Me separo de mi tío con una gran sonrisa. Estoy contenta de verlo, ya que hace dos años que no lo veo y me hace ilusión que esté aquí. Es el hermano menor de mi padre, Vladislav Záitsev, un hombre que solo comparte el apellido con mi progenitor. Él y mi padre son completamente diferentes. Es divertido, alegre, leal… y a pesar de ser la cabeza de la Bratva en Nueva York, no deja de ser un gran tipo.
—Pero mira que grande está mi niña —dice poniendo sus manos en mis hombros mientras sonríe con añoranza—. Estás hermosa, cariño. Feliz cumpleaños.
—Gracias. —Vuelvo a abrazarlo porq
—En el auto hay algunas cositas que nos han dado para ellos —dice Sherlyn y la veo caminar hacia la camioneta.Unos dientes pequeños pero filosos se clavan en mi mano. Miro al cachorro blanco y sonrío al verlo pelear con mi palma. Duele, mas no como para crear un drama.—¿Qué nombres les pondrás? —pregunta mi tío colocándose en cuclillas a mi lado.—No lo sé.Miro extasiada a los cuatro bebés.—Tienen dos meses de edad. Son hijos de una misma loba; a la madre la cazaron unos hombres y un equipo de personas rescataron a las crías. Una de ellas
Me giro como puedo entre sus brazos e ignoro el tirón que dan mis lobos a las correas para que siga avanzando.—Hola. —Muerdo mi labio para reprimir una sonrisa. Fracaso. —Te extrañé —dice él apretándome contra su cuerpo. Me encanta sentir su calor contra el mío, es reconfortante.—Yo también. Siento mucho lo tonta e infantil que fui. —Apoyo mi frente en su pecho. Estoy muy avergonzada de mi actitud. —Soy yo quien debe pedir disculpas por no saber expresarme. —Sus manos viajan a mi cara y me hace alzar la vista para que lo mire—. Estar contigo jamás será una estupidez, ¿queda claro?Asiento y enseguida sus labios se conectan con los
Luego de nuestro momento de intimidad en medio del bosque y de devolverle el favor a Aleksei, retornamos a la casona. Allí el movimiento está incluso aún más intenso que cuando nos perdimos por unos minutos. Me despido de mi chico con una gran sonrisa a los pies de las escaleras y con una mirada cómplice, sintiendo todavía la sensación de su boca en mí.Le solicito a Mijaíl que me busque un obrero para hacer una especie de hábitat para mis lobos, donde ellos se sientan con libertad en el bosque, pero sin peligro de escapar. Mientras tanto, se quedarán en las jaulas de los perros de seguridad, obviamente separados de estos, ya que son máquinas de matar y podrían hacerles daño. Justo ahora miro por la ventana de mi habitación;
Mi madre se marchó luego de entregarme lo que quería, dado que debía estar al lado de padre para recibir a los invitados. A los pocos segundos, volvió mi tía Sher para acompañarme a la fiesta, misión que falló, y ahora ambas aguardamos a la señal de Alisa. Sí, ella es una perfeccionista y un tanto desesperante; ha gritado de horror cuando he bajado a la planta baja para dirigirme al patio.—Aún no es el momento, debes esperar que lleguen todos para hacer tu gran entrada.Es obvio que la miré como si estuviera loca y luego di media vuelta, no sin antes escuchar un halago de ella hacia mi vestido. —Tu padre ha triplicado la seguridad —comenta mi tía y levanto la mirada de mi te
Konstantin me conduce al centro del lugar. La voz de antes, que supongo es el animador de la fiesta, llama para el primer baile de la noche y mis piernas tiemblan de miedo, no me gusta hacer el ridículo en público. El hijo del segundo hombre más importante de la Bratva toma mi mano y la alza a la altura correspondiente. Mi cuerpo reacciona por instinto y coloco mi mano libre en su hombro.Siento sus dedos quemar la parte baja de mi espalda desnuda cuando toca allí. De una forma sutil me pega más a su pecho, de modo que en medio de nuestros cuerpos solo queda una franja de un centímetro de ancho. Suspiro.—Te estás aprovechando de la situación
Estoy sentada en el mismo lugar desde hace una hora con mi barbilla apoyada en mi puño y con el aburrimiento recorriendo todo mi ser. Desde mi “trono” puedo ver las parejas que beben en grupos; se ríen, otros bailan. Mis padres hablan con los Kórsacov y los Dobrovolski. Mis tíos se han desaparecido hace un buen rato y Konstantin revolotea a una distancia prudente, deseoso de acercarse.En este punto hay muchas personas alcoholizadas. Hijos de socios de mi padre se aproximan a mí para molestar y las chicas para tratar de tener alguna oportunidad conmigo. Los alejo a todos con una mirada, dado que no me interesa ninguna relación o amistad falsa.Me la he pasado los últimos minutos mirando a mi alrededor, buscando una señal de mi guardaespaldas, pero ellos están colocados discretamente para no molestar en la fiesta, por lo que se me hace difícil encontrarlos. Siento el pe
Tras recomponernos rápidamente, ambos salimos del baño. Lanzo otra mirada a la cámara de seguridad y hago una nota mental de ir a hacerle una visita al pervertido de Gólubev. Caminamos hacia la salida y a unos metros de esta, nos topamos con Konstantin. Al vernos, el castaño frunce el ceño.—¿Dónde estabas?—Eso no es de tu incumbencia. ¿Qué quieres? —digo con hostilidad y sus ojos oscuros se desvían a Aleksei. Hace una mueca.—Tu padre me ha enviado a buscarte.—Gracias, pero para eso está mi guardaespaldas.Paso por su lado y golpeo su brazo con mi hombro. Sigo mi camino hasta el exterior donde la fiesta se mantiene en pleno apogeo. Bajo las escaleras con los dos hombres detrás de mí. Ubico a mi padre con rapidez, está en medio del salón con un micrófono en manos. Habla con la gente y n
Antes de que Aleksei me arrastrara hacia la casa, lo último que vi fue escoltas resguardando a las familias más importantes y demás personas metiéndose debajo de las mesas para cuidarse de los disparos que cesaron luego de largos segundos.Justo ahora estoy siendo curada por mi guardaespaldas y juro que estoy a punto de golpearlo.—¡Joder, que me arde y no pongas más esa mierda! —chillo cuando pone más alcohol con el algodón.—Ya, no hagas un drama. —Saca unas gasas y tapa la herida con ellas.Mi tía Sher se muerde las uñas mientras nos observa, su cuerpo tiembla y es abrazada por Vladik.—Tranquila, Sherlyn. Solo fue un rasguño —le digo con una sonrisa conciliadora.Y no miento. La bala solo rozó mi brazo, claro está que me ha dolido como ninguna otra cosa. Sentí el calor como si el disparo hubie