LucianCinco días que se sienten como una maldit4 eternidad. Cinco días desde que vi partir a Alina en la penumbra de la noche y ni siquiera voltear hacia atrás. Ella se fue y con su partida se llevó mi corazón y mi felicidad.No obstante, he tratado de pretender delante de todos que nada de eso me afecta. La vida en el castillo retomó su rumbo habitual antes de ella, pero, aunque todos traten de actuar como si Alina nunca hubiese existido en estas paredes, la realidad es que su presencia nos marcó y nos cambió a todos.Es como, si de algún modo, el castillo lunar hubiese perdido un poco de su color.He intentado distraerme leyendo en la biblioteca. Los primeros días quise buscar información sobre lobos que no pueden convertirse, magia y maldiciones, pero no hallé nada de utilidad. Me temo que jamás sabré por qué es la única a la que no puedo decirle sobre mi maldición; o si es que ella tendrá algo que ver con todo esto; no creo que ese sea el caso.Dejo a un lado el libro que tengo e
AlinaLo primero que siento al despertar son unas intensas ganas de vomitar. El mareo se apodera de mi cabeza, me levanto de un salto y expulso todo el contenido de mi estómago sobre el suelo. Una tos descontrolada le sigue a las arcadas, me siento tan mal que creo que se me saldrán las tripas.Mientras jadeo e intento agudizar mi vista, todos los recuerdos me llegan de golpe a la memoria. Sin embargo, ya no estoy en el castillo de Lucian, de hecho, no tengo idea de dónde estoy.El suelo húmedo y la tierra de un tono casi negro me dejan saber que definitivamente no me encuentro en Dunwic. Un leve haz de luz que proviene del techo de la caverna donde me encuentro es lo único que me permite ver que estoy encerrada en una especie de cueva.A lo lejos alcanzo a escuchar el piar de algunas aves, y por el aroma del viento, sigo en alguna parte del bosque, pero eso es todo lo que puedo determinar.De pronto un poco de tierra cae desde arriba y me obliga a retroceder. Levanto la mirada hacia
Lucian—Retírense —ordeno a todo el mundo en la sala.Mis lobos se quedan un poco consternados por mi reacción, pero no puedo permitir que escuchen lo que Kalium tiene para decir.—Señor, ¿está seguro? —cuestiona Poppy.—Hagan lo que ordeno sin discutir, y también llévense el cuerpo del Omega, preparen su sepultura correspondiente.—Como ordene, Alfa.Todo el pequeño ejército que se encuentra en la sala se retira a toda prisa, teniendo cuidado de no dejar pasar la luz del sol. Cuando todos se han ido, me doy cuenta de que Sorin y Rhea se han quedado.—Mi señor, como una de sus Betas más fieles, siento que estoy en la obligación de quedarme —dice la loba inclinando su cabeza.—Supongo que es hora de que tú también sepas la verdad.Ella levanta la cabeza nuevamente y me mira con los ojos muy abiertos, llenos de sorpresa e intriga.Los tres avanzamos hacia el ataúd, donde Kalium sigue sentado, como si estuviese esperando por mí. De pronto se levanta con una agilidad que no pensé que pose
Las cosas se le habían salido de control a Circe. La delgada bruja rubia llega al castillo de Lucian luego de asegurarse de que el idiota de Thorne siguiese sus indicaciones, solo para encontrarse con el ejército lobuno llegando con el ataúd de un vampiro. Se descuidó, lo sabía, pero estaba lista para corregir todos los errores que había estado cometiendo por confiarse demasiado. Y es que Circe esconde muchos más secretos de los que cualquiera pudiese imaginar. La bruja vuelve a esconderse entre las sombras, lo que menos le conviene es que la descubran, mucho menos ahora. Su magia ya no es lo que fue hace tantos siglos atrás, y si Lucian descubriese la verdad de quien es, la mataría sin dudarlo; esta vez no tendría opción a la venganza, y ese era un lujo que ella no pretendía perderse. Durante años había manejado el reino bajo las sombras, en absoluto secreto y con la satisfacción de sentir que por fin había logrado vengarse de todos los que la habían desafiado. Circe se interna en
AlinaLlevo tanto tiempo acá abajo que he perdido la cuenta de los días. Quizá ha pasado menos tiempo, pero para mí se siente como una eternidad. Mi padre solo se ha limitado a enviarme comida una vez al día con un poco de agua, así que estoy hambrienta todo el tiempo, y, además, he perdido mucha fuerza.Recibo poca luz del sol, y en las noches me encuentro en la terrible penumbra y la soledad. Dentro de la cueva se filtra un viento helado que me entumece los huesos y me obliga a encogerme sobre mí misma en una esquina para recuperar algo de calor.Si antes ya me trataba como una escoria, ahora eso ha escalado a un nivel que ni siquiera sé cómo describir. Sé que siempre me ha odiado, pero Thorne solía ser más disimulado y medido. Esta vez ni siquiera me ha reducido a ser una esclava, ahora mismo solo soy el estorbo que le tocó recibir de vuelta en su manada.Al principio no quise creer ninguna de sus palabras. Quise pensar que conozco a Lucian, que a pesar de todo lo que pasó entre no
LucianTres largas semanas han transcurrido desde la llegada de Kalium al castillo, y casi un mes desde que ella se fue. Mentiría si digo que no me he visto tentado a averiguar sobre Alina. Mi primera idea es que seguramente ha regresado con la manada de su padre, pero no puedo asegurarlo, después de todo, sé que ella lo odiaba y que él no la trataba nada bien.Aun así, me he contenido de hacerlo, le estoy dando su espacio, y, además, junto a Kalium, hemos estado investigando la forma de romper la maldición. Con la poca información que me ha dado de lo que conoce no hemos podido hacer mucho, pero es un primer paso.Si tuviese a Circe aquí ella podría ayudarnos, pero no ha regresado del reino de las brujas ni he tenido noticias sobre la plata y eso me está poniendo nervioso. Envié a uno de mis soldados más fieles a visitar a la princesa de las brujas hace unos días, y estoy esperando su respuesta, si no vuelve en un par de días más, tendré que ir personalmente a encargarme de la situac
AlinaSalir de esa pequeña cueva donde pasé encerrada tantos días se siente como un fresco respiro. Encaramada a la espalda de Ulric, no alcanzo a ver más allá de unos pocos metros, sin embargo, mi visión se aclara rápidamente y es ahí cuando me doy cuenta del verdadero caos que está sucediendo.Por un momento llegué a pensar que Ulric mentía, pero reconozco muy bien los uniformes del ejército real, además, incluso algunas caras se me hacen familiares, a pesar de la sangre que enmascara bastante bien a algunos de ellos.Miro horrorizada la masacre que están cometiendo contra mi antigua manada, y no es que sus muertes me inspiren un dolor profundo. Ninguno de esos lobos fue amable conmigo, ninguno me quiso y ni siquiera fueron capaces de reconocerme como parte de ellos, pero eso no quiere decir que sea indiferente a la horripilante escena que tengo en frente.Los lobos del rey parecen poseídos, los gritos, la sangre y los sesos esparcidos por todo el bosque no les causan ni el más míni
LucianPor lo regular, un viaje desde Dunwic hasta Grimstan suele demorar varias horas, pero la urgencia de llegar antes del anochecer me obliga a esforzarme el triple para acortar ese tiempo lo más que pueda.Rhea, Poppy y otros lobos más han venido conmigo, pero ya los he dejado muy atrás. Para ser honesto, no me importa, de hecho, lo prefiero, porque no quiero que se den cuenta de mi creciente angustia por Alina. Mil ideas se me pasan por la cabeza, y cada una es peor que la anterior.A pesar de haber reinado durante un siglo y medio entero en completa paz, sé bien que al reino no le faltan enemigos, el pensamiento de que quizá esto ha sido obra de alguno de ellos me pone los pelos de punta y obliga a la furia que me hace perder el control a surgir y apoderarse de mis acciones.A medida que el sol avanza implacable en el cielo comprendo que el atardecer se está acercando y, por consiguiente, la noche de luna llena. Jamás en mi vida habría corrido un riesgo tan grande por alguien. P