Escucho las hojas crujir bajo su peso, santo infierno, ni siquiera he calentado, pero me pongo en posición de ataque. Una extraña corriente aire fresco me envuelve, la temperatura decrece y deshecho el escalofrío. —Es hora de poner a prueba tus límites.Su tono al decirlo me hace ver que definitivamente se va a desquitar. No busca quién se la hizo, si no quién se la pague, y siendo honesta, fui yo quien se la hizo. En el silencio más profundo se acerca a mí y lanza una estocada. Eso es sucio, yo ni siquiera tengo arma. Logro esquivarlo y entonces me hago de una de las armas.Después de una hora luchando con él, bloqueando estocadas, golpes, lanzando ataques que jamás creí ser capaz de volver a hacer, estoy tan agotada, que no podría dar un paso más sin caerme. Sin embargo, Lucas sigue de pie, apenas se nota cansado y de pronto siento que es tanta su furia, que necesita vaciarla de alguna manera; pero ya no estoy disponible.Esquivo sin querer su patada, pues al intentar moverme caig
Ver a Humberto inmóvil, con la garganta rasguñada por el intento de respirar y con esa mirada entre asustada y confundida en sus ojos, me causa una sensación de pérdida que no logro entender.No por él, pues ni lo conocía, sino porque de pronto siento que ya no confío en nadie. Y eso es una puta mierda. Si a Siena la manipuló un elemental, significa que lo más probable es que Lucas también haya sido controlado por un elemental y que Humberto haya sido asesinado por un elemental, sin embargo, no conozco a un solo elemental que pueda asfixiar a alguien a distancia.En realidad, no conozco a una sola criatura que pueda asfixiar a alguien a distancia. La única forma es que un dios o un ángel lo haya hecho, pero aquí estamos a salvo de ellos porque son mucho más débiles. Y no creo que se puedan volver invisibles.Así que la muerte de este idiota no tiene un ápice de sentido… A menos que el asesino esté aquí. Un terror se apodera de mí, el pánico sube desde mi estómago hasta mi garganta y m
Y es tiempo de poner altos con la desmaterialización. Además, el hechicero bien podía escuchar lo que el dragón tiene para decir, se supone que somos un equipo, entonces debemos actuar como tal, tanto misterio y desapariciones no generan confianza.—Deja de hacer —tomo una respiración mientras me equilibro—. Esa mierda.Me agarro al tocador mientras miro un punto fijo para ignorar las vueltas que me da la cabeza. Xiwtekuhtli le pone seguro a la puerta después de abrirla para cerciorarse (o eso imagino), de que no hay nadie cerca.Oh, mierda, dejé a Lucas con Saúd. Confío en que Saúd pueda mantenerlo bien portado, por dios, un vampiro siempre podrá ganarle a un montero, pero eso no significa que esté tranquila. Camino inmediatamente hacia la puerta pasando a un Xiwtekuhtli que seguro se pregunta qué carajo estoy haciendo y quito el seguro.—Deja eso.Y una mierda, por muy autoritario que sea su tono, no tengo por qué mierda seguir órdenes de un tipo que ni siquiera es humano. Si no obe
Siento al miedo cobrar fuerza. Saúd se da cuenta de mi estado de ánimo tan cambiante, pues se acerca a mí y me toma del hombro.—¿Todo bien?Quisiera decirle que nada está bien y nada lo estará, pero las palabras han muerto en mi boca. Una sospecha empieza a crecer dentro de mi mente, una oscura y retorcida que me causa pánico porque tarde o temprano podría ser usada contra mí. Necesito a Xiwtekuhtli, no creí decirlo tan pronto.—Alguien… —no puedo creer que esté haciendo esto—. Cuide a Lucas, llévenlo a dónde haya más monteros o que sé yo —trago saliva—. Averigüen si fue poseído por un espectro, necesito saber.—Que Deirdre está indispuesta —dice el lobo.—Nunca dije que fuera ella.Y me largo.Apenas doy vuelta en la esquina cuando Saúd aparece a mi lado. No me sobresalto, pues ya me lo esperaba.—Muy sospechosa… Me interesa.—Esto no es un juego, Saúd —digo lo más seria que puedo—. Creo que puede ser peligroso.—El peligro es mi día a día —dice engreído— ¿Tienes idea de a cuántos d
El karma me ha llegado y al evadir a Xiwtekuhtli hace rato, se ha vengado y ahora me evade él. No tengo ni idea de en dónde está y por mucho que recorremos, no lo encontramos. Por alguna razón, posiblemente mi cansancio excesivo, no logro sentir su esencia. Siento varias y no logro diferenciarlas.Saúd no para de parlotear sobre lo hermoso de que dos seres se deseen, habla de la lujuria y del deseo como si fuera lo máximo a lo que aspirar. Pero difiero demasiado, lo máximo a lo que habría que aspirar es el amor. Así sea amor de hermanos, de padres e hijos o de pareja. No es como que los místicos sepan gran cosa de eso, claro. Ellos son el egoísmo en su máximo esplendor. Y entonces recuerdo algo que leí hace tiempo y que me hizo ruido en aquel entonces.—¿Cómo son tus hermanas?Tarde me doy cuenta de que tal vez no fue tan buena idea preguntarle, pues esa información estaba en los archivos confidenciales que nadie, más que la montera antigua, sabe que tengo.—¿Mis herma…? —se detiene e
Aparecemos en la habitación dónde está mi hermano. El pitido de las máquinas es lo primero que oigo incluso antes de ver que estamos ahí. Xiwtekuhtli me suelta y se acerca a Karim, lo mira durante un par de segundos y luego cierra los ojos. Aprovecho que parece muy concentrado en la tarea para usar todo el poder que tengo para llamar a Arlen. Saúd sabe que debe encontrarme, pero Arlen no.Ya estoy cansada, así que me siento desfallecer por el esfuerzo de dar con la esencia de Arlen. Intento golpearla para me sienta y entienda que debe venir, pero es complicado, siento que en cualquier momento podría perder el conocimiento. Observo la sábana blanca y me concentro en el color; nunca pensé en un color que caracterizara a Arlen, pero viendo la sábana, pienso que el blanco le quedaría bien. No por pureza o inocencia, pues quien mata para sobrevivir no es ni puro ni inocente, pero le queda debido a su quietud, su gelidez y su… Misterio.Ahora sí golpeo y lanzo un solo mensaje: << Te necesit
No sé cuánto tiempo ha pasado, la única razón por la que sé que sigo viva es debido a que el dolor y el suplicio están destinados al sufrimiento largo. Me agota tanto que no puedo gritar, maldecir, menos aún intentar defenderme, aunque sea por puro instinto. Mi ancla para mantenerme cuerda en este mundo de mierda son las lágrimas, pues me esfuerzo demasiado por no dejar que caiga una sola.Escucho las voces amortiguadas e inentendibles, son desesperadas, un tono sombrío pinta en ellas mientras el sonido del viento soplando agresivamente se lleva entre su rugido las palabras. Me siento satisfecha conmigo misma y con mi decisión, el frío gélido me devuelve los pensamientos sobre lo que acabo de hacer y me hace ver que di un gran paso para convertirme en una mejor persona; en alguien que puede preocuparse por los demás y ver el lado bueno de cada uno para encontrar una razón para no odiarlos. Para darme cuenta de que sí hay personas, situaciones y cosas (por muy escasas que sean), por la
Mi obsesión es tal que sigo intentando con todas mis fuerzas llegar a su herida. Sigue escurriendo sangre, sin embargo, el dragón mueve su brazo de forma que el líquido rojizo no cae el suelo, se mantiene en su piel. Mis latidos son frenéticos, mis jadeos desesperados, suelto un sollozo debido al esfuerzo excesivo que hago por llegar a él y mis quejidos de impotencia suenan tan… Agudos que por momento siento que son más que nada gemidos. —Es suficiente —me dice en un ronroneo que parece querer ser convincente—. Ahora me debo curar, por favor.Si no estuviera como drogadicta que necesita una dosis de heroína, me sentiría satisfecha por el hecho de que al fin me ha pedido algo por favor, pero esta necesidad imperiosa de beber de él solo me recuerda a cuándo suplicaba y rogaba por una dosis más, por una mierda que estaba combinada con más mierdas y que me daría placer y calma por un breve momento para después volverse peor. El necesitar sacaba lo peor de mí, mis peores palabras, mis pe