Rosalin estaba recostada en la cama mirando el techo, tenía miles de pensamientos, pero el que más la dejaba intranquila era no saber a dónde había ido su nana, durante el tiempo que vivieron juntas, nunca se le ocurrió preguntarle de donde era, ella siempre pensó que venía también de Quebec, y si había vuelto allá, como iría ella sino sabía de qué la estaban protegiendo.Ahora él único que tenía respuestas era su padre, pero temía que no le dijera nada, que guardara silencio antes sus palabras.Al día siguiente tendría que ir a verlo, y saber si el sabía a dónde había ido su nana.Miró el reloj que marcaban casi la media noche, esperaba que pronto Edwan atravesara esa puerta, un calor comenzó a surgir de su interior, era como cuando estuvo en París, su mente se fue volando a los recuerdos de los besos de su compañero, algo dentro de ella deseaba que pudieran continuar donde se habían quedado cuando Luigi los interrumpió.El calor comenzó a subir, por lo que decidió que no podía estar
Edwan llegó muy entrada la madrugada a casa, subió corriendo las escaleras tenía la esperanza que Rosalin aun estuviera despierta, aunque sabía que era muy difícil, el trabajo del casino lo había detenido más de la cuenta cuando llegó el gobierno a supervisar que todo estuviera en regla. Al entrar vio la figura de su compañera recostada en la cama, se veía tan pequeña y hermosa durmiendo, que se movió con demasiado sigilo, tomo una manta que había a los pies de la cama y la arropo, con la dulzura que ella despertaba en él, se acercó a besar su frente. Era razonable que estuviera tan cansada, había sido un largo viaje de regreso que Rosalin, no aguanto despierta. Fue al otro lado de la cama, se quitó los zapatos, después la ropa, y se metió debajo de las sábanas, para abrazar a Rosalin como lo había hecho en París, quería sentir su calor, cuando toco su piel esta se estremeció, Edwan sonrió, al pensar que pudiera estar haciéndose la dormida. Comenzó con un juego de besos en su cuel
Edwan miraba con asombró como el hilo que los unía había dejado el rojo para ser plata, brillaba como si tuviera miles de estrellas, y poco a poco se fue desvaneciendo hasta hacerse invisible, aun así, él sentía como él hilo quemaba su dedo. Escuchó la pregunta de Rosalin, a la cual no tenía respuesta, en su vida no había sabido de algo que hubiera sucedido parecido con otro lobo, solo podía pensar que significaba una cosa. —Ni yo lo sé —dijo mirando su mano —de lo único que estoy seguro es que nada nos va poder separar, nuestra madre la Diosa nos ha bendecido con un vínculo de plata…—¿Cómo puede bendecir este vínculo si tu corazón es de alguien más? —replicó Rosalin con cierto dolor. —Porque yo a la que quiero es a ti, la que vive en mi corazón eres tú —Edwan se acercó a ella y la tomo en por la cintura —no fue suficiente que no tome la mano de Nathalie, que me fui contigo y llore por ti pensando que te habías ido cuando el doctor me dijo que no tenías pulso, esa noche te juró qu
Se había quedado dormida esperando a Edwan, pero no este no volvió, no mientras ella estuvo despierta. Su cabeza no dejaba de penar y de preocuparse por él, había tanto dolor en sus ojos, que no podía pensar que él fuera capaz de hacer algo tan grave como para ser merecedor de una maldición. Los malditos celos se habían adueñado de su cabeza que no la dejaron pensar con claridad, ella ya había visto odió en la mirada de Edwan cuando hablaba de Nathalie, pero ver esa fotografía y pensar que esa maldita había tocado a su esposo la lleno de celos, coraje y posesividad, él ahora era suyo y nadie debía tener recuerdos de él, sobre todo íntimos.“NO HEMOS VUELTO POSESIVAS” Dijo la voz, la misma que le había dicho que no debía desconfiar de él, la que le pedía paciencia, que él le diría todo de su vida.—Nunca pensé sentirme así con alguien —dijo en un susurro mientras veía a su compañero recostado en la cama durmiendo profundamente.No podía negar que era el hombre más perfecto que había
Al escuchar a Beatriz, Rosalin se puso de pie con una sábana cubriendo su cuerpo.—¿Qué tiene mi padre? —preguntó con la angustia formando sé en la boca de su estómago.—Eso no lo sé, lo único que puedo decirles es que llegó un muchacho a dar el recado —contestó Beatriz disimulando todo el coraje que sentía por dentro.—¿Sabías que Harry estaba enfermó? —le preguntó Edwan a Beatriz.—No, yo llegué hace dos días y no salí de casa, sabes que no me gusta mezclarme con los humanos —contestó Beatriz mirando como Edwan abrazaba a Rosalin.—Tranquila el se pondrá bien, ahora vamos —tomo su rostro entre sus manos y le dejó un beso en la frente —yo estaré ahí contigo…Rosalin le dio una sonrisa, era lo que necesitaba, sentir su apoyo, saber que estaba junto a ella.Los dos se vistieron rápido, y cuando estuvieron listos salieron de casa con rumbo a la casa de Harry, detrás de ellos iba Beatriz, que se había ofrecido en ayudar si era necesario.—¿Qué habrá pasado? él se encontraba bien cuando n
Rosalin miraba la manera de escapar mientras ellos se encontraban discutiendo, debía salir de casa de su padre, miró la puerta principal, esa no era opción, tendría que derribar a Beatriz y dudaba que pudiera hacerlo, una posibilidad era la puerta trasera. Comenzó a gatear esperando que no la notaran, debía alejarse un poco de ellos, para poderse levantar y salir corriendo. Al salir de la vista de ellos dio un salto, comenzó a correr por el largo pasillo, cuando vio la puerta de la cocina sonrió, miró detrás y Jasón venía muy atrás, si lograba atravesar esa puerta nadie la detendría hasta llegar con Edwan, él la ayudaría y podría venir a rescatar a su padre, que ahora dudad que estuviera de verdad en peligro. Estaba por tocar el plomo de la puerta, pero un tiró de su cabello la hizo retroceder, sintió el cuerpo enérgico de Beatriz que respiraba violentamente. —No maldita perra, no escaparas tan fácil, no vas arruinar mis planes —dijo Beatriz, Rosalin intentaba zafarse, pero el aga
La sola idea que pudieran alejarla de Edwan le provocaba un desasosiego en su alma, desde el viaje a París todo había cambiando en ellos, se había creado una unión muy fuerte con él, que ya no veía su vida sin tenerlo a su lado, de los sueños que hablaba Jasón ya no había nada, ahora eran nuevos y con Edwan. —No Jasón, yo no iré contigo a ninguna parte, olvídate de mí y déjame ser feliz…—replicó Rosalin intentando apartar a Jasón de ella, su cercanía le causaba repulsión, asco. Lo empujó, por un momento fue libre, pero él volvió a tomarla del brazo, la apretó tan fuerte que temía que pudiera romperlo.—Lo serás conmigo cariño —la abrazo por completo al separarla de Harry —recuerda todo lo que planeamos, íbamos a vivir en Quebec, tendremos una familia hermosa, recuerdas todo lo que planeamos, que viviríamos juntos hasta que nuestros rostros estuvieran arrugados, dime que lo recuerdas, por favor, no me partas el corazón…—Los recuerdo, pero ya no quiero vivirlos contigo —replicó Rosal
Edwan sentía una fría sensación en su interior, un vació en la boca de estómago se había instalado mientras caminaba por los escombros del lugar que fue santuario, donde había calmado el dolor de su corazón por las acciones que lo mantenían lejos de su hogar, hasta podía decir que lograba olvidarlo, fue su distracción para no escuchar esos gritos que atormentaron su alma, hasta que Rosalin apareció.Desde que ella estaba poco era afligido con esos recuerdos. Del casino ahora solo estaba quedando cenizas y humo, su sangre y sudor que dejó cuando lo reconstruyó, esa mañana ya el fuego había hecho ruinas aplastando parte de sus sueños.Levantó la vista, no permitiría que nadie lo viera débil, sufriendo, debía mantener esa postura fría, tragó el nudo en la garganta, quería respuestas, quería saber si alguien había visto algo extraño. —¿Alguien sabe cómo sucedió? —Edwan le preguntó a Peter que no se había separado de él desde que fue a su casa.—No, el señor Craven está iniciando las inve