Por un instante pienso que se soltará a reír, pero los segundos pasan y sigue con el semblante serio y, gracias a los cambios de luz en las flores, sombrío.Para nosotros, Estordes ha sido la leyenda y el máximo exponente de los monteros. Los nombres de los grandes guerreros se han ido olvidando con el tiempo, pero él es el que prevalecerá para siempre. Y te lo pintan como un humano feroz, inteligente, letal y poderoso; es el ejemplo que seguir. Y se nos olvida que, al fin y al cabo, fue un humano con todos los defectos que nosotros pudiéramos tener. Claro que se sentía triste, se alegraba, se enojaba y… Se enamoraba. El pensamiento no se puede procesar bien en mi mente.Y ahora me asalta un pensamiento mucho peor, sobre todo porque me siento tan identificada.—¿De quién?La montera aparta la mirada y pasea entre las mesas y documentos.—Es lo que quisiéramos saber.Pero todo en mí grita que debió de ser de un místico, si no, ¿qué sentido tendría vivir en plano astral?—Debe de ser de
—Gracias por la ayuda —su mirada no se aparta de mí—. Arepo no supo ni cómo perdió la cabeza.—Quería darte más fuerza —sisea—. No me dejaste entrar.No logro distinguir si está enojado o simplemente le resulta increíble de creer porque todos siempre hacen lo que él ordena. Trato de sentir algo con la conexión, pero lo único que encuentro es una urgente lujuria que amenaza con hacerme perder el control. Dentro de mí, deseo que se cure y no solo por el hecho de que nos meteremos a la boca del lobo en el laberinto de Betsabé, si no porque no quiero que corra peligro. Nada de peligro.—Digamos que necesitaba probarme —me encojo de hombros—. El reto era demasiado tentador como para no permitirme ganar.De solo recordar el dolor, la sensación de quedarme dormida y ese deseo de morir para dejar de sufrir, me recorre un escalofrío.Ante mi repentino temblor, Xiwtekuhtli mira mi mano y extiende la suya para acariciarme. Ante el simple roce, mi cuerpo entero reacciona. Cierro los ojos para ent
Ya decía yo que caer directamente en la selva junto a la bella casa de la bruja Erenis era pedir demasiado, pero al menos esperaba caer en la selva, no terminar en medio de la nada entre arena y un calor de mierda.El sol me pega fuertemente, sé que en plano astral se siente más frío que en el plano terrenal, pero esto es casi el infierno. Entre esto y la habitación de Xiwtekuhtli, creo que prefiero la seguridad del castillo.Mi rostro está lleno de arena dado que aterricé de cara y mi mejilla se llevó la peor parte, me aseguro de cerrar bien los labios mientras me sacudo cualquier grano de arena que pudiera meterse en mi boca. Tal y como todo en plano astral, es parecido al plano terrenal, pero con diferencias bastante visibles y sensibles. Frente a mí hay un gran cactus el cual parece haber crecido en el corazón de Chernobil. Sus espinas están retorcidas y su punta se ve tan filosa, que cualquier empujón podría culminar en un empalamiento. El verde es tan fluorescente, que parece ra
Aterrizar en la selva es mucho más elegante que en el desierto.Esta vez no salgo volando, no aterrizo frente a un cactus mutante y no hay sol cuyos rayos deslumbrar, pero no dan un calor acogedor. Mi mano sigue firme sobre la de Arlen y a pesar del desequilibrio inicial, puedo fingir que ni siquiera tropiezo.En el mundo terrenal, el calor húmedo podría sofocarme a tal punto de hacerme jadear con cada paso, sin embargo, a pesar del sol y de la humedad, no se siente calor, más bien es un clima templado que ni siquiera me hace sudar.No hay ruido, casi parece que caminamos dentro de un cuadro, pues debería haber zumbidos de mosquitos, roces de animales con las plantas y algunos chapoteos en el grueso río. Pero esto está tan muerto como un cuadro. El silencio me da escalofríos. Nuestros pasos deberían resonar, pero los roces de los zapatos con el fango son imperceptibles.Y entonces lo entiendo: Nada en este plano es normal para mí, cada ecosistema, aunque parecido, va a tener diferenci
Se está regocijando con mi miedo y mi deseo, noto el brillo engreído en su mirada y su sonrisa peligrosa se ensancha. Me doy diez segundos para darle gracias a quien sea que haya creado el mundo y el universo de que fuera Xiwtekuhtli el campeón dragón y no este tipo porque de haber sido este, jamás habría podido hacerle frente y seguramente estaría esclavizada en su cama… O esclavizada en mi propia cama.Trago saliva y alzo la mano en un intento de darle a entender con un gesto que no quiero que se acerque más, pero él lo ignora e incluso alza su mano para juntar su palma con la mía. Santo infierno de mierda, el placer que siento es tal que no puedo evitar gemir y dejar todas mis barreras caer. Maldita sea.El dragón se acerca un poco más hasta que su cuerpo se amolda frente al mío, su barbilla acaricia mi cabello y me siento estremecer. Oh, es tan diferente estremecerse debido a un dragón que debido a un espectro. Siento su cuerpo rozar con el mío en puntos específicos que encienden
Hijo de puta, al menos nos hubiese ayudado, los espectros nos rodean, seguramente me van a poseer, me privarán de mi voluntad y… Estamos solos. Cuando vuelvo en mí noto que estamos rodeados de verde y café, ni un solo rastro de espectros. El frío sigue presente, la sensación de un escalofrío recorriéndome no desaparece, pero ya no hay seres traslúcidos atacándonos ferozmente.Arlen está en el suelo, de rodillas, su báculo a unos centímetros de él y noto un pequeño charco de sangre morada bajo su cuerpo. Oh, mierda, ¿qué pasó? Recorto rápidamente la distancia entre ambos y me agacho junto a él, tiene los ojos cerrados y el ceño fruncido, como de costumbre, no respira, pero al verlo tan inmóvil como una estatua me hace saber que no está bien. No al cien, al menos.Sin pensarlo, abro la bolsa con el corazón y saco el cuchillo, lista para hacerme una herida y que pueda curarse, sin embargo, reacciona rápidamente y detiene mi movimiento.—Me curaré rápido —se pone de pie trabajosamente—. N
Me sigue impresionando que el corazón esté en condiciones decentes cuando todo esto tiene dos meses y medio. Tocarlo me provoca arcadas, pero finjo que todo está bien. Erenis extiende las manos mientras admira embelesada el corazón de Humberto, hay tal brillo en sus ojos que pareciera encontrar lo que más anhelaba en la vida.—Los humanos siempre tan radiantes —yo no le veo un carajo a lo radiante—. Tan tiernos, tan coloridos, tan… Vivos.Quisiera decirle que esa madre ya tiene más de dos meses sin vida, pero no encuentro las palabras, siento el estómago revuelto y una pesadez aparece en mi estómago. Erenis olfatea profundamente el órgano y luego olfatea el humo morado que sale del caldero, de pronto me invade un aroma a azufre y sal y tengo que apartar la mirada y respirar hacia otro lado. Lo que sea que metió ahí, definitivamente es tóxico.—Ver a través de los ojos de alguien más es meterse en su vida —susurra con ese tinte divertido—. Es permitirle entrar a ti y que tú entres a el
Estoy riendo como si hubiese escuchado el chiste más gracioso del mundo, como si mis problemas no existieran y este momento fuera un bucle en mi vida de mierda. No sabría decir qué fue lo que causó el ataque de risa en primer lugar, pero definitivamente estar con estas cuatro personas hace que mis días sean mucho más amenos. Veo a Jossy rodar en el piso mientras ríe casi tan fuerte como yo, a su lado, Rigo trata, sin éxito, de encender un porro, creo que ni siquiera está usando un encendedor, ¿es eso un destapador? Los otros dos chicos son mellizos y tenía mucho tiempo que no los veíamos, son de esa clase de gente que se desaparece y luego regresan fingiendo que no estuvimos seis meses sin saber un carajo de ellos. Poco a poco, mis risas se disipan y empiezo a ver todo de manera diferente. Esto no es divertido, esto es la decadencia en su mayor expresión, estoy mal, miro mis brazos amoratados y picoteados, miro a la gente tan desahuciada como yo y de pronto me siento… Derrotada, tri