Xiwtekuhtli abre la puerta y entonces sacudo la cabeza. No, no pude haber muerto aquella vez porque el dragón me curó antes de que muriera, perdí el conocimiento porque me golpearon la cabeza. Ahora, el dragón me curó antes de morir y estuve consciente porque no me golpeé la cabeza. Lo miro y no puedo evitar que me asalte la duda; el dragón no es de fiar, posiblemente ellos están jugando para los dos bandos.La montera antigua está en el umbral de la puerta. Mira primero a Xiwtekuhtli y después a mí. Rápidamente acomodo mi blusa medio levantada y me peino lo mejor que puedo, pero eso no evita que la montera me lance una mirada de reproche.—Estará bien, despertó —dice con voz altanera—. Pero está increíblemente sorprendida porque nunca ha pasado algo así.—Y posiblemente nunca pasará —aporta Xiwtekuhtli—. Descubrí el secreto.—Será en mi oficina —estipula la montera—. Este lugar es intolerable.Da media vuelta y sale. Xiwtekuhtli cierra la puerta. Claro que este lugar es intolerable,
Cada vez que las cosas se empiezan a poner tensas, suelo divagar y este momento es perfecto. Pienso en Jossy y su probable preocupación, en Rigo y su intento frustrado de ser mejor persona. Debo hallar la forma de avisarles, de verlos una vez más. Jossy tiene mi cariño y Rigo es una mierda, pero al fin y al cabo me salvó de morir una vez. Mi sobredosis habría sido fatídica de no ser por él.Les diría todo, desde mi vida como montera, que los místicos existen, que se va a librar una guerra… E incluso esto, el secreto de que morí y reviví. Pensándolo bien, creo que es información delicada, no tiene porqué saberlo alguien fuera de esta habitación.—No soy de fiar—caigo en la cuenta y lo comparto tranquilamente—. La muerte puede venir por mí en cualquier momento, echaría todos sus planes por la borda.—Debemos descubrir si la reclama consciente o inconscientemente —dice Xiwtekuhtli ignorándome—. Tal vez sabe que perdió una oveja, pero no sabe cuál.—Ziva es más antigua que incluso ustedes
Lucas no se ve de buenas, su expresión de ceño fruncido lo dice todo, me imagino que se debe a que Siena ya no está aquí. Apenas hace dos días fue la última vez que hablé con él (y fue de manera bastante civilizada), pero siento que han pasado meses.Nunca hablamos acerca de mi primera muerte y eso que él estuvo durante el momento en que se dio a conocer la noticia, dudo que se haya enterado de mi casi segunda muerte. La montera fue clara, no es un tema trivial, no puedo ir gritando por el castillo que morí, reviví y ahora tengo que morir de nuevo porque así son las reglas.Y aún así, quisiera hablar con alguien humano sobre esto. Josué podría ser una buena opción, sin embargo, encontrarlo es muy complicado últimamente. Siempre está entrenando o coqueteando a todo lo que da. Además, no sé qué consejo me podría dar. Pero eso no significa que Lucas sea una buena idea, no después de que fue partidario del envenenamiento de mi hermano y de que me hizo trizas el corazón.—Tarde.Dice en un
—Prometo ya no querer suicidarme.No sé ni por qué lo digo, pero mis palabras van en serio. Aunque es una promesa vaga, porque en cualquier momento Ziva puede intentar reclamarme de nuevo.Nos quedamos en silencio durante un momento que se alarga demasiado. Evito lo más que puedo la mirada de Arlen, pero puedo sentirla sobre mí. Y yo aprieto demasiado la mano de mi hermano.—Lo siento.Esas simples palabras, con el tono adecuado, por poco me hacen llorar ¿Por qué lo siente? O mejor aún…—¿Qué sientes?—Que te haya pasado todo —se acerca, no a mi hermano, si no a mí—. La montera nos informó que los humanos son muy sensibles y a veces no pueden controlar del todo los sentimientos, si los sobrepasan… No pueden controlarse.—Tú no puedes sentir.Mi tono salió más mordaz que lo planeado. Y si bien no fue mi intención ofenderlo, estoy segura de que pareció que sí. Y de pronto ya me siento mal.—Pero tú sí y no es agradable verte sufrir.Lo primero que se me ocurre es responderle con algo cí
No quise hacerlo, jamás fue mi intención, pero en cuánto quise tomar ventaja simplemente me dejé llevar. Actué como un místico, no me importó infringir dolor en quien fuera con tal de lograr mi cometido. Soy una mala persona, una peor de lo que era. Necesito borrar la expresión de dolor de Arlen de mi cabeza.Ya no hay cocaína, las bolsitas se terminaron y ni siquiera el remanente alcanza para formar media línea. Todo se me viene encima; si Siena no quiso dañarme realmente y fue víctima, significa que mi estupidez me cegó y la mandé lejos de a gratis, si hay elementales traidores y guerreros monstruo traidores, es muy probable que estén relacionados con Humberto el montero traidor. Necesito interrogar a ese tipo. Le pediré a la montera que me permita hablar con él.Y luego está el asunto de mi hermano. Necesito robar sangre de Xiwtekuhtli o convencerlo de que cure a mi hermano. Sé que no estará de acuerdo con el plan de dejarlo escapar a plano terrenal, pero él no tiene que saber eso
—Soy el más fuerte de todos los místicos, el más sabio y el más capaz —su voz es un murmullo seductor, un ronroneo que promete jamás ser olvidado—. Puedo protegerte mejor que cualquier otro ser en el mundo, puedo darte lo que nadie jamás podría —con cada palabra, se acerca más a mí, mi mirada incapaz de dejar la suya—. Podrías ser invencible, Viviana —al escucharlo decir mi nombre cierro los ojos—. Y nadie te haría daño nunca más.Nadie… Excepto él. Porque ese es el problema y la desventaja de entregarte a alguien, que le das el poder de hacer contigo lo que quiera. Y me estaría poniendo en bandeja de plata. A pesar de no ver, puedo sentirlo frente a mí, tan cerca, su calor irradiando hacia mí. Hace mucho tiempo que no pensaba en el ámbito romántico, hacía años que no me interesaba en lo más mínimo forjar cualquier tipo de relación sentimental; así que realmente jamás vi a un hombre o incluso una mujer como potencial para algo más, no me he sentado a pensar con la cabeza fría qué cara
Xiwtekuhtli se ve tan imponente como un maldito dios del sexo. Y dado que me acaba de dar un bendito orgasmo, bien podría serlo. Es un maldito engreído orgulloso y con razón, pero no por eso me molesta menos que se regocije.Espero a que se disipe lo último de mi orgasmo y me incorporo en la cama, su mirada jamás me deja.Con los místicos todo son ventajas injustas, todo es veneno con sabor dulce, es una espina envuelta en terciopelo. Conectarme a cualquiera de ellos me va a traer dolor, sufrimiento, me va a cambiar en todos los niveles posibles y me voy a arrepentir. Al darme cuenta de ello, una lágrima lucha por salir, por ver la superficie y al fin quebrarme. Me moldearán a su antojo, me harán quién no quiero ser y… Lo voy a aceptar gustosa.Primero fue mi cuerpo; me obligó a detenerme e impidió mi escape, luego fueron mis cicatrices; quitó todo rastro de mí, todo aquello que me marcaba y me recordaba el camino que tomé y la forma en que llegué aquí. Pronto será mi alma, mi esencia
No es por despreciar a mis compañeros humanos, jamás lo haría, yo soy partidaria de que debe haber una lealtad con tu raza, pero por todos los dioses supuestamente existentes, dudo que un ser humano pueda coger la mitad de malditamente bien que Xiwtekuhtli.Y no solo es por la energía que evidentemente el dragón tiene mucha más y aguanta mucho más. Si no es la forma en que parece que lo primordial soy yo, que lo más importante en todo esto es el placer que pueda provocarme y que mis gemidos que por momentos se convierten en gritos es música para sus oídos. Y se siente tan bien, que por instantes dejo que se me olvide el hecho de que es un místico.—Dame otro Viviana —susurra Xiwtekuhtli en mi oído mientras su polla entra y sale de mí con fuerza—. Sé que puedes darme otro.Se refiere a otro orgasmo, llevo dos y jamás tuve más de dos en un solo encuentro sexual, en varios incluso podría decir que tuve ninguno, pero joder, puedo sentir cómo se va formando el tercero conforme el roce del