Hades estaba recostado en su buró pensando en miles de cosas. Sobre todo, cómo terminaría los papeles que tenía delante de él. Eran miles y Siran no estaba a su lado pues su esposa estaba en celo y tenían cierto asunto en mano como la tarea de crear un cachorro propio. De cierta forma sonrió. Ya era hora que su beta sentara cabeza le diera un ahijado. Oyó como la puerta de su oficina era abierta ligeramente y una mata de cabello oscuro seguido de un risueño ojo plateado se asomaba suavemente.
La sonrisa de Hades se hizo más intensa y le indicó con el dedo a su hija que se acercara. Priscila entró cerrando educadamente la puerta y caminó hacia su padre sentándose en su regazo. Hades la miró por unos segundos. En los últimos cuatro años, su hija había crecido
Priscila siempre ansiaba los momentos en que se pudiera encontrar con Layan aunque estos se redujera a uno, y un segundo, ahora. Pero quizás esta vez no era así. Su cabeza dolía al punto de querer partirse en dos pedazos, las voces dentro de ella en vez de disminuir con el tiempo lo que hacían era aumentar una tras otra incluyendo la de la loba albina delante de ella sin poder identificar lo que decía, así que eso de poder leer mente no era algo que estuviera a su alcance.De igual forma no le gustó la forma en que ella miraba al lobo, a su lobo. Giró la cabeza por encima de su hombro y en vez de correr hacia Layan como ella misma se esperó hacer solo se quedó en el lugar, aunque por dentro quería saltar a sus brazos.-Shiraina, no puedes irte así, no es
Priscila primero había sentido malestar, mucho malestar, dolor de cabeza, demasiado para ser soportado, y después todo se volvió caliente y rojo. Ante sus ojos solo había flamas, grande y agresivas que la aterraban. No podía dejar de temblar.Las voces en su cabeza ahora eran gritos que se entrelazaban a punto de volverla loca, podía sentir el dolor de los demás desplazándose hacia ella. Y aquel calor abrazador de que cierta forma era acogedor, a su alrededor. Otro grito brotó de su boca aguantándose la cabeza cuando apenas podía abrir los ojos.Buscó a sus hermanos a sus padres solo para encontrar que entre las altas llamas había varios cuerpos tirados de un lado a otro, pero había algo que la alarmó. Aquel fino hilo rojo que sal&ia
Layan nunca pensó que tendría que utilizar toda su fuerza para caerle detrás a alguien. Apenas había sentido el aire nocturno en su cara se había transformado desgarrando toda su ropa a su paso. El cuerpo de un lobo tomó su lugar y tensó todos sus músculos.Pero maldición. Se suponía que estaba persiguiendo a una cachorra. ¿Qué tan rápido podía correr? Por más que moviera sus patas no podía acortar la distancia por más que hiciera el esfuerzo. El animal se fundía con la oscuridad de la noche y el espeso follaje del bosque. Su pelaje tan oscuro y brillante como el de su padre, un lobo negro, tan contados como los lobos albinos, tan hermosos que era increíble creer que existieran, destinados a la grandeza, a ser líderes. Apretó los dientes y mal
Layan caminaba lentamente llevando la loba adolescente en sus brazos. Pocas veces en su vida había temblado tanto como ahora. La saliva en su boca difícilmente pasaba por su garganta y cada vez que el recuerdo de lo que había hecho le cruzaba por la mente los síntomas se hacían peores. Obviaba la reacción fisiológica de su cuerpo de querer apretar más a la loba contra él y darle protección. Si solo no la hubiera mordido no sería tan fuerte. Un alfa siempre tenía un alto instinto de cuidar a los que lo rodeaban, sobre todo si eran jóvenes, pero a él se le había pasado la mano en más de una manera. LA HABÍA MORDIDO. Que estaba pensando en ese momento. Y no a cualquier lobo, sino a Priscila, la loba que lo reclamaba como suyo. Acaso eso no significaba que lo había reconocido. De seguro eso era lo que pensaría ella una vez que despertara. Tenía que aclarárselo. Esto había sido una medida de emergencia. El lazo no se completaría si ellos no consumaban su unión, algo de lo que no tenía int
Layan caminaba lentamente llevando la loba adolescente en sus brazos. Pocas veces en su vida había temblado tanto como ahora. La saliva en su boca difícilmente pasaba por su garganta y cada vez que el recuerdo de lo que había hecho le cruzaba por la mente los síntomas se hacían peores. Obviaba la reacción fisiológica de su cuerpo de querer apretar más a la loba contra él y darle protección. Si solo no la hubiera mordido no sería tan fuerte.Un alfa siempre tenía un alto instinto de cuidar a los que lo rodeaban, sobre todo si eran jóvenes, pero a él se le había pasado la mano en más de una manera. LA HABÍA MORDIDO. Que estaba pensando en ese momento. Y no a cualquier lobo, sino a Priscila, la loba que lo reclamaba como suyo. Acaso eso no significaba que lo había reconocido. De seguro eso era lo que pensaría ella una vez que despertara.Tenía que aclarárselo. Esto había sido una medida de emergencia. El lazo no se completaría si ellos no consumaban su unión, algo de lo que
Era la hora y Nebraska la sabía. Había ocultado por mucho tiempo lo que era realmente Priscila y el que estaba delante de ella no era un lobo cualquiera. Además de ser el que la había mordido era también el líder del Consejo, se suponía que estaba por encima de todos. La voz magnate de todos los alfas. Si lo seguía dilatando por más que se llevaran bien habría problemas.-Layan, seré clara ya que estamos en esta situación. Hay dos cosas que tienes que saber de Priscila- miró a su esposo buscando su afirmación la cual le dio, después de todo él era alfa y el padre de su cachorra.Ante el tono más serio de lo habitual de Nebraska, Layan tomó una postura más firme en el sofá y escuchó con atención. Su instinto bien desarrollado le indicaba que no sería algo agradable de oír. Nebraska respiró profundo.-Esto es algo que incluso Hades no sabe con detalles pues nunca se lo dije antes- hasta el alfa de a manada de plata prestó atención, Nebraska no le guardaba secretos, q
-Priscila--Priscila--¿Quién me llama?--Yo-¿Quién eres?--Alguien que te ha buscado por mucho tiempo--¿Por qué me buscas?--Porque te necesito--¿Por qué me necesitas?--...-Priscila abrió sus ojos de golpe. Frío, mucho frío. No podía moverse. Todo estaba oscuro a su alrededor. ¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Mucho? ¿Poco? No lo sabía, pero de algo estaba segura. Todavía no era tiempo de despertar. Su interior era todavía un total caos. El fuego en su pecho era abrasador haciendo que lágrimas corrieran por sus mejillas. Cerró nuevamente sus ojos, solo saldría cuando ella fuera consciente de que era segura para estar con su familia. Después de todo, 15 años no son mucho para un lobo.-Priscila--Priscila--¿Por qué me buscas d
-He vuelto a casa, Ma-Nebraska no podía creer quien estaba delante de sus ojos y se acercó a ella tomándola de las mejillas con sus palmas temblando.-¿Priscila? ¿En serio eres tú?- su mirada recorría el cuerpo de su hija que a pesar de estar frío estaba lleno de vida.La loba agarro una de las manos de su madre y besó su palma.-Si ma, soy yo, estoy de regreso- sus ojos vacíos enfocaron el hermoso rostro de la omega para después inclinar hacia un lado y alzar la mano- Hola pa-Hades estaba tan conmocionado que todavía no reaccionaba. Ante esto Priscila dejó a su madre y se acercó al alfa palpándole la mejilla suavemente.-Así es como me recibes después de 10 años sin verme, puedes ser realmente frío pa- ella alzó una ceja.Hades carraspeó su garganta antes de hablar.-Leoxi, encárgate de él e interrógalo- le dijo a su hermano que todavía no salía del trance al igual que el resto de los miembros de la manada ya que todos habían sabido