Lucian—Retírense —ordeno a todo el mundo en la sala.Mis lobos se quedan un poco consternados por mi reacción, pero no puedo permitir que escuchen lo que Kalium tiene para decir.—Señor, ¿está seguro? —cuestiona Poppy.—Hagan lo que ordeno sin discutir, y también llévense el cuerpo del Omega, preparen su sepultura correspondiente.—Como ordene, Alfa.Todo el pequeño ejército que se encuentra en la sala se retira a toda prisa, teniendo cuidado de no dejar pasar la luz del sol. Cuando todos se han ido, me doy cuenta de que Sorin y Rhea se han quedado.—Mi señor, como una de sus Betas más fieles, siento que estoy en la obligación de quedarme —dice la loba inclinando su cabeza.—Supongo que es hora de que tú también sepas la verdad.Ella levanta la cabeza nuevamente y me mira con los ojos muy abiertos, llenos de sorpresa e intriga.Los tres avanzamos hacia el ataúd, donde Kalium sigue sentado, como si estuviese esperando por mí. De pronto se levanta con una agilidad que no pensé que pose
Las cosas se le habían salido de control a Circe. La delgada bruja rubia llega al castillo de Lucian luego de asegurarse de que el idiota de Thorne siguiese sus indicaciones, solo para encontrarse con el ejército lobuno llegando con el ataúd de un vampiro. Se descuidó, lo sabía, pero estaba lista para corregir todos los errores que había estado cometiendo por confiarse demasiado. Y es que Circe esconde muchos más secretos de los que cualquiera pudiese imaginar. La bruja vuelve a esconderse entre las sombras, lo que menos le conviene es que la descubran, mucho menos ahora. Su magia ya no es lo que fue hace tantos siglos atrás, y si Lucian descubriese la verdad de quien es, la mataría sin dudarlo; esta vez no tendría opción a la venganza, y ese era un lujo que ella no pretendía perderse. Durante años había manejado el reino bajo las sombras, en absoluto secreto y con la satisfacción de sentir que por fin había logrado vengarse de todos los que la habían desafiado. Circe se interna en
AlinaLlevo tanto tiempo acá abajo que he perdido la cuenta de los días. Quizá ha pasado menos tiempo, pero para mí se siente como una eternidad. Mi padre solo se ha limitado a enviarme comida una vez al día con un poco de agua, así que estoy hambrienta todo el tiempo, y, además, he perdido mucha fuerza.Recibo poca luz del sol, y en las noches me encuentro en la terrible penumbra y la soledad. Dentro de la cueva se filtra un viento helado que me entumece los huesos y me obliga a encogerme sobre mí misma en una esquina para recuperar algo de calor.Si antes ya me trataba como una escoria, ahora eso ha escalado a un nivel que ni siquiera sé cómo describir. Sé que siempre me ha odiado, pero Thorne solía ser más disimulado y medido. Esta vez ni siquiera me ha reducido a ser una esclava, ahora mismo solo soy el estorbo que le tocó recibir de vuelta en su manada.Al principio no quise creer ninguna de sus palabras. Quise pensar que conozco a Lucian, que a pesar de todo lo que pasó entre no
LucianTres largas semanas han transcurrido desde la llegada de Kalium al castillo, y casi un mes desde que ella se fue. Mentiría si digo que no me he visto tentado a averiguar sobre Alina. Mi primera idea es que seguramente ha regresado con la manada de su padre, pero no puedo asegurarlo, después de todo, sé que ella lo odiaba y que él no la trataba nada bien.Aun así, me he contenido de hacerlo, le estoy dando su espacio, y, además, junto a Kalium, hemos estado investigando la forma de romper la maldición. Con la poca información que me ha dado de lo que conoce no hemos podido hacer mucho, pero es un primer paso.Si tuviese a Circe aquí ella podría ayudarnos, pero no ha regresado del reino de las brujas ni he tenido noticias sobre la plata y eso me está poniendo nervioso. Envié a uno de mis soldados más fieles a visitar a la princesa de las brujas hace unos días, y estoy esperando su respuesta, si no vuelve en un par de días más, tendré que ir personalmente a encargarme de la situac
AlinaSalir de esa pequeña cueva donde pasé encerrada tantos días se siente como un fresco respiro. Encaramada a la espalda de Ulric, no alcanzo a ver más allá de unos pocos metros, sin embargo, mi visión se aclara rápidamente y es ahí cuando me doy cuenta del verdadero caos que está sucediendo.Por un momento llegué a pensar que Ulric mentía, pero reconozco muy bien los uniformes del ejército real, además, incluso algunas caras se me hacen familiares, a pesar de la sangre que enmascara bastante bien a algunos de ellos.Miro horrorizada la masacre que están cometiendo contra mi antigua manada, y no es que sus muertes me inspiren un dolor profundo. Ninguno de esos lobos fue amable conmigo, ninguno me quiso y ni siquiera fueron capaces de reconocerme como parte de ellos, pero eso no quiere decir que sea indiferente a la horripilante escena que tengo en frente.Los lobos del rey parecen poseídos, los gritos, la sangre y los sesos esparcidos por todo el bosque no les causan ni el más míni
LucianPor lo regular, un viaje desde Dunwic hasta Grimstan suele demorar varias horas, pero la urgencia de llegar antes del anochecer me obliga a esforzarme el triple para acortar ese tiempo lo más que pueda.Rhea, Poppy y otros lobos más han venido conmigo, pero ya los he dejado muy atrás. Para ser honesto, no me importa, de hecho, lo prefiero, porque no quiero que se den cuenta de mi creciente angustia por Alina. Mil ideas se me pasan por la cabeza, y cada una es peor que la anterior.A pesar de haber reinado durante un siglo y medio entero en completa paz, sé bien que al reino no le faltan enemigos, el pensamiento de que quizá esto ha sido obra de alguno de ellos me pone los pelos de punta y obliga a la furia que me hace perder el control a surgir y apoderarse de mis acciones.A medida que el sol avanza implacable en el cielo comprendo que el atardecer se está acercando y, por consiguiente, la noche de luna llena. Jamás en mi vida habría corrido un riesgo tan grande por alguien. P
AlinaUn par de brazos cálidos y fuertes me llevan cargada hasta dentro de lo que queda de las ruinas de mi antigua casa. Mi cabeza duele y pulsa como si un árbol gigante me hubiera caído encima. Poco a poco mi vista se aclara y los recuerdos vuelven a mi memoria.El frío que siento en la parte de atrás de mi nuca es a causa de la sangre que escapa por la herida abierta que me hice al golpearme con la roca, también regresa la sensación de dolor en mi pierna por el puñal que extraje, pero todo eso deja de cobrar importancia para mí cuando abro los ojos y veo la silueta humana de mi caballero de la luna, de Lucian…Él me recuesta con sumo cuidado sobre un sillón mullido y se arrodilla a mi lado. Quiero gritarle, quiero abrazarlo y besarlo; quiero hacer demasiadas cosas; pero, sobre todo, quiero respuestas.—Perdóname Alina, todo esto es mi culpa —susurra sujetando mi mano con dulzura.Deslizo mi mano de las suyas y la apoyo en mi vientre, a la vez que intento incorporarme en el asiento.
LucianNo sé por qué tuve la idea de que cuando Alina supiese por medios propios acerca de la maldición, de alguna forma esta se rompería, pero es evidente que no funciona así.Descubrir que la maldit4 de Circe ha sido la causante de este estado eterno de bestia en mí, fue un shock bastante difícil de asimilar. Mas, ahora que las cosas se han calmado, realmente no debería ser una sorpresa para mí.Todos estos años se mantuvo lo más cerca del reino que pudo, controlando lo que hacía para mantener el poder en las sombras. Entre más lo pienso, más siento una intensa furia que se apodera de mí.Sin embargo, mi prioridad en este momento no es encontrarla a ella, sé que aparecerá pronto, pues las heridas que le causé fueron demasiado severas como para que pueda sobrevivir. No me sorprendería que encontrasen su cuerpo en alguna zanja, pero preferiría ser yo quien termine con su vida y asegurarme de que se quede así.Pienso en todo esto mientras le explico a Alina la situación. Hay tanta info