Edwan y Rosalin miraban a una sonriente y feliz Beatriz, parecía que no sentía vergüenza por la forma que en que se comportó aquella mañana después de la boda.

—Bienvenidos a su casa… —volvió a decir mientras avanzaba a ellos con los brazos abiertos.

—No fui claro cuando te dije que no te quería volver a ver en mi casa —dijo con voz dura Edwan, Beatriz se detuvo de golpe y bajo la vista con pena —¿Qué haces aquí?

—Recuerdo perfectamente tus palabras, y me dolieron hasta el alma, por eso estoy arrepentida por todo el daño que hice ese día, no era yo, estaba confundida sobre mis sentimientos —levantó las manos —y no es justificación, sé que hice mal —dijo Beatriz cambiando por completo la sonrisa, por una cara de disculpa —por eso vengo a pedir perdón a los dos.

Edwan la veía con recelo, quería creer en sus palabras, pero había algo detrás de su mirada de arrepentimiento, y eso hacía que él desconfiara de la sinceridad de sus palabras.

—No puedo perdonar lo que hiciste Beatriz, eras mi