LucianEl atardecer llegó y con ello, los invitados del reino y el momento que he estado esperando con ansias desde que el hechizo se rompió y Alina se convirtió en mi mundo entero. Esta vez la ceremonia se va a realizar en los jardines del palacio, donde ambos renovaremos los votos y nuestro amor ante el reino. Además, conocerán por fin mi verdadero rostro.La espera se me hace eterna y por primera vez en mi vida me siento nervioso. Ni siquiera cuando tuve que enfrentarme a esos vampiros, o a Circe; me latió el corazón tan rápido y la ansiedad se apoderó de mis pensamientos.Camino de un lado a otro en el salón que precede al balcón donde se supone que nos presentaremos. Sorin como siempre está a mi lado y me mira con una expresión divertida.—Mi señor, le va a hacer un hueco al piso si sigue caminando así —bromea.No puedo evitar lanzarle una mirada asesina, pero, lejos de sentir temor, él se echa a reír.—¿Y si decide irse de nuevo? ¿Y si cree que está cometiendo un error?—Tranqui
AlinaUn zumbido extraño retumba en mi cabeza, todo me da vueltas y por un breve instante me cuesta respirar. Ver a Nyssa en ese estado apareciéndose de la nada en mi boda y con un mensaje sobre Circe es algo que todavía no puedo procesar.Me arrojé a su lado sin pensarlo y sin importarme si mi vestido se ensuciaba con su piel cubierta de lodo y sangre. Ella me ha atormentado toda mi vida, tengo mil razones para odiarla, sin embargo, algo se conmovió dentro de mi corazón al verla así.Lucian se dio cuenta de mi angustia, así que pidió a los sirvientes que la llevasen adentro. Ahora mismo uno de los lobos cuidadores del reino está observándola mientras que yo doy vueltas en el pasillo como si estuviese persiguiendo mi propia cola.—Alina, por favor, debes relajarte —me pide Rhea. Ella es la única a la que dejé acompañarme hasta aquí mientras Lucian se encarga de despedir a los invitados y darles un poco de tranquilidad.—¿Cómo quieres que me relaje? Mi hermanastra está allá dentro y ha
Alina—Sí, si me encuentro bien —respondo a Sorin. El pobre hombre corre hacia mí con las mejillas encendidas y la preocupación surcando su frente.No quiero preocupar a nadie, mucho menos que Lucian se entere de mis recientes mareos, así que pretendo que no ha pasado nada, pero la verdad es que no me siento nada bien.—¿Está segura? No parece que…—Sorin, de verdad, estoy bien. Solo me resbalé y tropecé con la mesa, es todo.Él me mira suspicaz, evalúa mi reacción para asegurarse de que no le estoy mintiendo, y por la forma en la que suspira, creo que no confía en mi palabra.—Su majestad, puedo llamar a Leofric si hace falta, él puede revisarla.—Sorin, ya te dije que no ha pasado nada, y por favor, no me digas su majestad, sigo siendo yo, puedes llamarme Alina como siempre.Hace una reverencia ante mí y sonríe con su característica expresión paternal.—Está bien, Alina. El amo Lucian me ha dejado a su cuidado, si le pasase algo él…—No te preocupes, yo te defenderé si hace falta —l
LucianEs la primera vez que paso tanto tiempo en el reino de las brujas, y la experiencia es como adentrarse en un mundo completamente desconocido. A decir verdad, es incómodo estar rodeado de tantas de ellas. A lo largo de mis ciento cincuenta años de vida, jamás había visto tanta magia en acción, y eso que fui presa de un hechizo creado por una de ellas.La princesa Jazmín, a pesar de las circunstancias, ha sido bastante atenta y colaboradora en todo lo que mis lobos y yo le hemos pedido. Si bien esto podría considerarse una buena señal para cualquier otro, para mí es motivo de una gran sospecha. Las brujas son bien conocidas por su desconfianza hacia los hombres lobo, y, de hecho, hacia la mayoría de las criaturas. Incluso los humanos, con los que parecen congeniar un poco más, no las toleran demasiado. Sus poderes les otorgan una ventaja sobre todos, especialmente sobre los hombres.Se dice que las brujas son las verdaderas hipnotizadoras de hombres, y que las sirenas solo eran u
AlinaLas palabras de Sorin siguen girando incansablemente en mi mente desde el momento en que me enteré de mi embarazo. La idea de que mi futuro hijo pudiera enfrentar los mismos desafíos que Lucian me provoca un profundo dolor en el corazón. He derramado lágrimas en varias ocasiones, aunque admito que algunos de esos episodios de llanto tienen que ver con los nuevos cambios que están ocurriendo dentro de mi cuerpo. Cada latido, cada síntoma, es un recordatorio constante de que algo está en proceso, de que una nueva vida está tomando forma dentro de mí.En este momento, más que nunca, siento una urgencia abrumadora por encontrar a Circe y, si es necesario, forzarla a romper cualquier maldición que haya lanzado sobre nuestra familia. Releo la carta que me envió Lucian una y otra vez, como si esperara que las palabras en el papel puedan ofrecerme alguna pista, alguna dirección que nos lleve a ella. La espera se hace eterna, y casi un día completo ha pasado desde que él partió desde el
AlinaLa gran noticia de mi embarazo se esparce como esporas al viento en una tarde de polinización. Lucian está tan entusiasmado por saber que tendrá un heredero que incluso ha planeado un nuevo baile en honor a la celebración de nuestro futuro hijo o hija. Hace varios días que hemos enviado las invitaciones, esta vez esperamos a gente de todas partes para el festejo.Para los lobos es un misterio descubrir el sexo de los bebés hasta que nacen, pero nos gusta imaginar que será un pequeño Lucian igual de hermoso y fuerte que su padre. Aunque también fantaseo con la idea de que podría ser una linda y dulce niña.—¿No crees que deberíamos esperar un poco? —pregunto a Lucian mientras estamos en la biblioteca.—No voy a detenerme solo por la posible amenaza de una bruja que lleva más de un mes desaparecida. Si quiere intentar algo, que lo haga, la estaré esperando —dice con determinación.Me gustaría mostrar la misma valentía que él, pero la verdad es que no puedo ser tan fuerte; tengo mi
Lucian—¿No te parece extraño, Sorin?—¿Qué cosa, mi señor? —pregunta el viejo lobo mientras me acompaña en los jardines del reino.La fiesta de celebración por el embarazo de Alina ha sido un gran éxito, sin embargo, hay algo que me ha dejado incómodo y con muchas más sospechas de las habituales.—Esperaba ver a la princesa Jazmín y al príncipe Arthur aquí, algunos de sus súbditos también, pero no hay ni uno solo de ellos aquí. ¿No te parece extraño?—Sin duda, su alteza, es raro que no hayan asistido. Esta vez enviamos las invitaciones con tiempo —asegura.—Esto no me gusta nada Sorin, presiento que algo muy sospechoso está pasando aquí. ¿Dónde está Alina?—Creo que sigue en el salón del trono con los invitados.Levanto mi cabeza hacia el cielo nocturno, falta poco para la luna llena, la primera en toda mi existencia en la que no tendré que temer, en la que, de hecho, podré cambiar a una bestia como debió haber sido siempre.Decido regresar al salón para despedir a todos e irme a de
LucianNunca en mi vida me había sentido tan lento como esta noche. Cargo el cuerpo del lobo en mis brazos en un intento desesperado por llegar al castillo antes de que exhale el último suspiro de su vida, sin embargo, mis esfuerzos pierden todo el sentido cuando escucho el último latido de su corazón apagarse para siempre.Caigo de rodillas en el patio del castillo, todavía con el hombre lobo en mis brazos. Esto es una maldit4 pesadilla. Todos los esfuerzos que hago por luchar contra las conspiraciones que rodean mi reino parecen inútiles, pues cada vez que creo estar adelantado, las brujas van dos pasos más allá. Y al parecer, ahora los humanos también están involucrados en todo esto.Alina me viene pisando los talones, también aterriza en el patio del castillo a mi lado, con su respiración agitada. Vuelve a tomar su forma humana y se arrodilla frente al cuerpo sin vida del hombre lobo.—¿Está…?—Sí —respondo con un hilo de voz.—Lo último que dijo me dio escalofríos… mencionó a los