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Lara hizo oídos sordos a los miles de comentarios en voz baja de la multitud que se había detenido a saber qué ocurría. Rápidamente fueron acallados cuando se percataron de con quién iba acompañada y cuando sintió una fuerte presión en su espalda y se percató que su marido comenzaba a expandir sus densas feromonas. Lara lo miró por encima del hombro y le sonrió haciendo que este se tranquilizaba. Ella resolvería todo a su manera.

Por el momento, le puso uno de los panecillos a Mathew en la boca y con la mano ya libre se inclinó como pudo y ayudó al cachorro a incorporarse. El pequeño pareció dudoso al principio y solo agradeció con un simple gracias.

A Lara le pareció tierno el leve sonrojo que cubrió su rostro y se incorporó tomando uno de los dulces de una de las bolsas en las manos del alfa.

-Ten, come, están muy buenos- se lo ofreció con una enorme sonrisa manchada de azúcar y ante esta imagen y la tentadora del panecillo no se negó y lo cogió, dándole un mordisco.

Por la vestimen
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