¡No podía gustarme Lucian! ¡No! ¡No! Era imposible. Lucian era el mate de Aldrec. Si Lucian me gustaba significaba que yo iba a sufrir, por un amor no correspondido. Tomé mi cabello mientras me daba golpes con la almohada.―No puedes ser tan patética Esther. No, no, no. ―Me dejé caer en el colchón y me quejé al sentir que moví mal mi tobillo.―¡Esther! Apresurate o llegarás tarde a la universidad. ―Claro. La universidad. Eso es. Si aprovechaba mi tiempo a estar en la universidad y buscar pistas, podía distraerme y alejarme de Lucian. Eso era lo mejor que podía hacer. Me levanté lo mejor que pude y me apresuré a cambiarme. Me daría una ducha al regresar.Más tarde, me encontraba caminando a mi salón. Thara y Mathew me miraron con sorpresa.―¿Qué te pasó?―Me caí en un barranco. ―Los dos abrieron los ojos de par en par.―¿Qué?―Fue accidental. Vi un animal, me asusté y caí. ―Thara me miró con suspicacia. Era obvio que sabía que algo más había pasado.―¿No te duele? ― Miré a Mathew y le
Llegué a mi habitación con los ojos bien abiertos. De pronto el sueño había sido espantado por la bola de pensamientos que se apoderó de mí. Lucian había regresado y además, parecía que había vuelto con alguien. Mientras caminaba logré escuchar a las chicas murmurar que se trataba de su prometida. ¿Cómo era posible que Lucian tenía una prometida? No recordaba que eso fuera algo original de la historia.Bueno, si era posible la aparición de una criatura extraña por qué no aparecería una prometida ¿cierto? Pero yo no era el problema. ¿Qué opinaría Aldrec sobre esto? Mientras pensaba en ello sin darme cuenta me quedé dormida. El cansancio fue más fuerte que cualquier otra cosa.Pero me arrepentí de haber dejado que mis ojos se cerraran. Comencé a soñar. Y no fue cualquier sueño, fue una pesadilla.Me encontraba atada de pies y manos. Frente a mí se encontraba Lucian usando únicamente unos jeans rotos. Su cuerpo estaba mojado y su cabelo húmedo caía sobre su frente. Respiraba con dificult
El semestre había terminado y luego de aquella pesadilla supe que las cosas dejarían de ser tranquilas como en estos últimos meses. Recuerdo que estaba en mi habitación con Mathew, Thara y Kael. Era el día de descanso de mi guardaespaldas por ende me sorprendió que decidiera pasarlo con nosotros. De hecho, estábamos planeando salir a ver una película, pero antes llegaron a mi casa ya que habían pasado la noche anterior conmigo.―¿No crees que deberíamos ir al lago en lugar de ir al cine? ―Preguntó Mathew mientras me veía guardar mi monedero en la bolsa. Honestamente lo había pensado como una opción. Era verano, universitarios hormonales por todos lados al igual que adolescentes con la misma actitud.―Yo estoy a favor. ―Thara levantó la mano. Kael quien se veía un poco incómodo con lo cerca que estaba mi amiga de él me miró.―Normalmente no estaría a favor de ella, pero creo que es buena idea.―¿Es en serio? ¿Un viaje al lago?―Podemos acampar. ―Miré a Kael. Y este sonrió levemente.―L
―Voy al baño― dije luego de charlar un poco con el resto de los chicos. Caminé hacia la parte trasera del espacio para acampar. Había varios baños públicos por lo que no me molestaba. Ademá esperaba poder encontrar un momento de paz para ordenar mis pensamientos. Sin embargo, antes de que pudiera llegar, sentí una mano agarrar suavemente mi brazo.Me volví y, para mi sorpresa, me encontré cara a cara con Lucian. Sus ojos azules brillaban con una intensidad que me dejó sin aliento.―¿Qué quieres?-- pregunté, tratando de sonar más segura de lo que me sentía.―Hablar contigo― dijo él, sin rodeos. ―A solas.El tono de su voz y la forma en que me miraba me hicieron sentir un escalofrío. No pude evitar preguntarme si esto era parte del juego que ambos parecíamos estar jugando, o si había algo más detrás de su seriedad.―Está bien― accedí, sintiendo un torbellino de emociones en mi interior.Lucian me guio hacia detrás de los baños, cerca de dónde estaba los grifos y la pileta Una vez alejad
Unas horas más tarde me encontraba en mi tienda junto a Thara y Sara. Ambas parecían llevarse bien, pero mientras ellas conversaban yo parecía reacia. Pasó el tiempo y ellas se quedaron dormidas. La envidié por ello. Yo no podía dormir. Mis pensamientos regresaban a la confesión de Lucian. ¿Cómo era posible que él admitiera sentir algo por mí? ¿No se suponía que caería por Aldrec? ¿Y qué hay de Sara?Todo era una confusión. Así que decidí salir de la tienda. Una vez fuera caminé hacia el lago sosteniendo una linterna. Después de todo yo no tenía la vista de los lobos. Eso era algo muy diferente. Una vez llegué a la orilla tomé asiento. La luna brillaba, no era luna llena, era cuarto menguante, pero aun así era hermosa.Pensé en muchas cosas durante el tiempo que estuve ahí cuando escuché una voz a la lejanía. Sentí mis vellos erizarse, pero de alguna forma aquello era magnético. De pronto estaba parada y comencé a caminar hasta adentrarme al bosque, no sé cuánto pasó per vi a una chic
Estaba en mi habitación, contemplando el techo mientras repasaba una y otra vez lo ocurrido en aquel viaje. Las imágenes seguían danzando en mi mente: momentos vívidos, emociones intensas, fragmentos de memorias que no parecían mías pero que sentía profundamente. Aquella criatura, el miedo latente, y luego... Lucian. Me había costado confesar lo que sentía por él, y aunque ahora, semanas después, todo se sentía aún más confuso, no podía dejar de pensar en que algo había cambiado. Quizás no sólo en él, sino también en mí.Habían pasado ya dos meses desde ese viaje, y aunque el silencio que le siguió había sido un alivio momentáneo, ahora resultaba inquietante. Lucian no había hecho acto de presencia en todo este tiempo, y a veces me preguntaba si de verdad había sido todo un sueño extraño. Pero las heridas en el brazo y los recuerdos me aseguraban que, por desgracia, aquello fue real. Las vacaciones estaban por acabarse y en pocos días volvería a la universidad. En mi mente, sin embarg
De vuelta en la universidad, no podía evitar sentirme un poco fuera de lugar. La venda en mi brazo, recordatorio constante de lo ocurrido en la librería, atraía demasiadas miradas curiosas, aunque hacía mi mejor esfuerzo por ignorarlas. Afortunadamente, mis amigos no tardaron en encontrarse conmigo. Thara fue la primera en notar mi brazo y, tras un vistazo rápido de arriba a abajo, soltó un suspiro exagerado.―¿Otro accidente, Esther? Ya llevas una colección este año, ¿no? ―comentó con una sonrisa burlona, aunque sus ojos delataban algo de preocupación.―Vamos, apenas fue un tropiezo,― intenté decir, restando importancia al asunto.―Sí, claro, ― añadió Mathew en tono sarcástico. ―Seguro que también fue un ‘tropiezo’ la vez que te caíste por las escaleras y te torciste el tobillo, o cuando casi te aplasta esa estantería en la biblioteca.-- Su expresión, aunque en broma, escondía una pizca de verdad que no pude negar.―Lo mío es el talento natural para meterme en problemas,― respondí, i
Honestamente, no recuerdo mucho mi vida anterior. Sé que era una universitaria en finanzas que se mataba estudiando, creo que alcancé los veintidós años de edad antes de que el exceso de bebidas energizantes acabara con mi vida. Bueno, solía vivir bajo estrés y tomaba muchas pastillas. Alguna de esas dos cosas terminó acabando con mi vida claramente.Como sea, ahora ya no vivía en ese mundo, ahora me encontraba atrapada en el mundo de un libro donde mi nombre es Esther McHill, la prima adoptiva de Aldrec, el protagonista de una novela BL que había leído en mis últimos meses de vida, Classic Wolf. Se trata de una historia de enemigos a amantes muy básica, pero interesante. Un joven magnate, Aldrec McHill, alfa de su manada que vive en constante rivalidad con la familia Thorne, la cual fue la responsable de la muerte del tatarabuelo de los McHill y Lucian, un joven heredero a Alfa y miembro de la familia rival. Ambas familias se han odiado por más de cien años por lo que siempre han sid