Lara hizo oídos sordos a los miles de comentarios en voz baja de la multitud que se había detenido a saber qué ocurría. Rápidamente fueron acallados cuando se percataron de con quién iba acompañada y cuando sintió una fuerte presión en su espalda y se percató que su marido comenzaba a expandir sus densas feromonas. Lara lo miró por encima del hombro y le sonrió haciendo que este se tranquilizaba. Ella resolvería todo a su manera.Por el momento, le puso uno de los panecillos a Mathew en la boca y con la mano ya libre se inclinó como pudo y ayudó al cachorro a incorporarse. El pequeño pareció dudoso al principio y solo agradeció con un simple gracias.A Lara le pareció tierno el leve sonrojo que cubrió su rostro y se incorporó tomando uno de los dulces de una de las bolsas en las manos del alfa.-Ten, come, están muy buenos- se lo ofreció con una enorme sonrisa manchada de azúcar y ante esta imagen y la tentadora del panecillo no se negó y lo cogió, dándole un mordisco.Por la vestimen
Lara reconoció que su voz salió más dura de lo que quería, pero no lo pudo evitar. Una conversación tan importante como la que estaba teniendo con su marido había sido interrumpida en un momento clave. También había oído gruñir a Mathew por lo que este debía estar molesto al igual que ella. Sobre todo, porque había cierta parte de la anatomía de ambos que palpitaba y que rogaba ser atendida, sobre todo la del mayor que se marcaba en su pantalón, aunque ella no estaba mejor con su humedad.-Ayúdame a bajarme, mis rodillas están débiles- Le pidió con desilusión haciendo que la excitación descendiera rápidamente y el alfa pareció renuente a soltarla apretando el agarre ahora sobre sus nalgas contra la marcada erección de él. Pero subió sus manos y tomándola de la cintura la ayudó a cruzar las piernas para sentarla a su lado.Mathew corrió entonces una de las cortinas para dejar ver quién era el puñetero intruso dejando ver a una chica con ropas sencillas pero arregladas que no debía tene
Mathew montó su espalda a su esposa después de haberse transformado, ella se mostraba realmente emocionada de regresar a la manada a pesar de que su rostro no lo demostraba. Las palabras de Lara aun resonaban en su cabeza y como anteriormente había sido frustrado en pleno acto esperaba con ansias lo que la mujer iba a hacer. Ella era una caja de sorpresas.Por su parte Lara tenía su mente en otro lado. Ella también recapitulaba sus palabras y un poco más atrás, precisamente cuando Mathew y ella casi se devoraban en público como si aquello fuera lo más normal del mundo. Había bromeado respecto al tamaño de su marido, pero fue solo para opacar su vergüenza ¿Cómo demonios su cuerpo había albergado algo así anteriormente?, porque si estaba embarazada quería decir que lo que estaba allá abajo había estado dentro de ella.Tragó de la ansiedad. Al ser virgen, al menos su conciencia, no tenía idea de cómo reaccionaría si en algún momento llegara a tener sexo con el alfa, y como se estaba desa
Mathew se encontró en una enorme encrucijada. Por un lado, estaba su amiga de la infancia y con la que había pasado muchísimo tiempo junto, la única razón por la que no estaban casado era porque había encontrado a alguien que lo volvía loco. Y quizás porque, aunque la quisiera, debido a que desde cachorro le habían dicho que ella sería su compañera de vida, después de estar con Lara se había dado cuenta lo que era realmente querer a alguien.Por otro lado, estaba su esposa, había prometido que mantendría la necesaria distancia de ella y solo por no perturbar su embarazo y su estado de ánimo le haría caso, además que deseaba realmente cocinar aquello que tanto lo intrigaba. Por lo que estaba entre la espada y la pared, pero todo se aclaró cuando la misma Lara soltó su mano y pasó por su lado con la espalda recta.-Lara- la llamó y esta solo lo miró por encima del hombro, su expresión era seria.-No pienso hacer la típica escena de esposa celosa de telenovela o novela rosa trágica, no m
Mathew volvía a su habitación después de dos horas de estar revisando la información de que le había recogido Byron sin mucho resultado y así darle tiempo a que Clara se calmara. Apenas si se concentraba en lo que había escrito en cada uno de los papeles. Su mente estaba más enfrascada en buscar una solución a la tensa situación con su esposa que en cualquier otra cosa.Al final solo había mandado a preparar un medicamento para su invitada y ya al otro día, después de descansar algo y ver como se desarrollaba su relación revisaría con más atención. Aún tenía la preocupación de quién era el que ocasionaba todo aquello. Además, estaba el detalle que habían vuelto los rumores sobre su esposa. Nadie osaba hablar delante o cerca de él sobre cualquier tema que ofendiera a Lara pero las paredes tenían boca y oídos y más en aquella manada.Se detuvo delante de la puerta y agarró el borde. Tomó aire antes de entrar. Lara le había dicho que iría a dormir, pero podía ver que la luz aún estaba pr
Lara estaba más allá de lo impaciente. Su sueño al fin se cumpliría. Tener a un hombre hermoso, solo para su satisfacción y su marido sí que cumplía con todos los requisitos necesarios y de sobra.La ropa que ahora se había abierto no dejaba nada a la imaginación dejándole ver el inicio de sus brazos deliciosamente fibrosos, un pecho ancho seguido de un abdomen de esos de lavadero que te dejaban con la baba colgando como la tenía ella ahora. Simplemente perfecto. Además, aquello que se frotaba en sus nalgas y cerca de su sexo, caliente y grande prometía y mucho. Lara lamentaba que la ropa que siempre usaba no dejara ver la perfección que tenía, pero quizás era así mejor. Solo lo disfrutaría ella en la intimidad y quizás en público más adelante, probar cosas nuevas siempre se le daba bien.Ni en sus más locos sueños se hubiera imaginado que terminaría así y menos haciendo aquellas cosas, pero ya que estaba casada, quien le impedía aprovechar sus beneficios. Y mira que beneficiosSe rel
Mathew se percató de la incertidumbre en la expresión contrariada de Lara. Tenía su mirada fija en su miembro, tanto que hasta él se puso nervioso. Era la primera vez que su esposa se comportaba de manera tan abierta con él, quizás demasiado, pero le gustaba y lo excitaba más de lo que se hubiera imaginado. Era la primera vez que se venía sin apenas tocarse, o más bien que lo hicieran venirse y todavía estar duro.-Lo vas a mirar por el resto de la noche o vas a hacer algo con eso- la provocó en medio de un jadeo, moviendo sus manos desesperado por soltarse. La posición ya resultaba algo incómoda.-Marido mío, no me presiones- Lara le gruñó entre las piernas de él haciendo un puchero- Para esto hay que prepararse psicológicamente primero--Creo que es demasiado tarde para eso, no crees- Mathew gimió al sentir los dedos de su esposa rozar su erección –Suéltame y déjame ayudarte--Ni loca- rodeó su erección con sus dedos –Aún estoy molesta contigo, así que quédate así un rato –quería ti
Lara se desperezó en la cama cuando sintió los primeros rayos del sol anunciando la mañana. Se estiró ronroneando y palpó con la mano y los ojos cerrados la cama a su lado encontrándola vacía. Gruñó en consecuencia, pero eso no arruinaría su buen humor. Las sábanas estaban frías indicándole que su marido hacía mucho se había levantado, pero después de la increíble noche como la que le había dado no tenía razones para molestarse por absolutamente nada.Abrió lentamente los ojos frotándolo y bostezando. Estaba cansada y mucho. La soga que había usado para amarrar al lobo todavía estaba colgada del respaldar dónde en una segunda ronda ella se sujetaba ya que su marido era verdaderamente creativo en la cama. Cuando había dicho que le podía hacer gritar no era ninguna mentira y eso que no habían llegado a la mejor parte. Su cadera y su sexo habían sido tratados de diversas maneras, pero faltaba lo más importante. Ya quería que llegaran esos seis meses.Se lamió los labios. Faltaba poco. La