Divertido.
Había dicho divertido.
Layan se sentó en el borde del sofá rápidamente y la giró para levantarla por los hombros para que quedara sentada frente a él. Cuidó de no lastimar aún más las heridas en sus brazos con su agarre.
-Priscila acaso tus emociones están volviendo-
La loba estaba algo aturdida por lo que dejó caer su cabeza sobre el hombro de Layan. La sonrisa en sus labios no desaparecía.
-¿Emociones? No sé a qué te refieres- restregó la cabeza en él aspirando su olor- Estoy cansada, déjame dormir un poco. Mi cuerpo fue molido por tu beta, s&eacu
Priscila sabía que estaba jugando sucio.Pero no era su culpa. Layan no acababa de poner de su parte por lo que ella había tenido que usar algunos métodos efectivos para lograr lo que quería. En eso, estaba desorientar al alfa con sus feromonas.No era normal que un lobo las usara y menos alguien tan joven como ella pero su madre le había enseñado como podía doblegar y dada su fuerte naturaleza eran más fuertes de lo estimado. Además, había un punto que no le había contado ni siquiera a sus padre y menos a Layan.Su cuerpo estaba rozando los 100 años, al menos lo interno, por lo tanto, su celo podría llegar en cualquier momento. Debido a eso su olor era más dulce y había excitado ta
Después del suceso en el baño Layan estaba extraño. O eso era la conclusión a la que había llegado Priscila. Y de eso era ya una semana. Su comportamiento era irregular e impredecible.La rechazaba como antes pero a la vez no.No era una las veces que lo había sorprendido mirándola, para que después que ella le preguntaba que ocurría, él chasquear la lengua como si estuviera molesto e irse. Cuando dormían, en mitad de la noche le pasaba el brazo por encima de su cintura y la apretaba hacia su pecho lamiendo de vez en cuando la mordida.En otras ocasiones la llevaba al baño después del entrenamiento con Kei, y una vez que la dejaba en la bañera, se veía vacilante de si se iba o se qu
Enamorado.Amor.-¿Qué es eso?- Priscila preguntó tomando desprevenido al betaKei pestañeó confundido.-Disculpa princesa, no entendí--Me refiero a...¿qué se siente cuando uno está enamorado?- la pregunta fue inocente pero eso no quitaba el peso que contenía sus palabras.Inesperadamente el siempre serio y hermoso rostro de Kei se sonrojó.-Es algo complicado de explicar princesa, pero debes sentirlo con el alfa-Priscila inclinó la cabeza.
-Mal momento para un ataque de celos, Layan- Priscila dijo tono poco agradable- Suéltame- palmeó con fuerza el brazo sobre ella quitándoselo de encima.La boca de Layan se abrió de la impresión.-¿Se puede saber qué te pasa?- le soltó alto y los lobos a su alrededor no pudieron evitar mirarlos dado es espectáculo que se estaba formando, después de todo, pocas veces se le veía al alfa perder los estribos y más en público.-Nada, que al menos hay otros que me prestan más atención que cierto lobo que se da aire de supremo, solo porque cree que tiene la seguridad que siempre voy a estar detrás de él- le dijo sobre el hombro ya alejándose. Estaba irritada con é
Priscila pasó la mano por la cabeza de Layan hasta la nuca, como una caricia tranquilizadora. Era extraño hacerlo físicamente. Prefería usar su mente y lo que su madre le había enseñado. Pero el contacto físico con ese lobo era agradable. Lo sintió removerse contra ella y poco a poco se fue alzando. Los ojos del alfa ya habían vuelto a su color azul natural.-¿Ya volviste?- ella sonrió suavemente acariciando su mejilla.-Hmm- el respondió con un sonido proveniente de su garganta.-Tu lobo es lindo pero es momento que estés en todos tus sentidos- le besó la mejilla. Layan estaba inusualmente tranquilo.-¿Qué me haces? ¿
El calor era abrasador. Las llamas estaban lejanas, pero desde su posición Layan podía percibir el poder saliendo de estas y del pequeño y delgado cuerpo de la loba, que hasta el momento había subestimado. Priscila, después de todo había heredado tanto sus sangres como la fuerza de todos los alfas y hacía honor a su reconocimiento.La escena que se desarrollaba delante de todos era algo sin precedentes y ocurría tan rápido y a la vez tan lento. El corazón de Layan palpitaba con fuerza. Sentía el lazo temporal sobre la loba vacilante. Como si hubiera algo que estuviera forzándolo a romperse y eso hizo que sus colmillos salieran. Nadie podía romper ese lazo. Solo él.Pero ahora eso no era lo más importante. El lobo dentro el halo de fu
Layan había sentido miedo en su vida varias veces, como cuando fue partícipe de la Gran Guerra y perdió a sus padres, cuando asumió el mandato de su manada sin apenas experiencias, como cuando su hermana entró en la locura, cuando Nebraska casi muere delante de sus ojos. Pero ninguna de esas veces se comparaba con ahora.Con el miedo de la impotencia.Si, impotencia,, porque no podía hacer nada para consolar a la loba que lloraba abrazada a su cuello peludo. Había mantenido su forma lobuna y al parecer a Priscila no le molestaba porque lo sujetaba como si su vida dependiera de ella. No sabía que había ocurrido pero debía haber sido algo lo bastante malo durante esos dos días como para que despertara llorando.
Nebraska estaba sentada en su cama completamente sumida en sus pensamientos, mientras una caja que contenía diferentes piedras descansaba en sus muslos. No eran piedras cualesquiera, era el último legado que le había dejado su familia y que ella se la había heredado a Priscila cuando cumplió cinco años.A simple vista eran simples piedras pero nada más lejos de la realidad. En el interior de cada una se escondía un poder de protección enorme. Pensaba al principio que eran simples cuentos de generaciones, pero su madre le había dicho que cada piedra estaba conformada por la sangre cristalizada de cada omega al morir.Recordó que había llorado cuando le había dicho aquello penando que ella también se convertiría en una roca cuando muri