Mi corazón latía con fuerza mientras intentaba comprender mi situación. Había besado a Lucian, por mi propia voluntad.
Definitivamente mi sentido de supervivencia me atacó feo.
Ahora me encontraba abrazada a mí misma sola, luego de que Lucian me dejara ahí en el cuarto después de que lo alejara violentamente. Suspiré desesperada. Esto era incómodo y quería salir de ahí cuanto antes, pero claramente eso no era posible.
―Voy a volverme loca. ―Sacudí mi cabello mientras me recostaba de lado sobre la cama. ¿Cómo diablos iba a salir de aquí? ¿Cómo diablos haría que Lucian se enamorara de Aldrec? Y si Aldrec no me rescataba, cosa que era más que segura, cómo podía escapar. ¿En serio moriría de nuevo a manos de Lucian?
―¿Qué haces? ―La grave voz de Lucian me asustó. No sentí en qué momento entró a la habitación. Apoyé mis manos sobre la cama mientras levantaba la mitad de mi cuerpo y giraba mi cabeza para verlo. Mi cabello caía sobre mi cara por lo que me sentí más avergonzada, pero era mejor eso a tener que verlo. Para mi mala suerte, Lucian se acercó a la cama ubicando su rodilla sobre el colchón, en segundos sentí sus dedos rozando mi rostro mientras hacia un lado mi cabello.
―Necesitas un peine. ―Soltó burlón. Entrecerré los ojos y me dejé caer en la cama de nuevo.
―¿Qué quieres?
―¿Comiste?
―No tengo hambre.
―Llevas dos días sin comer. ¿En serio no tienes hambre? ―Sentí cierto ardor en mi estómago, claro que sentía hambre, pero luego de lo que sucedió el hambre se me fue. Si él tan solo no me lo hubiera recordado.
―Te traje algo de sopa. Tómala. ―Me levanté de nuevo y me di la vuelta encontrando el tazón sobre la mesa de noche. Me acomodé y tomé el cuenco para luego darle un sorbo. Era sopa de pollo, estaba rica. Sorbí algunos fideos y cerré los ojos sintiendo cómo se asentaba en mi estómago la comida. Mientras lo hacía podía sentir la mirada pesada de Lucian detrás de mí.
―¿Ya comiste? ―Pregunté.
―¿Por qué? ¿Te preocupas por mí? ― Odiaba que fuera tan sarcástico. No le di importancia y seguí comiendo en silencio. Al terminar la sopa, me levanté para poder estirar un poco mis piernas y caminé hasta la ventana. Desde donde estaba podía ver la ciudad. La vista era espléndida, sin embargo, me aterraba saber que no podía escapar de aquí, de ninguna forma.
―¿Te gusta la vista’? ―Lucian estaba parado detrás de mí. Me giré a verlo y mis ojos cayeran de inmediato en sus ojos azules, era terrible lo atractivo que era y esa mirada, se veía tan tranquila, una que jamás creí ver.
―Es lindo, lástima que ni siquiera puedo tomar algo de aire fresco. ―Me quejé, a lo mejor si lograba que me abrieran la puerta podía pedir ayuda algo. A quién engaño, quién me escucharía desde el décimo quinto piso.
―Si, es una lástima. ―Maldito. Suspiré y me abracé a mi misma. El día estaba nublado, seguro llovería más tarde.
―¿Podrías al menos darme algo con que entretenerme? Es aburrido estar aquí sola.
―¿Crees que tienes derecho a pedir algo? ¿Eres una rehén?
―Pues entonces matame ya antes de que me muera de aburrimiento. ―Solté mirándolo. Él se quedó en silencio un momento y luego, sin verlo venir, tomó mis muñecas y me pegó al vidrio de la ventana. Lo miré aterrada al tenerlo tan cerca. Sus ojos analizaron cada centímetro de mi rostro mientras yo tragaba nerviosa. ¿Qué decía hacer? Me sentía paralizada. Mis ojos se enfocaron en los suyos. Vi cierta diversión en ellos.
―¿Qué? ¿Vas a matarme ahora?
―¿No es eso lo que querías?
―Hazlo entonces. ―Acerqué mi rostro al suyo y entonces vio mis labios. De pronto, mi corazón comenzó a latir con fuerza, demasiada. Un olor agradable parecido al de pino se asomó en mi nariz.
―¿No dijiste que te gustaba?
―¿Por qué lo preguntas ahora? ―Intentaba ganar tiempo sabiendo que al parecer mi final estaba escrito. Lucian miró directo a mis ojos y luego mis labios. Mi corazón latía con fuerza.
―¿Es eso cierto? ―Parpadeé un par de veces pensando en que responder. Sus ojos azules, que me tenían atrapada hasta en mis pesadillas, me parecían hermosos. No por nada, fue en algún momento mi personaje favorito.
―Sí, me gustabas. ―Sentí que se tensó, de pronto una mirada de decepción cayó en sus ojos.
―¿Te gustaba?
―¡Señor! ― Al girar mi cabeza me encontré con Demián quien parecía sorprendido.
―Bueno, no preguntaré que estabas haciendo, a cuestión es que tu hermano viene para acá. ―Una mirada sombría se apoderó de su rostro. Se alejó de mí y luego tomó mi mano.
―Sígueme la corriente. ―Dijo arrastrándome a la cama. Ahí me empujó y luego se quitó la camisa que llevaba.
―¿Qué-qué haces? ―Mis mejillas se tiñeron de rojo al ver su torso desnudo, blanco y cincelado.
―Quitate la camisa. ― Me negué. Solo llevaba mi ropa interior debajo.
―Lucian.
―Ya voy. ―Sonaba calmado, pero su cara no. ―Colabora si no quieres morir hoy. ―Su tono me puso los vellos de punta. Sabía que debía hacerlo. Así que en contra de mi voluntad me quité la camisa. En el momento que me deshice de ella la manta de la cama cayó sobre mí cubriéndome por completo.
―Acuéstate. ―Con eso dicho, se dejó caer junto con mi en la cama. Entonces la puerta se abrió con fuerza.
―Querido hermanito donde estás. ―Una voz burlona me puso de los nerviosa. Sabía que Lucian tenía un hermano, sin embargo, este moría casi al principio y solo se mencionaba. Jamás se describía. Pero sabía que había sido malo con Lucian desde la infancia, por eso me alegró saber que Aldrec lo asesinó. Ahora que lo pienso esa fue una de las muchas razones por las que Lucian adoraba a Alrec.
―¿Qué quieres? ― La voz de Lucian sonaba un poco débil.
―¿Estás en la cama? ―La voz de su hermano sonaba más cerca. ―Ouh, así que te divertiste por la noche. ― Ahora entendía todo. Por eso me había pedido quitarme la camisa. Bien, debía saber actuar como la amante de una noche. Así que me removí y la chamarra bajó dejando a la vista mi espalda desnuda y mi brazo sobre su duro torso.
Sentí mi cabeza caliente.
―No deberías divertirte con una cualquiera Lucian.
―Eso a ti no te importa. ―Sentí su cuerpo tenso. Era obvia la incomodidad entre ambos. ―Será mejor que te largues, es obvio que estoy ocupado. ―Una risa burlona por parte de su hermano. ―Largate Cory.
―Ya, disfruta a tu zorra barata. ―Escuché los pasos alejarse. Alcé levemente la cabeza y vislumbré una cabellera negra y un cuerpo alto y delgado. Salió tras la puerta y en segundos, Demian entró con una sonrisa en su rostro.
―Se lo creyó.
―Perfecto, al menos me dejará en paz.
―¿No sabe que me tienes de rehén? ―Lo miré por encima de su torso.
―Ummm… es complicado. Si sabe que estás aquí querrá matarte por su cuenta y presumir ante mi padre. ―Hice una mueca. No solo debía temerle a un Thorne, debía hacerlo con dos.
―Por cierto, ¿cuánto tiempo te quedarás así? ―En ese momento me di cuenta de que mis brazos estaban sobre su vientre y mi cabeza apoyada en ellas. Me levanté de ahí con velocidad y entonces Demián se me quedó mirando con extrañeza. Lucian soltó un gruñido aterrador, y Demian miró hacia el techo. Al girarme a ver al heredero Thorne él suspiró y me lanzó su playera.
―No deberías sentirte cómoda al andar en ropa interior. ―Miré hacia abajo notando que seguí en sostén y bragas. Con velocidad tomé la playera y me la puse. Esto era muy vergonzoso.
Lucian salió de la cama y caminó hacia Demian.
―¿Por qué vino a verme?
―Escuche que tu padre mandó a llamarte.
―Claro y nadie me dijo. ―Se pasó la mano por el cabello. ―Será mejor que nos vayamos. ―Los dos comenzaron a caminar hacia afuera, pero Lucian se detuvo y luego se regresó hasta donde estaba. El hombre me dio un beso en la mejilla dejándome perpleja.
―Deberías seguir gustando de mí. Creo que es lo mejor. ―Y sin más me dejó ahí sola.
Mientras observaba la luna llena de mi habitación parpadeé varias veces. De seguro Lucian y Aldrec ya se habían convertido en lobos. Era increíble que en esta realidad, habían hombres lobos rondando por las calles de la ciudad. Lo más sorprendente era que en mi primera vez en este mundo no tuve la oportunidad de ver uno ya que morí en menos de un mes.Además, estaba segura que Aldrec ya sabía dónde estaba, después de todo, el olfato de un lobo era mil veces mejor que el de un lobo. Y considerando la situación, Aldrec no vendría a mi rescate. Estaba acabada.―Esto es una pesadilla. ―Me quejé. Al regresar la vista a la cama, noté una sombra negra que se movió hacia la puerta. Corrí a encender la luz y tal como esperaba, no había nada ni nadie ahí.―Este encierro me está volviendo loca. ―Fue lo que pensé en ese momento. Al acercarme a la puerta de salida, noté que estaba encerrada. Me tiré al suelo para observar debajo de la puerta si había alguien, por lo visto no lo había. Corrí a la m
El fuego consumía el oxígeno en el aire. Sentía queme ahogaba, pero por alguna razón, sentía que Lucian estaba ahí. Había muebles de madera sobre el suelo y la verdad, no creía aguantar mucho. Iba a darme la vuelta cuando alcancé a ver una cabellera grisácea en el suelo. Corrí hacia la esquina encontrando a Lucian inconsciente. Tenía un golpe sobre su frente y evidentemente, no podría moverse.No tenía tiempo para llamar a alguien, así que hice lo posible para cargarlo conmigo. Lo levanté con dificultad coloqué su brazo sobre mis hombros. SI que pesaba, aún así debíamos vivir. No tenía planeado que mi muerte fuera ahí, quemada por un incendio. Me llevé a Lucian fuer de ahí, sentía mis músculos arder debido a la fuerza extra que estaba dando. Comenzaba a ver borroso debido a la contaminación en el aire, pero debía resistir. No podíamos morir ahí.Fue entonces cuando vislumbré el lobby. Alcancé a ver a Demian y al salir él me sonrió. Se acercó para ayudarme cuando un ruido extraño sobr
Lucian me preguntó si estaba bien. Le dije que sí. Sin embargo, a pesar de haberme lavado los dientes todavía sentía amarga la boca y no solo eso, sentía un vacío en mi estómago. Lo primero que pensé fue que la comida chatarra me había hecho daño. Al estar en el cuerpo de otra persona, no conocía sus hábito alimenticios y no es como si en la novela dieran muchos datos sobre Esther. Ahora, ya sabía que la comida chatarra no era para ella.―No tiene fiebre. ―El médico de la familia me revisó. Luego de mi episodio vomitivo, Lucian fue por el doctor ya que no era normal lo que había sucedido. Se lo agradecí, pero le dije que exageraba. Se molestó conmigo porque mi salud era importante y yo no lo tomaba en cuenta.En conclusión, me ignoró y por la mañana había traído al médico. Me preguntó si tenía síntomas previos, que era lo que había comido en los últimos días y fui honesta.―Probablemente sea a causa del estrés. ―Miró a Lucian. ―Lleva mucho tiempo encerrada y como verá, las emociones r
Cuando desperté, estaba en una habitación del hospital. Lucian estaba frente a mi cama leyendo algo.―¿Ya pasó? ―Lucian alzó la mirada y luego se levantó para caminar hasta mí.―Sí, los resultados también.―¿Es algo malo?―De eso vamos a hablar con el médico. Iré por él. ―Lucian salió de la habitación y en minutos regresó con el médico. Era un gastroenterólogo, se llamaba Justin Baxter.―Señorita Esther, ¿cómo se encuentra?―Me siento mareada.―Es comprensible. En un rato traeremos comida para ti, pero debemos esperar a que la anestesia pase. ―Asentí.―¿Y qué encontraron? ―Me mostraron las imágenes de mi estómago. Pude observar un tejido como ovalado en el estómago.―¿Qué es eso?―Una ulcera. ―Mi expresión era todo un poema. ―Esta pudo haber sido ocasionada por diversas causas. Le dejaremos un tratamiento para que sane, así como una dieta saludable. ―Asentí. ―Sin embargo, me gustaría que el doctor Terrance hable con usted, en privado.―¿Es colega suyo? ¿Es otro problema por mi úlcera?
―Te encontraron fuera del hospital inconsciente. ―Me dijo Demian en cuanto comencé a hacer preguntas sobre lo que había sucedido. Luego de despertar, me di cuenta de que, tanto Lucian como Demian estuvieron esperando a que reaccionara. Me sentía magullada, pero más que todo, aterrada por lo que había sucedido.―¿Y el doctor Terrance? Él me atacó, pero no sé, todo se volvió borroso. Recuerdo que llegué afuera, pero luego vi…algo grande que lo atacó… ―Me quedé en silencio. Miré a Lucian y estese tensó. Había sido él en su forma de lobo. No sabía por qué, pero estaba segura de eso.―¿Algo grande? Debiste estar alucinando. Un guardia te encontró y Lucian pronto llegó.―¿Qué pasó con él? ―Miré a Lucian. Sus profundos ojos azules se fijaron en los míos sin expre
―¿Qué diablos haces aquí?―Escuché que hoy transportarían a una chica tonta de vuelta a la casa de los Thorne.―Muy gracioso. ―Me levanté y sacudí mis pantalones. Luego caminé para poder subir, pero me resbalé unas cuantas veces gracias a la tierra mojada. Aldrec rodó los ojos y luego bajó un poco para ubicarse detrás de mí.―Sube. ―Él me empujó tomando mis pantorrillas y luego mi talón y con dificultad logré salir de ahí. Lo gracioso es que él casi ni se había manchado, a excepción de sus elegantes zapatos.―¿Por qué estás aquí?―Acabo de decírtelo.―Esperas que te crea que has venido por mí. Muy gracioso.―¿Por qué no vendría por ti? ―Sus ojos verdes me analizaron con curiosidad.―No me digas, vas a matarme.―¿Qué diablos te dijo Thorne? ¿Te lavaron el cerebro?―Sigo sin entender por qué viniste por mí.―Eres mi prima. ―Lo miré con los ojos entrecerrados. ¿De qué me había perdido? ¿Desde cuándo me veía como su prima?―¿Te drogaste?―Muy graciosa. ― De pronto, Aldrec se tensó. Comenz
Sombras. Eso veía. Me encontraba en una habitación repleta de sombras. Sentía miedo y no era capaz de moverme. Pronto esas sombras comenzaron a tener un rostro. Una de ellas tenía el rostro de Lucian. Este me veía con los ojos llenos de ira y luego esa sombra se transformó en su cuerpo. Lucian apareció frente a mí sosteniendo un arma. Mi corazón latía con fuerza y entonces él alzó su arma hacia mí para luego disparar. Abrí mis ojos dándome cuenta de que había sido un sueño. Intenté levantarme de la cama, pero un dolor en mi vientre hizo que me detuviera. Los recuerdos de mi escape del hospital vinieron a mi mente de nuevo y todo lo que le había dicho a Lucian me escoció por dentro, pero después hubo un disparo. Levanté la colcha que me cubría y luego la blusa el camisón que tenía puesto. Ahí había una venda que cubría mi vientre. Había sido herida. Supuse que tuvieron que operarme para que sobreviviera. Apreté los ojos y me dejé caer de nuevo. No podía creer que mi vida estuvo en peli
La isla Ambrocio, era la isla de la familia McHill. Heredada por el abuelo de Aldrec a su familia. En la novela, es el lugar donde Aldrec y Lucian pasan su luna de miel, se podría decir, antes de que las cosas se complicaran y bueno… muriera. Era una isla paradisiaca. Hermosa y de 870 kilómetros cuadrados de extensión. Claro, que era una isla inventada por la autora, pero eso no le quitaba el hecho de que era real en este mundo. Me encontraba montada en un helicóptero observando el mar azul que rodeaba aquel pedazo de tierra. No pude evitar sentirme como la protagonista de un drama coreano al ver aquello. Era demasiado irreal y aunque sabía que era una prisión podría descansar un poco después del caos por el que había atravesado, además de que había una laguna curativa en esas tierras. Necesitaba esto a pesar de todo. El helicóptero aterrizó y Kael me ayudó a bajarme de aquella nave. Lo hice despacio ya que si estiraba mi pierna me dolía el vientre. Kael estaba siend