Muchas personas nos está viendo en este momento, tanto hombres como mujeres, al parecer se quedaron sin palabras, no puedo entender el porqué, ya que no soy la primera mujer con la que Marco llega a una reunión, en mi vida pasada nunca me invitó a una de ellas y siempre usaba una acompañante, tal vez después de las cenas nocturnas tenían encuentros sexuales, aunque en realidad no sé si hacía eso, sé que él no me amaba de la misma manera que yo lo hice. Miro a Marco y él también voltea a verme, me sonríe un poco y yo le devuelvo la sonrisa y caminamos hasta acercarnos a un hombre de la edad de su padre, supongo que es el anfitrión de esta gran cena.

-Marco, que bueno que llegaste y muy bien acompañado, un gusto conocer a la señorita.

-El placer es mío. No sé que más puedo decir.

-Siéntase como en su casa, por cierto mi nombre es Rubén Almeida. Asiento con la cabeza y Marco también, rápido, el hombre se va y nos quedamos ahí parados, pero rápidamente llega una mujer muy linda.

-Nos enco