Hades sonreía acostado en la cama con su cachorra alzándola sobre él con los brazos. La pequeña niña sonreía con el movimiento y movía sus manitas intentando agarrar el rostro de su padre. El alfa besó uno de sus dedos entreteniéndola mientras su esposa tomaba un baño para que pudiera descansar. Llevaba todo el día cuidando de la cachorra que no quería apartarse de su lado, pero ella tenía responsabilidades con la manada que insistía en cumplir, además de estar al pendiente de sus otros hijos.
Temía que ella pudiera colapsar en cualquier momento por lo que en las noches el asumía el rol de papá a tiempo completo ya que por el día y con las nuevas reorganizaciones tenía muy poco tiempo para atender a su familia completa. Algo que a veces lo tenía de mal humor.
Pasaba más tiempo con Siran que con su propia esposa. Incluso Nicolás era más visible para él ya que le ayudaba con diferentes cuestiones. El lobo podría ser un buen beta en un futuro si se lo proponía, era de mente hábil y despierta, igual que su madre.
Oyó la ducha apagarse y le sonrió a Priscila.
-Tu madre viene por ahí- la niña sonrió más ampliamente ante esto sentándose sobre el pecho de su padre –Pero no la molestemos mucho que ella debe descansar-
La niña asintió con la cabeza y Hades pestañeó frunciendo levemente el ceño.
-Pris, estarás tranquila ¿verdad?- probó de nuevo y la niña le respondió con otro movimiento de la cabeza y una gran sonrisa.
La expresión de Hades se congeló y tocó el todavía muy corto cabello de su hija besando su frente. Tragó en seco.
Nebraska salió de la ducha con un pullover grande de él y secándose el cabello sintiéndose más relajada cuando vio el rostro de su esposo y se acercó subiéndose a la cama y tocándole el brazo. La niña en cuanto la sintió y se removió gateando hasta el regazo de su madre y quedarse allí acostada.
-¿Hades, qué pasa?-
El alfa la miró y después a su hija.
-Has notado algo extraño en Pris últimamente-
Ella negó con la cabeza cargando a Priscila corriéndose una de las mangas y sacando su seno para darle de comer.
-No sé a qué pueda llamar por extraño- se acomodó cruzando las piernas y recostando su espalda en los cojines que él le puso en el respaldar de la cama –Nunca tuve la oportunidad de criar a mis otros hijos por lo que no sé qué pueda ser raro en un bebé- ella le dijo sinceramente -¿Ocurre algo con Priscila?-
Hades negó y besó su hombro desprovisto.
-Nada mi loba, solo son imaginaciones mías. No me hagas caso- pero conociendo a Nebraska sabía que debía haberse tragado sus palabras, seguro que no la había convencido pero ella no insistió.
Nebraska se acomodó y dejó que su hija comiera tanto como quisiera. Dar pecho creaba un vínculo entre ambas y había atrapado a su preciosa mirándola con aquellos enormes ojos plateados que le recordaban a su lobo.
-Ya está dormida- le anunció Hades minutos después cogiendo a Pris entre sus brazos de los cansados de Nebraska que lo agradeció.
El alfa la llevó hacia la cuna que sus hijos, Noa y Alan, habían pintado para su hermana menor y tenía diferentes paisajes más elaborados por parte del menor y más torpes por parte del mayor. Era impresionante ver como estaban de emocionados con su hermana. Ellos habían perdido a una, Catalina, y aunque esta solo tenía al mitad de la misma sangre corriendo por sus venas, ellos nunca hablaban del tema.
Hades verificó que la cachorra estaba totalmente dormida. No despertaría aunque la manada fuera atacada en las próximas seis horas por lo que volvió a la cama encontrando que Nebraska lo esperaba con cierto brillo en los ojos. Se acercó y la abrazó besando su frente, sus párpados y dejando un suave beso en sus labios.
-Descansa, estás esforzándote mucho- le dijo para solo ser empujado y que ella se montara sobre él con una expresión seria en el rostro.
-¿Descansar? No lo haré cuando tengo otros planes en mente –se quitó la ropa por encima de su cabeza quedándose totalmente desnuda sobre el lobo sentada encima de la pronunciada erección que estuvo rápidamente entre sus nalgas –Y que conste que no estoy en celo-
-Yo tampoco- Hades sonrió y la empujó contra la cama dejándola bajo él.
Un sonido por parte de su beba los hizo quedarse quitos y fijar su atención hacia ella hasta que verificaron que seguía dormida.
-Seamos silenciosos- le susurró Hades con voz grave por la excitación contra el oído de Nebraska, llevaban casi una semana sin poder disfrutarse uno del otro por lo que sus niveles de lívido se estaban disparando y al incorporarse y ver a su esposa en un delicioso estado supo que esa noche tampoco dormirían y no por trabajo.
Hades se apretó el tabique en su oficina. Siran que estaba revisando unos papeles se le acercó y palpó su nuca. Un punto específico que le hizo soltar un suspiro al alfa.
-Cada vez que haces eso pierdo toda la fuerza que tengo- su cabeza cayó entre sus brazos en el mueble.
-Descanse un poco alfa, se ve realmente cansado-
-Claro, tuve la mejor noche de toda mi vida, acaso crees que descansaría-
Siran bufó por lo bajo sabiendo a que se refería su alfa. Él atesoraba cada momento íntimo con su reina como si fuera uno especial, no importara las veces que se unieran o el lugar. El beta nunca se imaginó el nivel de romanticismo del imponente lobo, bastante bien se lo guardaba, pero solo había que ver como trataba a sus cachorros y a su loba para darse cuenta de cuanto los quería.
-Duerma al menos las horas necesarias- suspiró.
-No solo fue mi loba la que no me dejó dormir- Hades enterró su mejilla en su palma -¿Siran cuánto sabes del desarrollo de los cachorros?-
-Un poco más de la media- le respondió organizando otros papeles -¿Ocurre algo? Si necesita consejo puedo pedirle a Sara que le diga lo que quiere-
-No, no quiero hablar de esto con Sara, de seguro se lo dirá a Nebraska y tal vez solo son imaginaciones mías-
El lobo menor se detuvo en alerta.
-La princesa tiene algún problema- la llamó por el apodo por el que todos en la manada la llamaban.
Hades se demoró e asentir con la cabeza.
-¿Cuánto se demora un cachorro en entender lo que decimos y responder concisamente?-
Siran ladeó la cabeza a un lado y comenzó a procesar en su mente.
-Cerca del año, cuando su cerebro comienza a tener los primeros indicios de instinto, antes solo se guían por los olores y colores. El crecimiento de un cachorro era bastante lento hasta los primeros 5 años y después es tan acelerado que a los 10 ya tienen un raciocinio considerable-
-Hmm- Hades asintió todavía con dudas –Ayer, ocurrió algo-
Siran tomó asiento delante de él frunciendo el ceño escuchándolo con atención.
-Nebraska se estaba bañando y yo estaba con Pris, le dije que no molestáramos a ma que ella estaba cansada ¿qué crees que hizo Pris?-
-Si no me dice alfa no podré saberlo-
-Me miró y asintió con la cabeza, no una sino dos veces cuando probé de nuevo-
El beta se tocó la barbilla.
-Nunca se ha escuchado ningún caso antes de algún cachorro que reaccione a tan temprana edad-
-Lo que más me preocupa es que Nebraska me habló de ella y pude sentirla poco después de que ella consumiera la sangre de los alfas, creo que eso juega un papel muy importante- Hades se dejó caer hacia atrás en el gran asiento.
-Tal vez alfa ella será más fuerte que un lobo normal, puede que incluso parte de la sangre de los alfas esté dentro de ella. Quizás por ello es su reacción- Siran solo podía sacar esa conclusión. Nadie había tampoco tomado la sangre de los alfas antes como había hecho Nebraska así que todo aquello era un mundo desconocido para ellos.
Era sabido que después del parto a la omega le tomó cerca de un mes volver a caminar pues su cuerpo se debilitó considerablemente. Hades no dormía pensando que podía perderla pero increíblemente, después de ese tiempo ella se levantó como si nada hubiera ocurrido. Eso sí, todos pudieron notar que la fuerza ganada tras aquella reunión en el Consejo se había desvanecido por completo. Nadie habló del tema y se concluyó que había metabolizado la sangre
Tal vez se habían equivocado.
Noa caminaba por los pasillos de la mansión con su hermana entre sus brazos. La pequeña reían jugando con los cabellos del lobo mayor jalándolos con cuidado. Su hermano había logrado escaparse con la princesa después de robársela a Alan y Nicolás que insistían en pasar el tiempo con ella, pues ese día sus padres estaban sumamente ocupados.-Hoy hermanita, vamos a aprender cosas nuevas- el lobo le sonrió pellizcándole la mejilla rosada.-¿Qué vamos a aprender? –la niña sonreía mientras entraban en la inmensa biblioteca general de la manada.-Siran me dijo que te enseñara sobre las grandes manadas- dejó a Priscila sentada en el medio de la alfombra y s
Nebraska llevaba de la mano a su hija mientras a su lado Rodrigo y Nicolás la acompañaban. Hades iba delante conversando algo con Noa y Alan y parecía divertido pues estos dos se carcajeaban constantemente. El lobo les sacudió la cabeza como si fueran cachorros muy jóvenes y eso parecía avergonzarlos. La omega sonrió levemente. Eso era lo que se había imaginado para una familia. Un padre para sus hijos y una felicidad plena como esposa.Hades había tenido trabajo constantemente por lo que a veces solo podrían reunirse para almorzar y cenar y después de ponerse al día con lo que hacía cada uno de ellos y preguntar si necesitaban algo, volvía a sus tareas. En la noche caía casi muerto en la cama y había momentos que dejaba que ella lo bañara y le diera un masaje. No le mol
El corazón de Nebraska se detuvo un momento, el lugar, donde antes estaba su hija completamente solo. La omega se levantó alarmada buscando por los alrededores pero solo quedaba el bulto de ropa en el suelo y nada más. Una de las razones que le preocupaba de su hija es que su peculiar olor no era fácilmente detectable, no dejaba rastro, por lo que no podía saber a dónde se había ido.Nebraska entro en pánico. No podía ser. Había pequeñas marcas lobunas en el césped. Se agachó y las repasó con la punta de sus dedos abriendo los ojos con sorpresa.Priscila se había convertido en lobo.Eso no era una buena noticia. Ella no estaba en tiempo todavía. Su cuerpo no tenía la f
Había muy pocas cosas que incomodaban a Layan, uno de los alfas más fuertes de su generación, por no decir de la actualidad y líder del Consejo que lideraba las manadas. Pero si, había pequeñas cosas que hacían que estuviera incómodo y una de ellas tenía nombre. Priscila.La pequeña niña no apartaba sus grandes y brillantes ojos plateados de él, por encima del hombro de su padre. Se veía realmente pequeña en comparación con Hades, pero definitivamente más grande que alguien que tuviera los 7 años lobunos. Frunció el ceño. Esperaba recibir una explicación clara y precisa.-Ella no muerde- escuchó la voz de Hades que acompañó la mirada de su hija- Es realmente gracioso que le teng
-Ma, a ti te gusta Lailai- Priscila le soltó de buenas a primeras, un día, a Nebraska mientras esta le peinaba su cabellera que le llegaba a mitad de la espalda.La loba pestañeó ante la pregunta y dejando el cepillo a un lado abrazó a su hija por detrás y la atrajo hacia su pecho. La niña alzó la cabeza para encontrarse con la mirada de su madre.-Sí, lo quiero- alzó los bordes de sus labios -¿Por qué me haces esa pregunta? – besó la coronilla de su cabeza.-¿Lo quieres igual que a pa?- sus ojos estaban abiertos con inocencia. Ella quería a su lobo, no lo negaría ante nadie, pero si a su madre le gustaba ella solo se quitaría del medio, quería demasiado a
Nebraska transformó su cuerpo rápido agarrando a su hija por los hombros. Y lo que temió se volvió realidad. Los ojos de su hija estaban totalmente ausentes de iris tan iguales, y a la vez tan diferentes de los de ella. Eso la estremeció. No podía ser. Su cachorra era muy cachorra. Cómo era posible que despertara un poder que a ella misma le había costado manifestársele más de 50 años y siendo una omega pura.Priscila no era omega, tampoco era alfa, su cuerpo no había heredado ninguno de los genes de Hades o de ella, sino fuera por la sangre de los alfas ella sería una loba común y corriente entonces no había razón para que pudiera manifestarse de aquella forma sus habilidades con la mente.-Ma- una sonrisa cálida cruz&
Hades estaba recostado en su buró pensando en miles de cosas. Sobre todo, cómo terminaría los papeles que tenía delante de él. Eran miles y Siran no estaba a su lado pues su esposa estaba en celo y tenían cierto asunto en mano como la tarea de crear un cachorro propio. De cierta forma sonrió. Ya era hora que su beta sentara cabeza le diera un ahijado. Oyó como la puerta de su oficina era abierta ligeramente y una mata de cabello oscuro seguido de un risueño ojo plateado se asomaba suavemente.La sonrisa de Hades se hizo más intensa y le indicó con el dedo a su hija que se acercara. Priscila entró cerrando educadamente la puerta y caminó hacia su padre sentándose en su regazo. Hades la miró por unos segundos. En los últimos cuatro años, su hija había crecido
Priscila siempre ansiaba los momentos en que se pudiera encontrar con Layan aunque estos se redujera a uno, y un segundo, ahora. Pero quizás esta vez no era así. Su cabeza dolía al punto de querer partirse en dos pedazos, las voces dentro de ella en vez de disminuir con el tiempo lo que hacían era aumentar una tras otra incluyendo la de la loba albina delante de ella sin poder identificar lo que decía, así que eso de poder leer mente no era algo que estuviera a su alcance.De igual forma no le gustó la forma en que ella miraba al lobo, a su lobo. Giró la cabeza por encima de su hombro y en vez de correr hacia Layan como ella misma se esperó hacer solo se quedó en el lugar, aunque por dentro quería saltar a sus brazos.-Shiraina, no puedes irte así, no es