LucianTuve que mantener a Alina encerrada por su propio bien. Estoy seguro de que, si la dejaba salir, no dudaría en intentar volver a la habitación, y no podía arriesgarme a que me descubriese, no ahora.Los dos largos días habían pasado y esta noche nos volveríamos a encontrar. Falta poco para la luna llena, el sol parece ocultarse mucho más lento en el horizonte, como si tuviese vida propia y disfrutara de la tortura personal por alargar las horas para verla.Antes de que caiga la noche, Circe toca a mi puerta.—Mi señor —dice con voz solemne—. Ya todo está listo para partir al reino de las brujas.No he olvidado el gran problema de la plata, a estas alturas, no dudo que las brujas estén conspirando en mi contra, pero, después de lo que haré, ya nada importará.—Muy bien, me mantienes informado.Circe hace una reverencia y da media vuelta, pero se detiene en el umbral antes de salir.—Veo que recapacitó en cuanto a la… loba, la ha encerrado de nuevo.Me giro para enfrentarla, Circ
AlinaMe siento como envuelta en una nube etérea, donde todo es perfecto, donde mi caballero y yo nos hemos amado y entregado el uno al otro sin tabúes ni miedo. Él no lo sabía, pero esa fue mi primera vez.Jamás me había entregado a nadie, y la verdad es que tampoco nadie me deseaba como lo hace él. ¡Y fue maravilloso!Tengo mis ojos cerrados, pero he comenzado a despertar. Pienso que estoy sobre su pecho suave, pero a medida que recobro los sentidos me doy cuenta de que no es así, es el césped lo que me acuna.Nos quedamos dormidos la noche anterior luego de una intensa noche de pasión desenfrenada. Me entregué a él a pesar de Lucian, a pesar de que había dicho que no lo haría. De pronto siento un nudo en mi estómago. Abro los ojos de golpe y veo que ya el sol ha empezado a salir.Estoy envuelta en mi vestido roto y la manta negra del picnic, pero no hay rastros de él por ninguna parte.De pronto empiezo a sentir una creciente angustia en mi pecho que me dice que algo malo ha pasado
LucianEn medio de la penumbra que envuelve mi alma, me pregunto una y otra vez si es posible amar tanto a alguien como para estar dispuesto a sacrificarse a sí mismo por esa persona. Antes, jamás habría creído en esa posibilidad, pero todo cambió cuando Alina irrumpió en mi vida de la manera más inesperada y caótica.Mi maldición, una carga que creía insuperable, me hace sentir como un paria, alguien con quien nadie podría conectarse verdaderamente. Sin embargo, Alina desafió todas mis expectativas y prejuicios. Sus ojos, llenos de luz y esperanza, se posaron en los míos, y su sonrisa iluminó los rincones más oscuros de mi existencia.A pesar de que sus primeras palabras hacia mí fueron un rechazo rotundo y su mirada reflejaba desprecio, su presencia en mi vida me enseñó que el amor es capaz de romper barreras aparentemente infranqueables. Cada palabra afilada que salió de sus labios me lastimó profundamente, como un puñal en el corazón, pero entiendo que es lo mejor. No puedo y no d
AlinaMe toma varios minutos comprender la magnitud de las palabras que me ha dicho Lucian. “Eres libre de irte si lo deseas…”Libre, ¿qué significa eso? He soñado tantas veces con alejarme de todos los que alguna vez me hicieron daño, que ahora que se me ha presentado la oportunidad en bandeja de plata, no sé qué hacer.Me siento en la cama con parsimonia y suspiro profundamente intentando contener las lágrimas. Si él me hubiese dicho eso hace cuatro meses atrás cuando recién me habían traído a este lugar, sin dudarlo habría tomado mis cosas y me habría largado en un dos por tres.Sin embargo, ahora mismo las manos me tiemblan y mi corazón acelerado no me deja pensar con claridad. Termino por desbordarme en llanto, entierro mi rostro entre las manos y me quedo así un bueno tiempo hasta que me quedo sin lágrimas.Una parte de mí no desea irse. Creo que de alguna forma conservo la esperanza de volver a ver a mi caballero de la luna, solo por él podría soportar estar al lado de Lucian,
LucianCinco días que se sienten como una maldit4 eternidad. Cinco días desde que vi partir a Alina en la penumbra de la noche y ni siquiera voltear hacia atrás. Ella se fue y con su partida se llevó mi corazón y mi felicidad.No obstante, he tratado de pretender delante de todos que nada de eso me afecta. La vida en el castillo retomó su rumbo habitual antes de ella, pero, aunque todos traten de actuar como si Alina nunca hubiese existido en estas paredes, la realidad es que su presencia nos marcó y nos cambió a todos.Es como, si de algún modo, el castillo lunar hubiese perdido un poco de su color.He intentado distraerme leyendo en la biblioteca. Los primeros días quise buscar información sobre lobos que no pueden convertirse, magia y maldiciones, pero no hallé nada de utilidad. Me temo que jamás sabré por qué es la única a la que no puedo decirle sobre mi maldición; o si es que ella tendrá algo que ver con todo esto; no creo que ese sea el caso.Dejo a un lado el libro que tengo e
AlinaLo primero que siento al despertar son unas intensas ganas de vomitar. El mareo se apodera de mi cabeza, me levanto de un salto y expulso todo el contenido de mi estómago sobre el suelo. Una tos descontrolada le sigue a las arcadas, me siento tan mal que creo que se me saldrán las tripas.Mientras jadeo e intento agudizar mi vista, todos los recuerdos me llegan de golpe a la memoria. Sin embargo, ya no estoy en el castillo de Lucian, de hecho, no tengo idea de dónde estoy.El suelo húmedo y la tierra de un tono casi negro me dejan saber que definitivamente no me encuentro en Dunwic. Un leve haz de luz que proviene del techo de la caverna donde me encuentro es lo único que me permite ver que estoy encerrada en una especie de cueva.A lo lejos alcanzo a escuchar el piar de algunas aves, y por el aroma del viento, sigo en alguna parte del bosque, pero eso es todo lo que puedo determinar.De pronto un poco de tierra cae desde arriba y me obliga a retroceder. Levanto la mirada hacia
Lucian—Retírense —ordeno a todo el mundo en la sala.Mis lobos se quedan un poco consternados por mi reacción, pero no puedo permitir que escuchen lo que Kalium tiene para decir.—Señor, ¿está seguro? —cuestiona Poppy.—Hagan lo que ordeno sin discutir, y también llévense el cuerpo del Omega, preparen su sepultura correspondiente.—Como ordene, Alfa.Todo el pequeño ejército que se encuentra en la sala se retira a toda prisa, teniendo cuidado de no dejar pasar la luz del sol. Cuando todos se han ido, me doy cuenta de que Sorin y Rhea se han quedado.—Mi señor, como una de sus Betas más fieles, siento que estoy en la obligación de quedarme —dice la loba inclinando su cabeza.—Supongo que es hora de que tú también sepas la verdad.Ella levanta la cabeza nuevamente y me mira con los ojos muy abiertos, llenos de sorpresa e intriga.Los tres avanzamos hacia el ataúd, donde Kalium sigue sentado, como si estuviese esperando por mí. De pronto se levanta con una agilidad que no pensé que pose
Las cosas se le habían salido de control a Circe. La delgada bruja rubia llega al castillo de Lucian luego de asegurarse de que el idiota de Thorne siguiese sus indicaciones, solo para encontrarse con el ejército lobuno llegando con el ataúd de un vampiro. Se descuidó, lo sabía, pero estaba lista para corregir todos los errores que había estado cometiendo por confiarse demasiado. Y es que Circe esconde muchos más secretos de los que cualquiera pudiese imaginar. La bruja vuelve a esconderse entre las sombras, lo que menos le conviene es que la descubran, mucho menos ahora. Su magia ya no es lo que fue hace tantos siglos atrás, y si Lucian descubriese la verdad de quien es, la mataría sin dudarlo; esta vez no tendría opción a la venganza, y ese era un lujo que ella no pretendía perderse. Durante años había manejado el reino bajo las sombras, en absoluto secreto y con la satisfacción de sentir que por fin había logrado vengarse de todos los que la habían desafiado. Circe se interna en