Blas estaba terminando de seleccionar los equipos que faltaban para las remodelaciones del teatro. En su oficina, sumido en pensamientos, la figura de Milena ocupaba la mayor parte de su mente. Se detenía con frecuencia, distraído por el remordimiento.
De repente, su teléfono vibró con un mensaje de Glenn: "Todo listo para mañana, jefe".
Blas respondió con un lacónico "R", sin ganas de conversar. Mientras se tomaba otra pausa, el rostro de Milena aparecía una y otra vez en su mente. Recordaba su expresión de pánico y sus confesiones. Era lo que había deseado desde el principio, pero ahora sentía que ella se había sentido obligada.
— Debí dejarla ir —
— ¿Por qué llegamos tan temprano? Casi no he dormido por tu culpa — se quejó Glenn.— En lo que a mí respecta, has dormido lo suficiente — replicó Blas, con un tono de voz cortante.— He estado trabajando hasta tarde estos últimos días — continuó diciendo Glenn, con un toque de dramatismo en su tono.— ¿Crees que soy ingenuo? No has hecho nada con la información que te envié esta semana — Blas lo miró de reojo, con dureza.— ¿Cómo sabes que no he hecho mi trabajo? — preguntó Glenn, con evidente temor en su voz, consciente de que se habían pasado los días haciendo todo menos trabajar.— Siempre lo reviso — informó Blas. — Ahora debes termina las instalaciones para que te pongas al día con lo que tienes atrasado, ¡y hazlo hoy! —.— ¿Hoy? ¿Estás loco? — refutó Glenn, pero su protesta se desvaneció cuando vio la seriedad en los ojos de Blas.— Si no terminas, buscaré a alguien que sí haga el trabajo como debe ser —.— En mi defensa, nunca encontrarás a otro como yo — respondió Glenn, inte
Después de completar todas sus asignaciones semanales, Blas se encontró nuevamente sumergido en sus pensamientos sobre Milena. Aunque suspiraba aliviado por haber llegado a un acuerdo con Zane, el peso de sus errores con Milena seguía aplastando su corazón. Sabía que resolver lo de Zane era solo una pequeña victoria; la verdadera batalla era encontrar una forma de reparar el daño que había causado a la mujer que nunca había dejado de amar.Los pensamientos sobre Milena lo consumían tanto que Blas había descuidado sus responsabilidades en Prever. Cada vez que cerraba los ojos, las imágenes del teatro lo perseguían, atormentándolo. Se veía a sí mismo, atrapado en una escena que no podía cambiar, donde sus acciones lo condenaban.La conversación con Milena lo había dejado más confundido que nunca. Había esperado encontrarla furiosa, o al menos triste, pero en lugar de eso, ella le habló con una calma que lo inquietaba. ¿Había sido sincera, o simplemente estaba actuando como si aún estuvi
Zane caminaba apresurado por el pasillo. A estas alturas, era obvio que Blas ya debía saber en lo que lo había comprometido. Por eso apuró el paso hacia donde estaba, antes de que el sonido del final del periodo comenzará a llenar los pasillos.— ¡Buenos días! — espetó con entusiasmo. Zane apenas entró al aula, haciendo que todos los alumnos miraran al nuevo invitado. — ¿Qué te trae por aquí? — preguntó Blas, mirándolo con seriedad, consciente de lo que había estado haciendo.— Ya debes saber que irás al evento este viernes —.— Sí, Yoshida y Sally me lo mencionaron — respondió Blas.Aunque Blas hablaba en voz baja, Milena escuchó el nombre de Sally, y su corazón se detuvo por un segundo. Sus manos comenzaron a temblar de inmediato. ¿Quién era Sally? ¿Por qué le afecta tanto? Se preguntaba mientras intentaba controlar su respiración acelerada. Un nudo de celos y miedo empezó a formarse en su pecho, y no podía evitar que su mente se llenara de dudas. ¿Sería esa mujer la pareja de Blas
Luego de aquella interrupción, Zane desapareció de la oficina, dejando la copia de la carta firmada que Blas le había dicho que no era necesario entregar.Blas lamentaba esa interrupción durante sus últimas clases del día. Incapaz de concentrarse, inventó una excusa para retirarse antes. Mientras caminaba por los pasillos, no dejaba de pensar en Milena y sus últimas palabras.Para él, estaba claro que Milena había enfatizado lo feliz que estaba de volver a verlo. Sentía que ese era el momento de hacer tantas preguntas. ¿Por qué se marchó? ¿Por qué había decidido abandonarlo? ¿Acaso él había hecho algo mal?Al llegar a su vehículo, decidido a continuar aquella conversación interrumpida, Blas comenzó a escribir un mensaje. Sin dudar, lo envió, esperando encontrarse con Milena.Milena, por su parte, tenía pensamientos muy similares a los de Blas. Estaba tan ensimismada que casi olvida asistir a su próxima clase. Por más que intentó, no pudo concentrarse. Los suspiros ya eran algo frecuen
Pensamos que la vida es injusta por separarnos de la persona que amamos. Hay obstáculos y recuerdos olvidados, y todo sucede por un motivo. Debemos esperar pacientemente el reencuentro. Cuando estás destinado a estar con alguien, nada en la vida podrá separarlos.En el amplio pasillo de una prestigiosa universidad, una tímida joven caminaba con nerviosismo. Sus ojos se movían rápidamente de un lado al otro, buscando un lugar seguro.— ¿Cómo me dejé convencer de esto? — murmuró Milena con voz temblorosa, mientras sus manos temblaban visiblemente. Reconociendo a estas alturas que la propuesta de su prima sería difícil de cumplir y buscaba con la mirada un lugar donde pudiera llamarla.— ¡Perfecto! ¡Ahí podré llamarla! — dijo con ánimo, dirigiéndose al tocador de mujeres. En su apresurado paso, no se percató de una persona hasta chocar con ella.— ¡Disculpe! — dijo rápidamente y continuó su camino.Dentro del tocador, se encerró en un pequeño cuarto de limpieza, sacó su móvil y marcó. Su
Asombro, temor y nerviosismo eran las emociones que invaden el cuerpo de Milena mientras observaba el rostro del hombre frente a ella. Nunca había imaginado que él llegaría a mirarla de esa manera, pero de alguna manera pudo intuir las intenciones de Blas. Cuando él la sujetó por los brazos, un escalofrío recorrió todo su cuerpo y, al unir sus labios a los de ella, su cuerpo se paralizó automáticamente. Milena sintió la urgencia de empujarlo y salir corriendo por la puerta, pero su cuerpo no respondía.Blas separó sus labios de los de ella y contempló su rostro enrojecido y sus ojos bien abiertos. Él sonrió atrayéndola más hacia él. Milena salió de sus pensamientos nerviosos al sentir sus manos enredándose entre su cintura. Sin quitar su mirada de ella, Blas comenzó a caminar, y Milena, desconociendo lo que había detrás de ella, se dejó guiar, dando pequeños pasos lentos y torpes.Las pantorrillas de Milena hicieron contacto con algo acolchado y su atacante la arrojó salvajemente sobr
Aquella mañana fue la misma rutina de siempre: ejercitarse, desayunar, actualizar el sistema. Blas tecleaba rápido y revisaba los pendientes de su compañía “Prever” que él y su mentor fundaron años atrás. Su éxito fue gracias a un sistema de seguridad muy avanzado que habían desarrollado llamado Nullsystem. En poco tiempo extendieron su imperio complementándolo con tecnología sofisticada de todo tipo, creación de software, robótica y especialmente nanotecnología.A Blas no le agradaba la idea de ser profesor universitario; ya tenía muchas responsabilidades en su compañía; sin embargo, aceptó impartir clases por un buen amigo que lo había ayudado en el pasado. Calificar a más de 200 estudiantes era muy agotador, pero encontró la manera de hacerlo creando un sistema de calificación inmediata. Él se había negado a recibir el salario; sin embargo, su buen amigo le hacía llegar su pago puntual todos los meses.Esa mañana en particular se encontraba muy distraído. En varias ocasiones detuvo
Ese día Milena regresaba a casa de la universidad, sin saber qué hacer. Tina tenía tantas asignaciones atrasadas y horas antes un profesor la regañó al final de una clase.— No es justo, no sabía del trabajo — dijo Milena. — ¡Te cobraré más, cada vez que me regañen por ti, Tina! —, espetó con enojo.Estaba molesta con su prima y consigo misma. Si no se hubiera dejado convencer, Blas, no la hubiera reconocido, ya no estuviera asistiendo a la universidad por Tina y ahora su ingreso a facultad dependía ciegamente de excompañero del instituto.Para relajarse después de un pesado día de estudios, decidió darse un baño y después se recostó en su cama.— Hoy no lo vi — dijo Milena, recordando todo lo sucedido el día anterior y sonrojándose al pensar que esto volvería a pasar. Tocó sus labios y su cuello, evocando los besos de Blas y esas sensaciones que había experimentado por primera vez. Cerró los ojos, rememorando sus caricias en la piel de su cuerpo. — ¿Por qué me gustó tanto? — se pregu