Capítulo 59

Xiwtekuhtli se ve tan imponente como un maldito dios del sexo. Y dado que me acaba de dar un bendito orgasmo, bien podría serlo. Es un maldito engreído orgulloso y con razón, pero no por eso me molesta menos que se regocije.

Espero a que se disipe lo último de mi orgasmo y me incorporo en la cama, su mirada jamás me deja.

Con los místicos todo son ventajas injustas, todo es veneno con sabor dulce, es una espina envuelta en terciopelo. Conectarme a cualquiera de ellos me va a traer dolor, sufrimiento, me va a cambiar en todos los niveles posibles y me voy a arrepentir. Al darme cuenta de ello, una lágrima lucha por salir, por ver la superficie y al fin quebrarme. Me moldearán a su antojo, me harán quién no quiero ser y… Lo voy a aceptar gustosa.

Primero fue mi cuerpo; me obligó a detenerme e impidió mi escape, luego fueron mis cicatrices; quitó todo rastro de mí, todo aquello que me marcaba y me recordaba el camino que tomé y la forma en que llegué aquí. Pronto será mi alma, mi esencia
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