En cuánto sucedió aquello, pronto los guardaespaldas entraron al baño para ayudarme a ponerme de pie. Mis oídos se apagaron por un momento mientras intentaba pensar qué había hecho mal. Aldrec había enviado a sus hombres para revisar el auto. ¿Y si habían muerto? Había cambiado algo, pero ¿acaso se cobró más vidas de lo que se mencionaba en la historia original?
Me encontraba siendo arrastrada por el pasillo mientras la gente salía debido al pánico. No comprendía la situación, aun así, avancé entre el gentío cuando una mirada pesada cayó en mí. Al girarme me encontré con unos ojos azules profundos como el mar que me dejaron helada. A pesar de que llevaba una peluca sobre su bella cabellera gris, supe que Lucian había sido el culpable de todo.
Cuando su mirada se cruzó con la mía, sentí escalofríos recordando esa misma mirada que me asfixiaba hasta la muerte.
―¡Esther! ―La voz de Aldrec me regresó a la realidad. Él me miraba con el ceño fruncido y, a lo mejor me lo imaginaba, pero pude notar cierta preocupación en su expresión.
―¡Aldrec! ―Me acerqué a él y tomó mi muñeca para sacarme de ahí. Todo era un completo caos. La gente salía corriendo espantada. Era algo normal.
Finalmente, llegamos a nuestro auto. Luego del shock, me acerque a Aldrec.
―¡Qué les pasó a tus guardaespaldas! ¿Están vivos? Dímelo. ― Parecía poseída, no me fijé en qué momento sostuve las solapas de su saco exigiendo explicaciones. Aldrec miró mis manos y yo seguí su mirada, luego me vio a los ojos completamente alucinado. ―Lo. Siento. ―Me alejé de él regresando a mi asiento. Aldrec se ajustó el traje y luego lo sacudió. Me dio una mirada preocupada y luego negó levemente.
―Están bien, están vivos.
―Pero la bomba…
―Estaba en el auto de Cardan. ―Tragué nerviosa, Cardan era el actor a quien habían presentado.
―¿Cómo…?
―Esther, dime qué sabes. Has estado actuando muy sospechosa en todo el día.
―¿Sospechosa yo? Qué va. Es solo que me preocupó lo que vi en la madrugada. Había tenido una pesadilla y cuando desperté eso sucedió. ―Mentí. No sabía de dónde me salía tanta labia, pero tenía que convencerlo. ―Además, entiendo que has estado bajo estrés y presión. No quiero ser una carga más para ti. ―Silencio, parpadeé varias veces pensando en qué diría. Probablemente me mandaría al diablo por mentirosa.
―Ya dime. ¿Qué hiciste?
―¡Nada!
―¡Esther!
―¡Aldrec! ― Era evidente que no lo convencía, en realidad no sabía cómo hacerlo.
―En serio Esther, no estoy para tus payasadas.
―No estoy jugando, te lo prometo, solo quiero serte de ayuda. Sé que no te agrado y por eso, quiero ser una carga menos para ti. ―Aldrec se pasó la mano sobre su frente claramente frustrado. Luego de suspirar le ordenó al chófer que nos llevara a casa.
El viaje fue silencioso. Me sentía frustrada porque no me creía y lo entendía. Esther no era una santa, de hecho, era un demonio andante y muy irritante. Aun recordaba las cosas que había hecho por llamar la atención de Aldrec. Había mandado a golpear a varios de los guardaespaldas de Aldrec por simple capricho, había arruinado la vida de las chicas que estaban enamoradas de su primo e incluso había fingido estar enferma de gravedad con tal de llamar su atención. Era una villana de novela.
Al llegar a la casa, abrí la puerta y salí del auto dispuesta a refugiarme en la habitación mientras pensaba en una idea para convencer a Aldrec de mi honestidad. Me cambié de ropa y me puse de nuevo el sudadero y el pants para luego envolverme en mis sábanas junto con mi celular. Comencé a estructurar un simple plan, debía ganarme la confianza de mi primo y unir a Lucian a él, todo eso evitando mi muerte. Por lo visto, Lucian ya sabía de mi existencia de hecho, eso que sucedió en el hotel fue extraño, cuando lo vi sentí algo en mi pecho.
Como sea, la fiesta de bienvenida de Cardan y ahí es donde se supone yo secuestraría a Lucian ya que le ordenaría a un par de mis guardaespaldas que me ayudaran a atraparlo. Pero, como ahora no quiero secuestrarlo, lo único que puedo hacer es lograr que mi primo y él se conozcan, si ese era un buen plan.
Pasé desapercibida el resto de la semana escribiendo de nuevo los detalles que sabía de la historia, con eso podría alcanzar mis metas, ahorrar algo de dinero e irme de aquí fuera del peligro. Claro, el hecho de que ellos sean hombres lobo es algo que yo desconozco y que la Esther original nunca supo, por eso debo ser más precavida.
Incluso me da algo de escalofríos pensar que mis guardaespaldas lo son. Como sea, el día de la fiesta llegó y durante todo este tiempo no recibí ninguna cita de mi primo adoptivo, aun así, supe que me tenía bien vigilada. Claro, no era algo que me sorprendiera, después de todo estaba bajo su mirada, siendo observada, pensando que tenía algún plan perverso en mente.
―Señorita McHill. ―La voz de Kael White, la mano derecha de Aldrec, tocó mi puerta. Me acerqué para abrirla y el muchacho me vio con cierta sorpresa. Fruncí mi entrecejo un poco confundida por su reacción. Carraspeó y luego me entregó un vestido.
―El señor me ha dicho que le entregue este vestido para la fiesta de esta noche. Lo tomé con cuidado. Estaba cubierto por una bolsa plástica, pero podía ver qué vestido era. Uno de color azul degradado con mangas caídas.
―Gracias Kael.
―Sí… ¿perdón? ―Me ahogué una carcajada. Olvidaba que Esther ni siquiera era capaz de agradecer.
―Dije gracias. ¿Hay algo más?
―Ammm… no, no. ―Parecía descolocado por mi actitud. ―¿Se siente bien señorita?
―Si ¿por?
―¿Si por? ―Abrió sus ojos como un búho. Sonreí levemente.
―Por cierto, Kael, ¿puedo pedirte un favor?
―¿De qué se trata?
―Verás, quiero darle una sorpresa a mi primo como disculpa por preocuparlo últimamente. Así que me preguntaba si eras capaz de atraerlo al pasillo fuera del salón del baile a las nueve en punto.
―¿Está segura?
―Cualquier cosa échame la culpa a mí. No te preocupes, si dice algo, solo di que te obligué o algo.
―Señorita…
―Por favor. ―Junté mis manos mientras rogaba por su ayuda. Estaba desesperada. Al final accedió.
―Gracias Kael. ―Mi emoción me ganó y terminé abrazando al omega de mi hermano. ―Te debo una. ―Con eso, entré a mi habitación y me dispuse para arreglarme para esta noche.
Bien, si lo lograba, Kael llevaría a Aldrec justo al lugar donde Lucian entraría colado. Tan solo esperaba que mis cálculos no fallaran.
Unas horas más tarde, la fiesta había dado comienzo. Intenté fingir demencia antes los comentarios sarcásticos de la gente y me dirigía tomar algo de ponche. La noche era fría, sin embargo, el salón cerrado daba calor debido al gentío. Música clásica sonaba de fondo.
―¿Qué haces aquí tan tranquila? ―Habló Aldrec tomándome por sorpresa. Odiaba que fuera tan sigiloso.
―Bebiendo ponche, prefiero no escuchar el veneno de la gente.
―Sabes que te lo has buscado sola ¿no? ―Lo miré ofendida.
―Lo sé, por eso prefiero evitarlos, no quiero avergonzar a mi primo esta noche tan especial.
―Agradezco tu sarcasmo, pero en serio que te comportes.
―Claro, por el meñique. ―Elevé mi dedo de la mano derecha y él lo vio y luego a mí aun confundido.
―Estás loca.
―No me ofendas así. ―Contesté con dramatismo. El negó de un lado a otro y luego tomó algo de ponche. ― Saqué el celular de mi bolso y me di cuenta que, faltaba media hora para las nueve. Debido a que estaba aburrida, decidí disculparme con mi primo y retirarme al sanitario. En el camino, compartí una mirada con Kael y él asintió. Adoraba que fuera inteligente.
Me quedé en el elegante baño mientras revisaba mis redes sociales, tenía varios seguidores y era obvio, mi fortuna hablaba por si sola. Observé las fotos de Esther y me quedé boquiabierta. La chica se quería demasiado, además subía fotos que para mi gusto eran un poco provocativas, quiero decir, era una chica guapa y tenía derecho a hacerlo, pero mi persona es un poco más tímida. Aun así, admitía que Esther tenía muy lindos glúteos.
―¿Señorita está bien? ―La voz de Jimmy Owens, uno de mis guardaespaldas me puso alerta. Miré mi celular y ya habían pasado veinte minutos. Era hora de moverme.
―Si, si, ya salgo. Es solo que tuve un ligero problema con el vestido.
―Está bien. ― Me lavé las manos, arreglé mi cabello y sonreí.
―Tienes que sobrevivir Esther, aunque sea una vez. ―Con eso dicho, salí y Jimmy fue detrás de mí. Llegamos al salón de nuevo y ya que debía deshacerme de mi pobre cuidador. Decidí colocarme algo de perfume barato sobre el cuerpo mientras me metía entre el gentío. Debía deshacerme de mi olor para perder a Jimmy.
Con eso hecho corrí hacia el pasillo escondiéndome en una de las habitaciones. Ahí, escondida, esperé hasta que mi primo llegó. Parpadeé sorprendida, creí que se negaría a mi petición. Debía preguntarle a Kael cómo lo había convencido.
―Bien ahora, Lucian debe aparecer. ―Sonreí sintiéndome emocionada. A pesar de todo, adoraba a la pareja. Era una de mis favoritas.
―¿Me buscabas? ―Una voz gruesa y suave al mismo tiempo hizo que mis vellos se erizaran, al darme la vuelta con lentitud me encontré con unos aterradores ojos azules. ―Señorita McHill, es un gusto conocerla por fin.
Diablos, estaba en problemas.
Estaba en problemas. Lucian sonreía como todo un desquiciado, tenía la misma sonrisa que me había mostrado cuando me asesinó. Sin embargo, era obvio que él no recordaba nada de eso. Mi cuerpo temblaba inconscientemente. Esto no tenía que haber pasado. ¿Cómo no me di cuenta que el loco me seguía? Pero ¿por qupe?Se suponía que el entraría de incógnito por este lado para luego ser capturado por mí. No era al revés. ¿De que iba todo esto? Destino, solo te pido sobrevivir. ¿Por qué me haces esto?―¿Cómo me encontraste?―Es fácil sentir tu dulce aroma pequeña McHill. ―Di un paso atrás topándome con la puerta. Mi mano cayó sobre el picaporte. Tenía que huir, debía abrir esa puerta y que mi primo viera a Lucian y así podrían enamorarse. Esa era mi única opción.―¿Mi aroma? ¿De qué hablas? ―Sonrió levemente mientras pasaba su mano sobre mi rostro, pronto tomó mis mejillas con algo de fuerza.―Eso no importa. Te he estado siguiendo pequeña McHill. ¿Cómo te atreviste a interrumpir mis planes? ¿
Mi corazón latía con fuerza mientras intentaba comprender mi situación. Había besado a Lucian, por mi propia voluntad.Definitivamente mi sentido de supervivencia me atacó feo.Ahora me encontraba abrazada a mí misma sola, luego de que Lucian me dejara ahí en el cuarto después de que lo alejara violentamente. Suspiré desesperada. Esto era incómodo y quería salir de ahí cuanto antes, pero claramente eso no era posible.―Voy a volverme loca. ―Sacudí mi cabello mientras me recostaba de lado sobre la cama. ¿Cómo diablos iba a salir de aquí? ¿Cómo diablos haría que Lucian se enamorara de Aldrec? Y si Aldrec no me rescataba, cosa que era más que segura, cómo podía escapar. ¿En serio moriría de nuevo a manos de Lucian?―¿Qué haces? ―La grave voz de Lucian me asustó. No sentí en qué momento entró a la habitación. Apoyé mis manos sobre la cama mientras levantaba la mitad de mi cuerpo y giraba mi cabeza para verlo. Mi cabello caía sobre mi cara por lo que me sentí más avergonzada, pero era mejo
Mientras observaba la luna llena de mi habitación parpadeé varias veces. De seguro Lucian y Aldrec ya se habían convertido en lobos. Era increíble que en esta realidad, habían hombres lobos rondando por las calles de la ciudad. Lo más sorprendente era que en mi primera vez en este mundo no tuve la oportunidad de ver uno ya que morí en menos de un mes.Además, estaba segura que Aldrec ya sabía dónde estaba, después de todo, el olfato de un lobo era mil veces mejor que el de un lobo. Y considerando la situación, Aldrec no vendría a mi rescate. Estaba acabada.―Esto es una pesadilla. ―Me quejé. Al regresar la vista a la cama, noté una sombra negra que se movió hacia la puerta. Corrí a encender la luz y tal como esperaba, no había nada ni nadie ahí.―Este encierro me está volviendo loca. ―Fue lo que pensé en ese momento. Al acercarme a la puerta de salida, noté que estaba encerrada. Me tiré al suelo para observar debajo de la puerta si había alguien, por lo visto no lo había. Corrí a la m
El fuego consumía el oxígeno en el aire. Sentía queme ahogaba, pero por alguna razón, sentía que Lucian estaba ahí. Había muebles de madera sobre el suelo y la verdad, no creía aguantar mucho. Iba a darme la vuelta cuando alcancé a ver una cabellera grisácea en el suelo. Corrí hacia la esquina encontrando a Lucian inconsciente. Tenía un golpe sobre su frente y evidentemente, no podría moverse.No tenía tiempo para llamar a alguien, así que hice lo posible para cargarlo conmigo. Lo levanté con dificultad coloqué su brazo sobre mis hombros. SI que pesaba, aún así debíamos vivir. No tenía planeado que mi muerte fuera ahí, quemada por un incendio. Me llevé a Lucian fuer de ahí, sentía mis músculos arder debido a la fuerza extra que estaba dando. Comenzaba a ver borroso debido a la contaminación en el aire, pero debía resistir. No podíamos morir ahí.Fue entonces cuando vislumbré el lobby. Alcancé a ver a Demian y al salir él me sonrió. Se acercó para ayudarme cuando un ruido extraño sobr
Lucian me preguntó si estaba bien. Le dije que sí. Sin embargo, a pesar de haberme lavado los dientes todavía sentía amarga la boca y no solo eso, sentía un vacío en mi estómago. Lo primero que pensé fue que la comida chatarra me había hecho daño. Al estar en el cuerpo de otra persona, no conocía sus hábito alimenticios y no es como si en la novela dieran muchos datos sobre Esther. Ahora, ya sabía que la comida chatarra no era para ella.―No tiene fiebre. ―El médico de la familia me revisó. Luego de mi episodio vomitivo, Lucian fue por el doctor ya que no era normal lo que había sucedido. Se lo agradecí, pero le dije que exageraba. Se molestó conmigo porque mi salud era importante y yo no lo tomaba en cuenta.En conclusión, me ignoró y por la mañana había traído al médico. Me preguntó si tenía síntomas previos, que era lo que había comido en los últimos días y fui honesta.―Probablemente sea a causa del estrés. ―Miró a Lucian. ―Lleva mucho tiempo encerrada y como verá, las emociones r
Cuando desperté, estaba en una habitación del hospital. Lucian estaba frente a mi cama leyendo algo.―¿Ya pasó? ―Lucian alzó la mirada y luego se levantó para caminar hasta mí.―Sí, los resultados también.―¿Es algo malo?―De eso vamos a hablar con el médico. Iré por él. ―Lucian salió de la habitación y en minutos regresó con el médico. Era un gastroenterólogo, se llamaba Justin Baxter.―Señorita Esther, ¿cómo se encuentra?―Me siento mareada.―Es comprensible. En un rato traeremos comida para ti, pero debemos esperar a que la anestesia pase. ―Asentí.―¿Y qué encontraron? ―Me mostraron las imágenes de mi estómago. Pude observar un tejido como ovalado en el estómago.―¿Qué es eso?―Una ulcera. ―Mi expresión era todo un poema. ―Esta pudo haber sido ocasionada por diversas causas. Le dejaremos un tratamiento para que sane, así como una dieta saludable. ―Asentí. ―Sin embargo, me gustaría que el doctor Terrance hable con usted, en privado.―¿Es colega suyo? ¿Es otro problema por mi úlcera?
―Te encontraron fuera del hospital inconsciente. ―Me dijo Demian en cuanto comencé a hacer preguntas sobre lo que había sucedido. Luego de despertar, me di cuenta de que, tanto Lucian como Demian estuvieron esperando a que reaccionara. Me sentía magullada, pero más que todo, aterrada por lo que había sucedido.―¿Y el doctor Terrance? Él me atacó, pero no sé, todo se volvió borroso. Recuerdo que llegué afuera, pero luego vi…algo grande que lo atacó… ―Me quedé en silencio. Miré a Lucian y estese tensó. Había sido él en su forma de lobo. No sabía por qué, pero estaba segura de eso.―¿Algo grande? Debiste estar alucinando. Un guardia te encontró y Lucian pronto llegó.―¿Qué pasó con él? ―Miré a Lucian. Sus profundos ojos azules se fijaron en los míos sin expre
―¿Qué diablos haces aquí?―Escuché que hoy transportarían a una chica tonta de vuelta a la casa de los Thorne.―Muy gracioso. ―Me levanté y sacudí mis pantalones. Luego caminé para poder subir, pero me resbalé unas cuantas veces gracias a la tierra mojada. Aldrec rodó los ojos y luego bajó un poco para ubicarse detrás de mí.―Sube. ―Él me empujó tomando mis pantorrillas y luego mi talón y con dificultad logré salir de ahí. Lo gracioso es que él casi ni se había manchado, a excepción de sus elegantes zapatos.―¿Por qué estás aquí?―Acabo de decírtelo.―Esperas que te crea que has venido por mí. Muy gracioso.―¿Por qué no vendría por ti? ―Sus ojos verdes me analizaron con curiosidad.―No me digas, vas a matarme.―¿Qué diablos te dijo Thorne? ¿Te lavaron el cerebro?―Sigo sin entender por qué viniste por mí.―Eres mi prima. ―Lo miré con los ojos entrecerrados. ¿De qué me había perdido? ¿Desde cuándo me veía como su prima?―¿Te drogaste?―Muy graciosa. ― De pronto, Aldrec se tensó. Comenz