejor su vestido. De hombros descubiertos, repleto de piedrecillas luminosas que le encantaban a Alina. Un tono medianamente oscuro de azul con destellos blancos. La cintura era malditamente agobiante pero fue lo que más le encantó al príncipe. —Debes dejar de verme de esa forma, todos nos están mirando. —Habló entre dientes la peline
Sin embargo, cuando observó a toda esa gente, entre sirvientas, guardias, y publicó mirarle, no pudo pensar en decepcionar al legítimo rey. Sus piernas temblaron al ir tras él, escondiendo fatalmente una sonrisa al bajar la cabeza en una pequeña reverencia cuando estuvo junto a él. El furor del público le erizó la piel mientras siguieron el camino hasta el trono de Elion. Subiendo las escaleras, escuchó chicas gritar cuando el príncipe… ahora hecho un rey, le extendió la mano para ayudarle a subir. —Estás haciéndolo a propósito, ¿no es así, Su Majestad? —Dice la pelinegra agarrando su mano con una sonrisa sugerente. Él le observó a través de sus pestañas, posando un casto beso sobre el dorso de su mano que encendió la emoción en su corazón. —Un benévolo rey como yo nunca sería capaz de tal cosa. —Louise dio un par de pasos en las escaleras junto a él. —Pero si a usted le agrada la idea de decirle al mundo que es mía, no me opondré a su decisió
Lo correcto después de una coronación, sería una fiesta. Pero todos los presentes en la cena estuvieron de acuerdo con la idea de no hacerla por simple seguridad, y gusto de Elion.Todos los implicados en esta aventura estaban dispersos por el salón esperando por la comida. Dóminic conversaba con Elion sobre algo que seguramente estaba siendo ofensivo para el último, porque le rodó los ojos bufando. Alina hablaba amena con alguien del consejo mientras Louise veía todo en silencio con una taza de café entre sus manos, pese a que fuera de noche.Estar feliz implicaba pasar un pequeño segundo a solas para poder procesar todas las cosas que estaban pasando. Hace mucho tiempo que había dejado de sentirse especialmente “feliz” en este terrible palacio que no hizo nada más que destruir su esencia hasta volverla trizas.De no haber sido por Elion, dudaba que muchas cosas hubi
Para Louise, ser cercana a la Familia Real significaba soportar cosas que las demás personas nunca se imaginarían viniendo de tan agraciadas personas. Personas, que se acostumbraban a la buena vida en un enorme palacio. Títulos que llevaban a un lado de su nombre y los beneficios de ser parte del majestuoso mundo de la nobleza. Sin embargo, este mundo en el que todas las personas quieren pertenecer al menos una vez en sus vidas, resulta ser lo que nadie se espera cuando indagan a fondo. Louise, creía haberlo visto todo pero aún seguía sorprendiéndose un poco. Incluso con su delicado título de Institutriz, no era una mujer que abusara de la vida que su Rey le ha otorgado. Viviendo en el palacio sin costo alguno, con el único propósito de brindarles educación a pobres niños que no tenían la oportunidad de aprender. Louise, sinceramente podía hacer esto todo el tiempo que quisiera, sin embargo, cuando una… sorpresiva noticia recae sobre el reino todo a su alrededor se d
PASADO El murmullo que zumbaba por el pasillo en medio de la madrugada atemorizaba a un joven de despeinado cabello castaño que intentaba, entre la oscuridad, encontrar la salida de su gigantesco hogar custodiado por guardias. Las manos temblorosas sostenían una pequeña navaja que cada vez se deslizaba más de sus sudorosas palmas. Jamás se había percatado del miedo, pero ahora, sentía que podía tocarlo con la yema de sus dedos; el corazón latió desenfrenado cuando un ruido desconocido se adentró en su audición y la mochila en su espalda se deslizó junto a su esbelto cuerpo escurridizo. —¿Ha sido un día largo verdad? —Dice una sombra a lo largo del pasillo que había estado intentando cruzar en los últimos cinco minutos. —Y pensar que todavía tenemos que estar aquí hasta el amanecer… Risas suaves van alejándose junto a la sombra de dos fornidos guardias quejándose sobre cosas que Elion, el más joven de todos los príncipes, no pre
Louise se separó de la ventana y tomó la taza de café en sus manos saliendo del salón del segundo piso. No tenía nada especial que hacer durante las horas que quedaban del día, podía leer uno que otro libro que haya dejado a la mitad pero no tenía ganas de eso. Hoy era uno de esos días en los que quería hacer tantas cosas, pero no encontraba la motivación para ello. Vagó por los pasillos con las manos detrás de su espalda balanceando la taza vacía mirando una y otra vez los mismos cuadros de arte renacentista colgando de las paredes. No era algo que le llamara mucho la atención, pero los gustos de su Rey eran un poco… buenos, podría decir. Louise no tenía gusto especial por el arte pero de vez cuando se quedaba analizando las distintas pinturas repartidas por el gran palacio. A menudo, la gente tenía la osadía de preguntarle cómo era trabajar en un gran palacio como el de Reinmen y nunca sabía qué decir. Ya llevaba años sirviendo al Rey, por lo que se
Cuando el sol vislumbra a través de las cortinas sabe que es hora de iniciar su día. Escucha los murmullos en el pasillo mientras se quita las sábanas de encima y, todavía adormilada, peina su cabello con los dedos desenredándolo mientras los bostezos salen sin parar de su boca. Y aunque durmió temprano, todavía se siente cansada. Siempre le ha pasado.Louise suspira una vez que pone los pies en el suelo, calzándose sus zapatillas. Su camisón se mueve con cada paso que da hasta que cae al suelo en el momento que entra a la ducha.Sus días no son distintos los unos de los otros, en cambio, cada día que pasa se parecen más y más. Si no fuera por los constantes problemas que vivían en el palacio, diría que estaba viviendo el mismo día una y otra vez.No hacía nada más que repetir la misma secuencia de siempre: levantarse, arreg
Respiración agitada, ceño fruncido y los puños apretados con uno sangrando en los nudillos; el cabello rubio despeinado en distintas direcciones mientras lo peinaba hacia atrás, ansioso, relamiendo sus labios y acariciándose el mentón con dureza. —Nada te une aquí, pero llevas años bajo el brazo de mi padre, como una puta inútil que no puede hacer nada por sí misma.Rió, una risa cruel que le atravesó el pecho cuando volvió a acercarse a ella. Alan levantaba su voz mientras más hablaba, y ella se hacía una sola contra la pared, inmóvil. Louise estaba apresada entre el hombre, y sólo podía pensar en la abominable actitud que el príncipe estaba adoptando.Para ese momento, Louise no tenía idea de qué hacer. Esto no era común, pero seguía sucediendo. Estaba más que molesta; tambié