Luego de aquella interrupción, Zane desapareció de la oficina, dejando la copia de la carta firmada que Blas le había dicho que no era necesario entregar.Blas lamentaba esa interrupción durante sus últimas clases del día. Incapaz de concentrarse, inventó una excusa para retirarse antes. Mientras caminaba por los pasillos, no dejaba de pensar en Milena y sus últimas palabras.Para él, estaba claro que Milena había enfatizado lo feliz que estaba de volver a verlo. Sentía que ese era el momento de hacer tantas preguntas. ¿Por qué se marchó? ¿Por qué había decidido abandonarlo? ¿Acaso él había hecho algo mal?Al llegar a su vehículo, decidido a continuar aquella conversación interrumpida, Blas comenzó a escribir un mensaje. Sin dudar, lo envió, esperando encontrarse con Milena.Milena, por su parte, tenía pensamientos muy similares a los de Blas. Estaba tan ensimismada que casi olvida asistir a su próxima clase. Por más que intentó, no pudo concentrarse. Los suspiros ya eran algo frecuent
Milena, en la biblioteca, terminaba las asignaciones dejadas por Blas. Al día siguiente, tras múltiples interrupciones, William informó a todos que Blas estaría ausente el resto de la semana, dejando un par de trabajos en su ausencia.Milena inmediatamente comprendió que esto se debía a la urgencia por la que lo llamaban. Poco después del comunicado de William, recibió un corto mensaje de Blas donde le informaba que no podía recogerla. Milena lamentaba que la conversación pendiente no pudiera darse; tenía tantas preguntas y sabía que tendría que esperar. Ya habían pasado 3 días sin tener alguna comunicación con Blas. Mientras su mente divagaba en estos pensamientos, comenzó a trabajar en las asignaciones que Blas había dejado. Sabía que no era necesario hacerlas, pero necesitaba mantener su mente ocupada.— ¡Ya has resuelto todos los problemas! — Milena levantó la mirada al escuchar una voz familiar.— No... bueno, sí — respondió pausadamente al ver a William junto a ella.— ¿Podrías
A la mañana siguiente, un agotado y frustrado Blas estaba sentado en su camioneta, meditando sobre lo ocurrido el día anterior. Después de las palabras de Milena, el silencio entre ambos se volvió abrumador. Sabía que su enojo no se debía a un solo incidente, sino a la acumulación de sucesos inesperados a lo largo de la semana. Sin embargo, ver a William junto a ella fue lo que desató toda su frustración contra Milena.Recordaba cómo ella miraba hacia la ventana después de su breve discusión. Al llegar a su destino, Milena salió del coche sin despedirse, cerrando la puerta de un portazo. ¿Cómo había terminado todo así? Se suponía que la había buscado porque quería verla y cerrar esa conversación pendiente, pero los celos, sumados al estrés de la semana, lo llevaron al límite.Esa noche, Blas apenas pudo dormir. Tras un largo descanso, al despertar, sus pensamientos volvieron hacia Milena. No se atrevía a llamarla, sabía que ella no respondería y tenía que iniciar su viaje. Sin embargo
Después de un par de horas conduciendo, Blas llegó finalmente a la costa. Miró de reojo a Milena, dormida profundamente a su lado, y no pudo evitar sonreír. Sabía que, al despertar, ella se enojaría aún más, pero confiaba en que podría calmarla, como lo había hecho antes… con un beso.A pesar de su deseo por ella, sabía que no podía arriesgarse a lastimarla de nuevo. Pero se había acostumbrado a su cercanía, a esa sensación cálida y familiar que solo Milena le provocaba. Su confesión de alegría al verlo de nuevo había encendido en él una chispa de esperanza, algo que creía perdido hacía tiempo.Recordó su último encuentro, cuando ella, con una timidez encantadora, había correspondido a sus caricias. A veces temía que esos momentos no fueran más que ilusiones suyas, una mezcla de anhelo y nostalgia. Pero hacía unas horas, había aprovechado para besarla, un impulso que había contenido durante los días sin verla. Milena le había devuelto el beso, y esa certeza le dio algo de esperanza.
Milena estaba en una lujosa habitación de hotel, rodeada por la suave luz de las elegantes lámparas. Sentada en una butaca frente a la cama, observaba las bolsas de tiendas exclusivas cuidadosamente dispuestas. Entre ellas, destacaba el hermoso vestido verde esmeralda que colgaba del respaldo de una silla, esperando ser usado.Recordaba cada detalle de esa tarde junto a Blas: cómo la llevó de tienda en tienda, insistiendo en que probara cada artículo que él consideraba necesario para la ocasión. Todo era de la más alta calidad: el vestido, los zapatos, los accesorios, entre otras cosas más, incluso un perfume especial que él eligió para ella, con una fragancia suave y envolvente. Milena suspiró, recordando cómo trató de oponerse a cada compra, sintiendo que todo aquello iba más allá de lo que ella había imaginado.A pesar de sus discretas negativas, Blas solo sonreía, ignorando su incomodidad. Su seguridad al tomar decisiones por ella la dejaba sin argumentos, y él asumió sin dudar t
Blas indicaba su nombre en la entrada del lujoso y espléndido lugar. Las miradas ajenas persistían sobre Milena, lo que lo incomodaba profundamente. Sin que ella se percatara, se acercó más a su lado.Los recuerdos de su pasado junto a Milena volvieron a su mente, y también la conversación pendiente. Se culpaba por haberle gritado el día anterior, pero ver a William junto a ella lo había enfurecido. Sin embargo, estaba seguro de que nada interrumpiría su charla. Además, había decidido hacer las cosas de manera diferente: iba a conquistarla de nuevo.Había tomado aquella decisión, porque volvía a reconocer que sus sentimientos eran mucho más fuertes que antes.Con una expresión risueña y lleno de determinación, Blas entró al gran salón de eventos junto a Milena. Al localizar a Zane, quien lo señalaba desde un extremo, notó a Sally levantarse de golpe, con una expresión de sorpresa al verlo acompañado. Blas inhaló profundo, observando cómo ella no ocultaba su asombro. Nadie esperaba ver
Tom, siempre atento a los detalles, observaba detenidamente la imagen. Aunque las dos mujeres en la foto parecían casi idénticas, había algo en una de ellas que no le cuadraba. “No, esa no era la chica que estuvo en Prever”, pensó, mientras veía cómo Milena señalaba a su prima. Aun así, tenía sus dudas. Además, recordó cómo Blas había observado a uno de los alumnos aquel día, y si no se equivocaba, era precisamente ella. No tenía manera de comprobarlo, al menos no por ahora.Yoshida, el más reservado del grupo, apenas prestaba atención a la conversación entre Glenn y Tom. Nunca había visto a ninguna de las mujeres de la foto, no obstante desde que Milena mostró su móvil, había notado algo que los demás no.— Mencionaste que no estás trabajando, ¿cierto? — preguntó de pronto.— Sí, en estos momentos no estoy trabajando — respondió Milena, sorprendida por la pregunta y reconociendo al instante su voz; la había oído antes.Sally miró a Yoshida sorprendida al verlo preguntar, pues rara ve
Al regresar, Milena encontró su comida servida. Después de comer, las conversaciones tomaron otro rumbo, pero lo que más la entristecía era Blas. Desde que habían regresado, él se había mantenido especialmente callado con ella, evitaba mirarla y parecía absorto en una larga conversación con Sally, quien le relataba los diferentes acontecimientos de su trabajo diario.En la mente de Blas, las palabras de Milena resonaban una y otra vez. "Realmente fue una mala idea traerla", pensaba con frustración. "Fue un error obligarla a reemplazar a Tina. Siempre me vio solo como un amigo." Se apartó emocionalmente y centró su atención en la doctora Sally Smith, tratando de distraerse.— Seguro ya sabes sobre la beca — dijo Zane a Milena, notando el evidente distanciamiento de Blas hacia ella.— ¿Cómo sabes sobre la beca? — preguntó Milena, intrigada.— Debes leer bien la documentación que te solicitan. Si tienes todo listo cuando te llamen, podrás aprovechar los beneficios desde el momento en que