La isla Ambrocio, era la isla de la familia McHill. Heredada por el abuelo de Aldrec a su familia. En la novela, es el lugar donde Aldrec y Lucian pasan su luna de miel, se podría decir, antes de que las cosas se complicaran y bueno… muriera. Era una isla paradisiaca. Hermosa y de 870 kilómetros cuadrados de extensión. Claro, que era una isla inventada por la autora, pero eso no le quitaba el hecho de que era real en este mundo. Me encontraba montada en un helicóptero observando el mar azul que rodeaba aquel pedazo de tierra. No pude evitar sentirme como la protagonista de un drama coreano al ver aquello. Era demasiado irreal y aunque sabía que era una prisión podría descansar un poco después del caos por el que había atravesado, además de que había una laguna curativa en esas tierras. Necesitaba esto a pesar de todo. El helicóptero aterrizó y Kael me ayudó a bajarme de aquella nave. Lo hice despacio ya que si estiraba mi pierna me dolía el vientre. Kael estaba siend
Mientras observaba la orilla del mar, divisé una figura humana encima de ella. Al ver el cabello castaño supe que se trataba de Kael. Se sentó sobre la arena observando la luna. Recuerdo que, en la novela, los hombres lobo ven la luna cuando están pensativos o sienten que necesitan energía. Kael parecía cabizbajo, así que en definitiva algo pasaba por su mente. Unos minutos más tarde lo alcancé, cuando me miró atisbé cierta culpabilidad en sus ojos. Me senté a su lado abrazando mis piernas. ―¿Qué te pasa? ―Seño… Esther. ¿No debería estar descansando? ―No tengo sueño. Aunque odié admitirlo, me hace falta ver el celular y leer algo. ―Puedo pedirle libros. ―¿Qué hay de un celular? ―Dudo mucho que la dejen tener uno por el momento. ―Que deprimente era mi situación, en verdad. ―¿Qué te pasa? ―¿De qué habla? ―Te ves cansado y cuando me miras, pareces culpable. ―Miró de nuevo a la luna. ―Le fallé señori
Con celular en la mano lo configuré, incluyendo las cuentas de Esther, las cuales, por suerte, las tenía anotadas en un cuaderno que habían empacado con mis cosas. Para mi sorpresa tenía una enorme cantidad de mensajes por todos lados, especialmente de una chica llamada Thara. Leí sus chats y por lo que logré ver, era cercana a Esther. ―Debes ser su mejor amiga. ―Me alegró un poco saber que al menos Esther tenía a alguien pendiente de ella. Le escribí por mensaje brindándole mi nuevo número. No pasaron ni dos minutos cuando el celular comenzó a sonar. Al responder un grito agudo explotó por el celular. ―¡Maldita sea Esther! ¡Dónde estabas metida! ¡Aldrec me dijo que te secuestraron! No sabes lo preocupada que estaba. ¿Por qué no me avisaste que estabas a salvo? ―Sonreí levemente. ―Lo siento. Pasaron muchas cosas. ―¿En dónde estás? ―No puedo decírtelo, pero estoy bien. ―Esther… ―De verdad lo estoy. Aldrec me ha estado cuidando.<
Dos semanas pasaron desde aquella situación en el muelle. Jimmy se había comportado un poco más comunicativo. Bueno, al menos no me veía como si fuera una cucaracha y me respondía con más de un monosílabo. Además, me había entretenido estudiando un poco la vida de Esther desde las redes sociales. Y llegué a una conclusión.Esther estaba loca, y no lo digo en sentido figurado, en serio estaba loca. Esther había creado un club de fans de su primo. Dios mío, la mujer estaba obsesionada. Quiero decir, sé que no compartían sangre, pero madre mía, eso era demasiado. Y no solo eso, Esther tenía demasiados admiradores, claro que la mayoría lo eran por el físico de ella. Quiero decir, Esther era hermosa, eso sí, cuando no parecía un zombie como lo hacía yo ahora. Aún estaba recuperando nutrientes y debido al hambre, había momentos en que olvidaba que debía comer con consciencia y no de forma bestial. Sin embargo, ya no me dolía el estómago como antes y bueno, las cosas iban viento en popa por a
―Quiero aprender a disparar.―¿Te volviste loca?―No, hablo en serio. Creo que necesito saber defenderme.―Esther…―Aldrec… ―Mi primo suspiró lleno de frustración.―¿Por qué actúas de esta forma?―Solo quiero defenderme. Quien sabe, puede que lo necesite.―Ya, por qué lo necesitarías.―Solo en un mes estuve en peligro dos veces Aldrec. No quiero ser la típica dama indefensa.―Esther.―No te pido mucho, al menos algunas técnicas de defensa personal y saber usar un arma. No creo que sea algo malo. ―Aldrec lo pensó un momento y luego asintió levemente.―Bien, lo pensaré.―¿Lo pensarás?―Sí, lo pensaré. Ahora, te llamé porque quiero hablar de otra cosa contigo.―Dime. ―Me señaló la silla que estaba frente a su escritorio para que tomara as
Adentrarse en la sala de tiro es como ingresar a un mundo aparte, donde la concentración y la destreza se entrelazan en un baile preciso entre el tirador y su objetivo. Al cruzar el umbral, el murmullo del exterior se desvanece, reemplazado por un suave zumbido de sistemas de ventilación y el distante eco metálico de disparos amortiguados.El espacio se abre ante mí, una vasta extensión donde la atención se centra en las líneas de tiro, marcadas con precisión en el suelo pulido. A lo largo de la sala, las estaciones de tiro se alinean como soldados en formación, cada una separada por robustas divisiones de acero que proporcionan una sensación de intimidad y seguridad.El aire está impregnado con un ligero aroma a pólvora y aceite lubricante, una mezcla característica que define el ambiente de la sala. Los sistemas de ventilación trabajan incansablemente, filtrando el aire y manteniendo una frescura constante que invita a la concentración y la claridad mental.La
―Señor Thorne siento la interrupción de mi prima. Es solo que no me dio tiempo de hablar con ella. ―Fruncí el entrecejo mientras los observaba. ¿Qué diablos estaban tramando?―No se preocupe. Entiendo a la jovencita. Mi hijo fue demasiado grosero. Si usted gusta denunciarlo, no hay problema. Entenderé lo que hace. ―Aldrec alzó las cejas mientras me veía. ¿Qué era esto? ¿Me estaba presionando? Sin embargo, entendía porque estaban aquí. Los McHill y Thorne se necesitaban en estos momentos. En la novela, hay una unión forzada por estas familias debido a que alguien se encuentra cazando a los lobos. Si bien es cierto que entre manadas hay territorios, cuando existe un motivo que los une, en este caso la caza de su especie, necesitan unir fuerzas.Por ende, si yo hacía algo problemático las cosas podían cambiar y no sabría qué sucedería
Luna llena. La inconfundible etapa de la luna en que los hombres lobos ceden a sus instintos salvajes y su verdadera forma. Obligatoriamente toman el cuerpo de unos enormes lobos. Sin embargo, son en pocos aspectos, conscientes de las personas que conocen.Esta es la primera luna llena que paso con la familia McHill y no solo eso, los Thorne estaban aquí también. ¿Acaso eso no era peligroso?―A menos que hayan dividido la isla. ― Pensé. Corrí hacia el balcón y me di cuenta de que había un buen grupo de hombres a lo lejos transportando cajas enormes. Tragué nerviosa pensando en qué diablos llevaban ahí.Debo admitir que sentí miedo. Quiero decir, es cierto que no todos en la isla eran lobos. Si hacia cuentas había por lo menos cinco lobos en la isla. De los que yo era consciente. Estaban Kael, Jimmy, Aldrec, el señor McHill y Lucian. El resto eran humanos. Bueno, esperaba q