Capítulo 9
Al instante, su rostro quedó pálido y estupefacto, el dolor en sus ojos era claramente visible.

Incapaz de soportar ver a su padre en ese abatimiento, mi hijo susurró: —Mamá.

No dije ni una palabra más y cerré la puerta en silencio para apartarlos de mi mundo.

Pasaron tres meses hasta que volví a saber algo de Gabriel.

Para entonces ya había aprendido las nociones básicas del inglés y podía defenderme en una conversación normal.

Mi hijo me llamó de repente para decirme que Gabriel estaba en el hospital.

Se intoxicó por el gas butano.

Me explicó que Carmen estaba cocinando, pero tuvieron una disputa, y se les olvidaron apagar el butano.

Afortunadamente, un electricista visitaba su casa por algún problema de cables y sacó a los dos de la casa a tiempo.

Carmen no estaba muy intoxicada y se despertó poco después del tratamiento.

Pero al despertar, parecía ya decepcionada de Gabriel, y sin decir nada, volvió para recoger sus cosas y se marchó.

Pidió mi contacto antes de irse, y luego me env
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