Mamá no parece muy triste con la muerte de mi padre.Siempre tuve una impresión de ellos diferente a la que ahora estoy entreviendo. Nunca fueron sumamente cariñosos, no se tomaban de la mano y no se besaban frente a nosotros, pero siempre demostraron que se importaban con acciones. Se apoyaban, se unían cuando algo iba en contra de sus ideales o pensamientos y, sobre todo, se respetaban. Era un amor poco visto en las típicas películas cliché que tanto amaba ver cuando me sentía triste y agobiada.En aquel entonces llegué a creer que, si alguno moría a manos de los místicos, el otro sufriría desgarradoramente y su dolor sería tan atroz que no podrían descansar hasta cobrar venganza. Que jamás podrían volver a amar o interesarse en alguien porque eran el uno para el otro. Pero al parecer solo eran imaginaciones de una chica ingenua que ansiaba vivir en una burbuja color de rosa, pues al ver a mi mamá coqueteando ceñida en su vestido negro ajustado es todo lo que necesito para saber que
Mis pasos caen con fuerza, cada vez siento un dolor en la rodilla, pero prefiero intentar desahogarme de esa manera a que golpear el aire como si tuviera delirios o algo así.Necesito que esto termine pronto, me urge que llegue Karim a decir que fue una idea de mierda estar aquí y que lo mejor es irnos ya. Solo debía quedarme en casa, no ir a beber ese día, debí cambiar de estado… No, cambiar de país. Por eso en algún momento de infinita claridad metí una solicitud para hacer una pasantía en Hungría, por supuesto me rechazaron, pues mi currículum solo se reduce a lo que he hecho en la universidad, pues todo mi tiempo libre lo tiré a la mierda.Mi teléfono vibra con fuerza, sorprendida, me doy cuenta de que apenas tengo una línea de señal, cosa extraña ya que antes no tenía una sola. Creí que era porque estamos en medio de la nada, pero aquí sigo en medio de la nada y hay un poco. Se trata de una llamada proveniente de Jossy, imagino que ha de estar preocupada porque no he vuelto.Le h
Estoy muy enojada con mamá, me atrevo a decir que no le tengo un aprecio muy fuerte, pero le estoy agradecida por varias cosas y, a fin de cuentas, es mi madre. Karim es otro asunto, con seguridad puedo decir que es la persona que más quiero en este mundo y que es probablemente la única persona por la que daría la vida sin pensarlo.Así que no escapo por más que mi instinto de supervivencia me grita que corra para salvar mi trasero de una buena paliza que terminaría matándome, o peor, dejándome paralítica o en estado vegetal o qué sé yo.Corro de vuelta al gentío, si algo hay que admirar a los monteros es la capacidad que tienen para organizarse, para seguir un plan de batalla y trabajar en equipo. Son increíblemente disciplinados y mejor aún, abnegados, lo que más agradezco es que muchos se sacrificarán para salvar a Siena, por supuesto, a Lucas que será su marido y a los que no somos monteros jurados como Lucas o yo.Punto para los humanos comunes y corrientes.Ya no solo hay tres g
Con una mueca de desagrado, el vampiro tira el cuerpo del monstruo al suelo y se limpia la mano en el pasto, después en su pantalón. Es una maldita injusticia que sean tan perfectos, tan hermosos, es casi como si le rogaras a la muerte que te tomara, porque un ser como esos va a reclamarte y no habrá forma de impedirlo, es más, gustoso o gustosa podrían decir que sí. Les da una ventaja injusta porque los místicos deberían ser tan horribles como los guerreros monstruo de forma que no puedas dudar un segundo en matarlos y no vayas a ellos como una polilla a la luz.El vampiro entonces me mira, sus iris azules reposando en mi cuello, ahí en dónde mi pulso podría ser visible por él. Santos cielos, por eso prefiero mil veces a los elementales, es mucho más fácil lidiar con ellos aún sin arma, pero estas… Criaturas son mortales si solo contamos con nuestro cuerpo e inteligencia.El vampiro se acerca lentamente hacia mí, no puedo concentrarme en algo que no sea su mirada cautivadora y sus mo
—Gracias.Y lo agradezco en serio.—Un placer —el tono del vampiro se vuelve juguetón— ¿Ahora me dirás por qué no luchaste?Bufo, exasperada, no tengo ganas de hablar de mi instinto suicida quien llega a ganarle a veces al de supervivencia.—No soy montera —intento limpiar la sangre de mi hermano con mi playera—. Lo fui, pero tiene años que no. No he entrenado.—Estabas tirada, solo debías correr.Este vampiro comienza a irritarme ¿Qué le importa? Todavía si fuéramos amigos lo entendería, pero es un enemigo. ¡Un enemigo! Estamos conviviendo con el enemigo.—Entré en pánico.—Algo malo para una ex montera. —Ex montera y todo, pero aún sé clavar una estaca en sus podridos corazones —decreto, enfadada—. Podrías ser el que me haga recordar mis entrenamientos pasados.El vampiro simplemente se ríe, lo hace tan natural, que de pronto no parece el asesino mortal que aterroriza a los niños por las noches y bebe sangre de inocentes hasta vaciarlos durante las lunas nuevas. Se despide con la
Las miradas de la mayoría son de reproche, irritación, desagrado e incredulidad. Soy consciente de que todo pareciera un invento mío en un intento desesperado por llamar la atención. Viéndolo desde el exterior pensaría lo mismo.Pero es que es tan obvio.Tuve un momento terrible, mi adicción era tal, que ni siquiera pensaba con claridad, estuve a punto de morir por una sobredosis y de no ser por Rigo, lo habría hecho. En ese entonces me juntaba con gente poco fiable, de moral dudosa y cuyo único fin era conseguir producto sin importar lo que se tuviera que hacer. Era feo, era tétrico. Pero aprendí a leer a la gente, a observar sus rasgos, sus respiraciones, sus miradas y sus movimientos. Hay gente entrenada, claro está, pero en general suelen cometer errores en algún momento. Y estos los delatan.Humberto pudo engañarme en un principio, tal vez mañana, cuando empiece a tener síndrome de supresión, habría sido mejor para despistarme. Pero de momento todavía tengo pensamientos coherente
Estoy tan centrada en sufrir lo menos posible, que no me doy cuenta de que recorremos exactamente el camino que me lleva a mi habitación asignada. Entramos, él dándome el paso porque a pesar de todo, es un caballero. Me siento tan débil, que tomo asiento en la cama mientras me abrazo a mí misma.Lucas cierra las ventanas y las cortinas, no presto mucha atención, pues mirar fijamente una mancha en el suelo me ayuda a olvidar que las extremidades me empiezan a hormiguear. Escucho que Lucas abre cajones, los cierra, mueve muebles y demás, mis párpados me traicionan y amenazan con cerrarse.—Lo necesito ya.No intento sonar odiosa ni exigente, más bien suplicante, pues esto es apenas una probada de lo que vendrá. Cuando miro a Lucas, me doy cuenta del terrible error que cometí. Él me mira inexpresivo, tal vez un brillo minúsculo de algo que no alcanzo a entender es una emoción que me estruja el corazón. Lo alarmante es que tiene cinturones en las manos y definitivamente no es para algo qu
Es mi castigo por ser una mala persona. Es lo mínimo que merezco: Ser devorada por serpientes de fuego y ojos brillantes que denotan deseo asesino.El asunto más interesante de todo es que desde mi perspectiva todo pasa en cámara lenta, a pesar de que una minúscula vocecita me grita que esto no es real por el simple hecho de que es imposible, mi razón lo ignora y al final solo queda la certeza de que el mundo se está volteando de cabeza. Giro el cuello para ver a los que me persiguen, están a una buena distancia, pero yo no logro correr más rápido, al contrario, mis piernas se vuelven mucho más pesadas y entonces es imposible poder levantarlas más.Llega un momento en que me quedo parada y por más que me ordeno seguir adelante, estoy tan quieta como si me volviera de metal. Cierro los ojos para evitar mirar hacia atrás y encontrarme con los ojos brillantes, espero paciente a que la muerte venga a reclamarme.Y nunca llega.Cuando la cuenta que no recuerdo haber empezado llega a ciento