Nina había logrado zafarse de la insistencia de Mauricio en casarse ese mismo día. Claro que a costa de algunas concesiones: intentarían llevar una vida de pareja durante todo el viaje.
No se atrevía a adivinar si él estaba poniendo a prueba su honestidad o su voluntad, pero no podía rehusarse.Además, tarde o temprano, las cosas serían de esa manera ¿No? En resumen, la noche se hizo eterna para ella.Mauricio la había obligado a dormir junto a él y aunque había mantenido una distancia saludable para ambos, el corazón de Nina martillaba contra su pecho como si fuera a saltar fuera de su cuerpo en cualquier momento.No pudo siquiera pestañear.Con un vestido de estilo bohemio que se pegaba a ella donde sus curvas se pronunciaban y unas sandalias con tacón, esperaba tener un aspecto juvenil y refrescante, pero cuando subían al avión para cruzar el mar, se sentía más como un zombi con ojeras negras.No era voluptuosa, ni podía lucir largas piernas, pero tenía un cuerpo armonioso y un rostro pequeño y delicado.Su piel blanca contrastaba contra su cabello renegrido y midiendo poco menos de un metro sesenta, contaba con sus tacones para poder alcanzar una altura promedio, pero siempre se veía gentil y elegante.- Asustarás a la gente – le dijo Mauricio con el ceño fruncido- Esto es divertido para ti ¿No? – lo fulminó con la mirada- Fue una noche increíble, cariño – le guiñó un ojo- Quiero matarte – se reclinó contra su asintió – Sabes, a veces me pregunto ¿Y si hubiera sido una asesina prófuga antes de mi accidente? Te juro que la claridad con la que me imagino ahorcándote en este instante, me da escalofríos- Mmm – Mauricio inclinó la cabeza ligeramente hacia un costado – la verdad es que, con esa cara tuya hoy, de verdad pareces algo locaNina se acomodó el antifaz oscuro y se acomodó para dormirYa había tomado la medicación para la ansiedad que su terapeuta le había recomendado, pero el interior del avión le daba claustrofobia.Lo mejor sería intentar dormir, ya que de todos modos tenía sueño- Espera – le pidió Mauricio- ¿Qué más quieres Mauricio? – soltó, algo irritada por los nervios. - Toma – le entregó un pequeño estuche aterciopelado de color azul- ¿Qué es esto? - ÁbreloUn anillo delgado de oro puro, delicadamente tallado con una decena de piedras brillantes sumamente pequeñas incrustadas entre detalles con formas de pétalos dorados, apareció ante ella y la sorprendió.- Esto…- Póntelo – le indicó, mostrándole la argolla que él llevaba en su dedo anular.Sin palabras y prácticamente de manera mecánica, Nina se colocó el anillo, bajó el antifaz y se dispuso dormir.Al parecer, últimamente, cada decisión que tomaba era aún peor que la anterior. Se despertó aterrizando, sorprendida por la turbulencia del avión, desorientada, alterada y con náuseas.Mauricio sujetaba su mano y ella no sabía si agradecerle o pegarle.Lo fulminó con la mirada, pero no se apartó de él.- Disfrutas verme sufrir – afirmó Nina - Disfruto verte – dijo con dulzura - ¿Quieres un café? Ella sentía que le faltaba el aire y no veía la hora de salir de allí, pero tomar un café no parecía tan mala idea.Hicieron su pedido, tomaron su orden y buscaron una mesa para sentarse cuando una niña de un metro de altura, chocó contra Nina, haciéndola tirar el contenido de su café- Lo siento – se disculpó la niña- ¿Estás bien? – Nina se agachó para revisar que el café no la hubiera salpicado - ¿Te quemaste? - ¿Mamá?Nina se atragantó con saliva- ¿Cómo se llama tu mamá? – la pequeña no respondía - Niña ¿Te quemaste?Entonces le mostró la mancha oscura en la manga de su camiseta blanca- Vamos a lavarte rápido – La levanto en sus brazos - ¿En serio no eres mi mami? – la pequeña sollozó- Mauricio, fíjate, si encuentras a la madre de la niña, la llevaré al baño para mojar su mano - Preguntaré en la mesa de entrada si alguien perdió una niña – Mauricio la miraba divertido.Luego de comprobar que la niña tenía una camiseta delgada debajo de la camisa, Nina la sentó sobre la mesada del baño de mujeres.- ¿Cómo te llamas? No se llevaba bien con los niños, pero tenía que asumir cierta responsabilidad por esa pequeña luego de que se quemara con su café.- Magnolia – susurró - Magnolia ¿Recuerdas el número de tu mamá? Para llamarle- Solo sé el número de mi papá – agachó la cabeza- Eso es bueno, dime y le llamaremosCon un puchero, la pequeña de cabello renegrido le dictó una serie de números que Nina seleccionó en la pantalla de su celular.- ¿Hola? – preguntó, cuando la llamada conectó- ¿Quién habla? – la grave voz del otro lado preguntó al mismo tiempo- Ho - Hola – tartamudeó – me llamo Nina Duran, encontré a Magnolia en la cafetería y tuvimos un pequeño incidenteLuego de un largo minuto, del otro lado respondieron con más suavidad- ¿Siguen allí? Era la primera vez que hablaba con un hombre, además de Mauricio y el conserje de su taller. Estaba nerviosa- Estamos en el baño de mujeres de la cafetería – logró decir, fingiendo una clama que no tenía - cerca del ingreso oeste del aeropuerto- Voy enseguidaLa llamada se cortó y Nina soltó el aire que contenía- ¿Papá vendrá? – preguntó Magnolia- Sí - ¿Puedo irme?- Cuando tu padre llegue- Pero no quiero ver a papá“Yo tampoco”, pensó Nina, pero no podía dejar a la niña y salir corriendo… ¿O sí?- ¿Te animas a esperarlo aquí? Yo tengo que irme, me esperan afueraLa niña rompió en llantoNina se mojó la cara con agua fría y se sentó al lado de la niña, en el suelo¿Sería abandono de persona? Si ni siquiera era su hija… - Tú… tampoco… me… quieres… - sollozó- Magnolia ¿Por qué no quieres ver a tu padre? – intentó distraerla para que dejara de llorar- Porque es veinte de septiembre- Sí… y… - inquirió- Mi papá odia los veinte de septiembre
- Bueno, supongo que todos tenemos una fecha complicada- Es mi cumpleaños- ¡Felicidades! – sonrió y luego se mordió la lengua – o no… - agregó – Magnolia, ¿Tienes otro número al que llamar? - Yo tengo el teléfono de Sara – la pequeña le mostró el celular que escondía en su mochila- ¿Estabas intentando escapar?Magnolia hizo un puchero. Nina entendió que la niña no se dio cuenta de que había cometido un error.- Cuando estoy triste, también me equivoco un poco- Señora ¿Sería mi mamá un ratito? Es mi cumpleaños – la miraba suplicanteCon el corazón hecho un bollito al ver la expresión de la niña, Nina se conmovió - ¿Quieres un abrazo? Puedo abrazarte hasta que llegue tu papá“Eso se hace con los niños ¿No? Abrasarlos” reflexionó para sus adentrosMagnolia saltó a sus brazos.- ¿Qué pasa los veinte de septiembre para que llores así en tu cumpleaños? – le preguntó acunando a la niña que rompía en llanto contra su pecho- Mi mamá murió cuando yo nací El cuerpo de Nina se tensóAsí que no solo era su cumpleaños, también era el aniversario fúnebre de su madre.Con razón tanto drama, no era un día fácil para la pequeña, ni su padre.- Magnolia es un lindo nombre, sé una canción sobre un prado de Magnolias ¿Quieres escucharla? No me gusta presumir, pero soy muy buena cantando.La niña acomodó la cabeza sobre el hombro de Nina- De un lado al otro,Con el viento se muevenDe pétalos blancos a rosa van cambiandoLas magnolias en el pradoSusurró la nana contra su cabello hasta que dejó de llorar y su aroma logró relajar los nervios de Nina.Tres golpes a la puerta la sobresaltaron, sin dejar de cantar abrió cuando del otro lado se anunciaron como el padre de la niña.- Eva – susurró, estupefactoSobre un par de zapatos negros relucientes, Salvador se erguía con los hombros rectos y el mentón ligeramente levantado.Eva no supo si era por el uniforme militar, o por la diferencia de tamaños entre ellos, pero se congeló en el instante en que lo vio.Salvador dio un paso hacia ella, sobresaltado.- Su hija – Nina le entregó la niña e intentó alejarse, pero él la tomó de la muñeca- ¡General! – Sara se apresuró entre ellos - ¿Qué está haciendo? - ¡Eva! – ignorando a Sara, Salvador apretó su agarre con más fuerzaCon todos sus traumas y miedos, luego de recuperarse por completo de su accidente, lo primero que hizo Nina fue entrenar su defensa personal.En cuanto se soltó de Salvador con un giro de su muñeca, propinó un golpe con su rodilla en la entrepierna del hombreSalvador se retorció de manera refleja- ¡Que no soy Eva! – le gritó y se alejó a toda prisa- ¡Sara, detenla! – le ordenó Salvador- General – Sara se paró delante de él – su esposa falleció------------------------------ ------------------------------ -------------------------
Un destello asomó a los ojos de Salvador mientras se enderezaba
- Magnolia ¿Hacia dónde fue tu madre? – le preguntó a la pequeña, tomándola de los brazos de SaraÉl podía no haberla visto con claridad, pero la niña sí- La Señora está a veinte metros bajo tierra, a tres horas de aquí – soltó Sara - ¿Necesita coordenadas más específicas? Estoy segura de que las sabe- ¡Era ella!- Señor, ella falleció hace cinco años, puede haber alguien similar, pero los muertos no caminan en los aeropuertos La niña se retorció en los brazos de su padre.- Es una fecha difícil – Sara recuperó a la pequeña y la acunó – pero cuide de sus actitudes frente a la niñaCon un gusto amargo en la boca, Salvador contraatacó.- No creas que siempre soportaré tu impertinencia solo por tu servicio a tu Señora- Creí que lo hacía porque fui testigo de su muerte o cuando menos, por haber ayudado a su hija a nacer¿Podía ser que su conciencia le jugara una broma de mal gusto?- Ve al avión, tengo algo que confirmar – con un gesto de su cabeza, llamó a uno de sus guardaespaldas – escolta a Sara y a Magnolia al jet, iré a la cabina a revisar las cámaras de seguridad.Había una gran diferencia entre “parecida” e “idéntica” Esa joven, aunque actuara con un coraje completamente diferente al de Eva, era igual a su esposa, estaba seguro.- ¿Va a revisar las grabaciones? – preguntó Sara con incredulidad- ¿No puedo hacerlo?Claro que nadie desafiaría su poder- Nos perderemos la misa- La misa no comenzará hasta que yo llegue y en lugar de irte de boca conmigo, no vuelvas a perder a Magnolia, no olvides quién soy- ¡Pobre joven! – insistió Sara - Por querer hacer el bien y cuidar de Magnolia, ahora es acosada por ustedSalvador se giró una última vez hacia Sara- Es eso o abrir el cajón de mi esposa- ¡No se atrevería…!- ¿Quieres apostar? Vamos al avión, en lugar de perder el tiempo revisando las cámaras, creo que será más efectivo confirmar si mi esposa murió o no, abriendo su féretroAgitada, Nina se subió al taxi sin explicarle a Mauricio lo que había sucedido- Nina ¿Qué sucede? – preguntó luego de indicarle la dirección al chofer, con la respiración agitadaHabía corrido tras de ella, sin soltar la mano que Nina le extendió- Mauricio, conocí gente loca – su pecho subía y bajaba mientras se dejaba caer contra el respaldar del asiento – muy loca- No lo dudo, para hacerte correr a ti, debe ser algo serio - ¡Hey! ¿Qué quieres decir? Soy buena corriendo- No corres nunca – rioNina manoteó el café que Mauricio sostenía- Ese era el mío – se quejó él- Te compraré otro cuando lleguemos al departamento – le dijo, tomando el contenido del caféEstaba agotada.Quizás… solo quizás… debía hacer algo de ejercicio cada tanto.- ¿Cómo piensas pagarlo? – Mauricio le preguntó, divertido- ¡Tengo más dinero que tú!- ¿Y a dónde están tus cosas? Nina tanteó sobre su cuerpo y recordó que traía un vestido sin bolsillos, buscó su bolso de mano, pero no estaba por ningún lado.A
Encerrada en el estudio, Nina no notó que Mauricio volvió del aeropuerto con las maletas, ni que la noche había caídoÉl no entraría en el estudio mientras ella trabajaba, pero luego de horas en silencio, golpeó suavemente para anunciarse y abrió la puerta para encontrar a Nina sentada en el suelo, con una botella de vino al lado y una decena de papeles desparramados a su alrededor.- ¿Tan difícil es dibujar un algarrobo? – le preguntó curioso- Eva – soltó ellaÉl se congeló, pero Nina estaba tan perdida en sus pensamientos que no notó la expresión compleja de Mauricio- Creo que me llamo Eva – le dijo sin levantar la vistaMauricio se aclaró la garganta - Creo que bebiste de más- Creo que mi apellido era algo como Arra o Parra- Creo que tienes muchas ganas de tomar alcohol de nuevo, pero ya bebiste suficiente- Eva Arra – pronunció – Eva Parra- Mmm… ahora que lo dices – Mauricio se sentó en la silla detrás de ella, cerrando sus ojos con fuerza para calmar sus nervios - creo que e
Salvador sentía que había pasado más de una década de la última vez que se sentó de esa manera, en medio de la noche.No tenía muchas oportunidades para mirar la luna con la guardia baja, puesto que pasaba demasiadas noches lejos de casa, de misión en misión.— General, Mauricio vendrá pronto - le informó Marcos, aun con su uniforme— Eso es bueno – susurró Salvador— ¿De verdad irá usted mismo por el relevamiento de los daños en la frontera?— ¿Por qué no iría?— General, no necesita hacer todo usted mismoSalvador miró la mansión detrás de él, en dirección a la ventana de la habitación de Magnolia.Con su rango, no necesitaba ser tan activo en el campo, pero últimamente, era más lo que huía de casa que lo que extrañaba regresar.Si no fuera por la niña, quizás ni asomaría allí.— Mauricio debe asumir ciertas responsabilidades con la familia – murmuró— Fue bueno que Mauricio justo estuviera en la ciudad, o no podría distraer a Greco Domoniccie de usted para investigar lo de la Señora
- ¿En serio me parezco a la esposa de tu primo? – preguntó Nina con curiosidad - ¡Quiero ver una foto de ella!- ¿Cómo puedes sonar tan entusiasmada por algo como eso? - le preguntó Mauricio con el ceño fruncido - Te dije que murió de una manera muy lamentable- Es que se me ocurrió en qué trabajar este año- ¿Te largarás a hacer retratos póstumos? - ¡Mejor que eso! – se detuvieron frente a la puerta de la mansión - ¡Fantasmas! ¿Qué dices?- La serie de “olvido” no fue tan fuerte para ti, ¿No?… Nina, ¿Cómo le haces para salir con cosas tan fuertes si nunca saliste de casa?Nina se encogió de hombros - ¿Y quieres algo aún más escalofriante? – la cuestionó Mauricio- Es que es mucha casualidad ¡Fue el destino! Yo creo que también me llamé Eva alguna vez- Ese chiste no lo hagas aquí, las paredes escuchan en esta mansión y no le causará gracia a nadie – Mauricio se puso serio – Eva es un tabú… incluso para mi- Pero ahora todo tiene sentidoAl menos ahora el afecto de Mauricio parecía t
Entre sueños, Nina sintió que esa cama era su cama y que el aire fresco que se colaba, era igual de reconfortante que siempre.Estaba tan cómoda que no se dio cuenta de Salvador, parado a su lado.Ella podía dormir con la calma de quien no sabe ni entiende lo complejo de una perdida, pero Salvador no podía pegar ojo.Era un hombre frío y meticuloso, que se mantenía distante de todo y todos y que, en su mente, repasaba cada detalle como si fuera una biblioteca humana, decodificando información y agregándola en orden. Para él, todo suceso, era una lista de hechos que ordenar cronológicamente.Por otro lado, era incapaz de callar, y le había ordenado al mayordomo que separara a Nina y Mauricio para poder enfrentarla…Parado allí, pensaba qué le diría y repasaba:Uno, Eva no murió. Dos, Eva está vivaPodían parecer las dos caras de la misma moneda, pero eran dos situaciones que le planteaban cuestiones completamente diferentes.Tres: Había alguien igual a ellaCuatro: Nina tiene una histor
Al final, Salvador había salido de esa mansión sin una respuesta clara y un montón de planteos atorados en medio de la garganta- General, tenemos la ubicación de los infiltradosEl problema en la frontera era mucho más complejo de lo que Marcos sabía, pero él ya lo imaginaba.Desde hacía un par de años seguían la pista de un grupo de mafiosos que intentaba iniciar un negocio de contrabando de drogas.En otras condiciones, la policía antinarcóticos en conjunto con control de aduanas podrían resolverlo, pero estos mafiosos eran parte de una red de terroristas.Gracias a sus informantes, Salvador no perdía pisada de ellos y esperó pacientemente a que hicieran un movimiento para salir de las sombras.Cuando trascendió que se había descubierto un pase clandestino en la frontera, Salvador entendió de inmediato que estos hombres entraban de manera legal al país por los puestos formales, y la “mercadería” la movían de manera paralela Marcos era su mano derecha, pero a Salvador le daba perez
- Dani – susurró Nina - ¿Y si Eva Domoniccie no puede descansar en paz? - Ojalá haya encontrado la paz que en vida no tubo- Su habitación está maldita – declaró Nina- ¿De nuevo con eso? – Daniela suspiró exhausta, conocía lo suficiente a Nina como para saber que su imaginación no tenía límitesPensando en las palabras del hombre en su sueño, Nina se hizo de otra teoría- Creo que ella se presentó en mi sueño y me puso en su lugar para que entendiera como se sentía- Entonces Eva estaría más traumada que dolida- ¿Y si ellos quieren que ocupe su lugar? Literalmente dijeron que sería la nueva Señora Domoniccie - ¡Nina! – Daniela la empujó con la cadera - ¡Si sigues con todo eso, no voy a poder dormir esta noche! Habla con Mauricio, pregúntale sobre esa mujer o dile sobre el hombre que viste en el aeropuerto, pero ya frena esa paranoiaSí. Algo de eso tenía que hacer. No podía estar haciéndose películas en su mente de esa manera.- Hablaré con mi terapeuta esta noche- Nina ¿Estás se
- Nina, no has desayunado – Daniela intervino - ¿Quieres té o café?- Café – soltó sin pensarlo dos veces- General Domoniccie ¿Quisiera un café? Nina no tolera el ayuno y desde que llegamos no hemos tomado nada… con tanto trabajo, a veces se nos olvida - Un café estaría bien – dijo con seriedadNina estaba realmente pálidaClaro que no por el ayuno, sucedía que en su interior se cocinaba una mezcla de miedo y precaución hacia el General Domoniccie con una pizca de vergüenza: la escena de su sueño en que lo besa, se reproducía con un montón de detalles en su cabeza.- Les armaremos una mesa – dijo la Directora Ordoñez- Permita que mis hombres la ayuden – intervino Salvador y en dos segundos, un par de soldados habían acomodado una mesa para dos bajo las indicaciones de la directora OrdoñezSe sentaron uno frente al otro¡El General Domoniccie era el hombre del aeropuerto! … Era el hombre que le recordaba a su esposoNina no sabía si era una señal o una broma del destinoNotó que Sal