Josué me ayuda a desempacar, aunque fue en contra de mi voluntad, pues yo no tenía planeado desempacar un solo calcetín, pues no traía gran cosa empezando porque ni siquiera hice yo mi maleta. Al ver el vestido que Karim eligió para mí, debo contener una risita, ese trozo de tela no es más que un trapo que tenía años de vivir en lo más profundo de mi clóset. Es bonito, no lo voy a negar, pero ni de broma me va a quedar.Para mal, he perdido muchísimo peso. El preferir gastar dinero para drogarme que para comer ha cobrado su precio y a pesar de que nunca tuve un cuerpo de ensueño, solía sentirme dentro de un cuerpo normal. Ahora, gracias a mis vicios, soy tan delgada que a simple vista pareciera que cualquiera podría quebrarme en dos con tal facilidad como si estuviera hecha de pan. Además, mis escasas curvas desaparecieron y la carne sobre mis huesos es escasa.No me veo tan mal como otras personas, pues he conocido drogadictos que son casi esqueléticos, con tantas lesiones y enfermed
—Preguntas hasta el final —Josué continúa—. Ellos mismos se hacen llamar dioses, el primer ataque fue hace un par de meses, Betsabé, la de tierra, hizo que se derrumbara una colina y hubo varios muertos. Algunos monteros fueron a revisar creyendo que se trataba de algún dragón o algo así. Pero de la expedición solo volvió uno; lo dejaron vivo como mensajero y el pobre dijo que estábamos perdidos.—¿Y qué dijo la diosa?—Que nos preparáramos para la guerra.—No entiendo, ¿son dioses cómo los dioses griegos? —pregunto incrédula—. Porque si son inmortales…O poderosos. O ambos, estamos perdidos.Josué se rasca la cabeza, luce incómodo.—No sabemos —hace una mueca—. Aparecieron hace dos meses, ni siquiera los más viejos saben algo. Solo hemos visto a dos, la verdad sí da miedo si quiera ver al tercero.—¿Cómo son? —una arruga aparece en la frente de Karim, siempre que está concentrado se ve así.—Pues… Raros —suspira—. Por suerte no he visto a uno en persona, pero Ari… Una amiga le tomó fo
Mamá no parece muy triste con la muerte de mi padre.Siempre tuve una impresión de ellos diferente a la que ahora estoy entreviendo. Nunca fueron sumamente cariñosos, no se tomaban de la mano y no se besaban frente a nosotros, pero siempre demostraron que se importaban con acciones. Se apoyaban, se unían cuando algo iba en contra de sus ideales o pensamientos y, sobre todo, se respetaban. Era un amor poco visto en las típicas películas cliché que tanto amaba ver cuando me sentía triste y agobiada.En aquel entonces llegué a creer que, si alguno moría a manos de los místicos, el otro sufriría desgarradoramente y su dolor sería tan atroz que no podrían descansar hasta cobrar venganza. Que jamás podrían volver a amar o interesarse en alguien porque eran el uno para el otro. Pero al parecer solo eran imaginaciones de una chica ingenua que ansiaba vivir en una burbuja color de rosa, pues al ver a mi mamá coqueteando ceñida en su vestido negro ajustado es todo lo que necesito para saber que
Mis pasos caen con fuerza, cada vez siento un dolor en la rodilla, pero prefiero intentar desahogarme de esa manera a que golpear el aire como si tuviera delirios o algo así.Necesito que esto termine pronto, me urge que llegue Karim a decir que fue una idea de mierda estar aquí y que lo mejor es irnos ya. Solo debía quedarme en casa, no ir a beber ese día, debí cambiar de estado… No, cambiar de país. Por eso en algún momento de infinita claridad metí una solicitud para hacer una pasantía en Hungría, por supuesto me rechazaron, pues mi currículum solo se reduce a lo que he hecho en la universidad, pues todo mi tiempo libre lo tiré a la mierda.Mi teléfono vibra con fuerza, sorprendida, me doy cuenta de que apenas tengo una línea de señal, cosa extraña ya que antes no tenía una sola. Creí que era porque estamos en medio de la nada, pero aquí sigo en medio de la nada y hay un poco. Se trata de una llamada proveniente de Jossy, imagino que ha de estar preocupada porque no he vuelto.Le h
Estoy muy enojada con mamá, me atrevo a decir que no le tengo un aprecio muy fuerte, pero le estoy agradecida por varias cosas y, a fin de cuentas, es mi madre. Karim es otro asunto, con seguridad puedo decir que es la persona que más quiero en este mundo y que es probablemente la única persona por la que daría la vida sin pensarlo.Así que no escapo por más que mi instinto de supervivencia me grita que corra para salvar mi trasero de una buena paliza que terminaría matándome, o peor, dejándome paralítica o en estado vegetal o qué sé yo.Corro de vuelta al gentío, si algo hay que admirar a los monteros es la capacidad que tienen para organizarse, para seguir un plan de batalla y trabajar en equipo. Son increíblemente disciplinados y mejor aún, abnegados, lo que más agradezco es que muchos se sacrificarán para salvar a Siena, por supuesto, a Lucas que será su marido y a los que no somos monteros jurados como Lucas o yo.Punto para los humanos comunes y corrientes.Ya no solo hay tres g
Con una mueca de desagrado, el vampiro tira el cuerpo del monstruo al suelo y se limpia la mano en el pasto, después en su pantalón. Es una maldita injusticia que sean tan perfectos, tan hermosos, es casi como si le rogaras a la muerte que te tomara, porque un ser como esos va a reclamarte y no habrá forma de impedirlo, es más, gustoso o gustosa podrían decir que sí. Les da una ventaja injusta porque los místicos deberían ser tan horribles como los guerreros monstruo de forma que no puedas dudar un segundo en matarlos y no vayas a ellos como una polilla a la luz.El vampiro entonces me mira, sus iris azules reposando en mi cuello, ahí en dónde mi pulso podría ser visible por él. Santos cielos, por eso prefiero mil veces a los elementales, es mucho más fácil lidiar con ellos aún sin arma, pero estas… Criaturas son mortales si solo contamos con nuestro cuerpo e inteligencia.El vampiro se acerca lentamente hacia mí, no puedo concentrarme en algo que no sea su mirada cautivadora y sus mo
—Gracias.Y lo agradezco en serio.—Un placer —el tono del vampiro se vuelve juguetón— ¿Ahora me dirás por qué no luchaste?Bufo, exasperada, no tengo ganas de hablar de mi instinto suicida quien llega a ganarle a veces al de supervivencia.—No soy montera —intento limpiar la sangre de mi hermano con mi playera—. Lo fui, pero tiene años que no. No he entrenado.—Estabas tirada, solo debías correr.Este vampiro comienza a irritarme ¿Qué le importa? Todavía si fuéramos amigos lo entendería, pero es un enemigo. ¡Un enemigo! Estamos conviviendo con el enemigo.—Entré en pánico.—Algo malo para una ex montera. —Ex montera y todo, pero aún sé clavar una estaca en sus podridos corazones —decreto, enfadada—. Podrías ser el que me haga recordar mis entrenamientos pasados.El vampiro simplemente se ríe, lo hace tan natural, que de pronto no parece el asesino mortal que aterroriza a los niños por las noches y bebe sangre de inocentes hasta vaciarlos durante las lunas nuevas. Se despide con la
Las miradas de la mayoría son de reproche, irritación, desagrado e incredulidad. Soy consciente de que todo pareciera un invento mío en un intento desesperado por llamar la atención. Viéndolo desde el exterior pensaría lo mismo.Pero es que es tan obvio.Tuve un momento terrible, mi adicción era tal, que ni siquiera pensaba con claridad, estuve a punto de morir por una sobredosis y de no ser por Rigo, lo habría hecho. En ese entonces me juntaba con gente poco fiable, de moral dudosa y cuyo único fin era conseguir producto sin importar lo que se tuviera que hacer. Era feo, era tétrico. Pero aprendí a leer a la gente, a observar sus rasgos, sus respiraciones, sus miradas y sus movimientos. Hay gente entrenada, claro está, pero en general suelen cometer errores en algún momento. Y estos los delatan.Humberto pudo engañarme en un principio, tal vez mañana, cuando empiece a tener síndrome de supresión, habría sido mejor para despistarme. Pero de momento todavía tengo pensamientos coherente