AlinaTenía que huir de Lucian, no podía dejar que se acercara más a mí. Encontrarlo con Circe en esas circunstancias me dolió mucho más de lo que alguna vez llegué a imaginar.Y pensar que justo anoche rechacé la oportunidad de pertenecerle a él, a mi caballero de la luna, todo por guardar un supuesto voto matrimonial que para él no significa nada.Sus palabras se repiten en mi mente sin cesar… “¿Estás celosa de Circe? ¿Quieres que te haga lo que crees que le hice a ella? ...”—¡Estúpido, estúpido Lucian!¿Celosa yo? ¡Jamás!Subo a mi habitación y me encierro con un portazo.—¡Ay, Dios!, ¡niña! ¿Qué pasó?No me había dado cuenta de que Rhea estaba en mi habitación.—¿Qué haces aquí?—Organizaba tu cuarto un poco, puedes ser muy desordenada a veces —dice con un tono recriminatorio—. ¿Por qué entraste así? ¿Ahora qué te hizo el amo que te ha hecho enojar?—¿Cómo sabes que es por él?Rhea se echa a reír, deja a un lado las sábanas que está doblando y se sienta en la cama. Su expresión d
LucianAlina me estuvo evitando todo el día después de nuestro pequeño encuentro en el pasillo y de lo que vio con Circe. Intento darle su espacio, pero ¡al diablo con eso! No puedo dormir sin saber qué es lo que piensa de mí.Desde el balcón de mi torre veo su ventana, de pronto la abre y las velas que la iluminaban se apagan. Me bastan unos pocos minutos para decidirme bajar a verla.Ya se ha vuelto un hábito en mí venir a mirarla dormir casi todas las noches. Esta en especial parece estar muy acalorada. Cae dormida plácidamente y la manzana que tiene en la mano rueda por la cama hasta caer al suelo.El sudor le chorrea por la frente, pero ni siquiera así es suficiente para que se vea mal. La belleza de Alina parece irreal. Su pecho sube y baja ligeramente agitado. De repente comienza a removerse en la cama y a murmurar. Parece que tiene una pesadilla.Me atrevo a entrar un poco más a la habitación, siempre me he limitado solo a mirarla desde el umbral, pero me da curiosidad saber q
LucianCamino de un lado a otro de mi habitación como una fiera enjaulada. Nuevamente han pasado varios días en los que Alina se rehúsa a verme. En el fondo presiento que su insistencia por poner distancia es porque no quiere admitir que está sintiendo cosas por mí, pero esta lejanía me está volviendo loco.Las cosas en el reino parecen estar tranquilas, de hecho, demasiado; y eso es algo que tampoco me gusta. El príncipe de los humanos quedó más tranquilo y satisfecho cuando le dije que ya no requeriría un sacrificio humano al mes para satisfacer la ofensa que me habían causado al extraer plata de la mina, pero eso no me ha dejado calmado.La respuesta de las brujas tampoco ha sido la mejor, deslindándose del problema, y en especial ahora que Circe ha estado desaparecida durante largos periodos de tiempo.Un toque en la puerta me saca de mi ensimismamiento. Entre Alina y todo lo demás que ocurre en el reino, voy a terminar perdiendo la cabeza.—Adelante.—Mi señor, tiene una visita.
AlinaContengo mis lágrimas mientras me alejo una vez más de Lucian. Con todo lo que hablamos ni siquiera pude preguntarle acerca de la visita de mi padre. Los guardias del castillo me avisaron que lo habían visto. Una pequeña parte de mí esperaba encontrarlo y ver que había venido a visitarme, pero cuando llegué al salón del trono todo lo que encontré fue a la insoportable de Circe y a Lucian demasiado juntos otra vez.Sé que no quiero admitirlo en voz alta, pero me hierve la sangre cada vez que los veo juntos, no entiendo por qué si dice que ella lo manipuló para que la tocase, ¿qué diablos está esperando para echarla?Mis ojos están ligeramente empañados, así que no me doy cuenta de que tropiezo con Rhea en el camino.—¡Oh! Alina, ¿qué sucede?—Nada, solo deseo estar sola —respondo de forma escueta y salgo corriendo en la dirección opuesta.Termino encerrándome en un cuarto del castillo al que no había entrado nunca, pero ni siquiera me ocupo de ver dónde estoy. Recuesto mi frente
LucianTuve que mantener a Alina encerrada por su propio bien. Estoy seguro de que, si la dejaba salir, no dudaría en intentar volver a la habitación, y no podía arriesgarme a que me descubriese, no ahora.Los dos largos días habían pasado y esta noche nos volveríamos a encontrar. Falta poco para la luna llena, el sol parece ocultarse mucho más lento en el horizonte, como si tuviese vida propia y disfrutara de la tortura personal por alargar las horas para verla.Antes de que caiga la noche, Circe toca a mi puerta.—Mi señor —dice con voz solemne—. Ya todo está listo para partir al reino de las brujas.No he olvidado el gran problema de la plata, a estas alturas, no dudo que las brujas estén conspirando en mi contra, pero, después de lo que haré, ya nada importará.—Muy bien, me mantienes informado.Circe hace una reverencia y da media vuelta, pero se detiene en el umbral antes de salir.—Veo que recapacitó en cuanto a la… loba, la ha encerrado de nuevo.Me giro para enfrentarla, Circ
AlinaMe siento como envuelta en una nube etérea, donde todo es perfecto, donde mi caballero y yo nos hemos amado y entregado el uno al otro sin tabúes ni miedo. Él no lo sabía, pero esa fue mi primera vez.Jamás me había entregado a nadie, y la verdad es que tampoco nadie me deseaba como lo hace él. ¡Y fue maravilloso!Tengo mis ojos cerrados, pero he comenzado a despertar. Pienso que estoy sobre su pecho suave, pero a medida que recobro los sentidos me doy cuenta de que no es así, es el césped lo que me acuna.Nos quedamos dormidos la noche anterior luego de una intensa noche de pasión desenfrenada. Me entregué a él a pesar de Lucian, a pesar de que había dicho que no lo haría. De pronto siento un nudo en mi estómago. Abro los ojos de golpe y veo que ya el sol ha empezado a salir.Estoy envuelta en mi vestido roto y la manta negra del picnic, pero no hay rastros de él por ninguna parte.De pronto empiezo a sentir una creciente angustia en mi pecho que me dice que algo malo ha pasado
LucianEn medio de la penumbra que envuelve mi alma, me pregunto una y otra vez si es posible amar tanto a alguien como para estar dispuesto a sacrificarse a sí mismo por esa persona. Antes, jamás habría creído en esa posibilidad, pero todo cambió cuando Alina irrumpió en mi vida de la manera más inesperada y caótica.Mi maldición, una carga que creía insuperable, me hace sentir como un paria, alguien con quien nadie podría conectarse verdaderamente. Sin embargo, Alina desafió todas mis expectativas y prejuicios. Sus ojos, llenos de luz y esperanza, se posaron en los míos, y su sonrisa iluminó los rincones más oscuros de mi existencia.A pesar de que sus primeras palabras hacia mí fueron un rechazo rotundo y su mirada reflejaba desprecio, su presencia en mi vida me enseñó que el amor es capaz de romper barreras aparentemente infranqueables. Cada palabra afilada que salió de sus labios me lastimó profundamente, como un puñal en el corazón, pero entiendo que es lo mejor. No puedo y no d
AlinaMe toma varios minutos comprender la magnitud de las palabras que me ha dicho Lucian. “Eres libre de irte si lo deseas…”Libre, ¿qué significa eso? He soñado tantas veces con alejarme de todos los que alguna vez me hicieron daño, que ahora que se me ha presentado la oportunidad en bandeja de plata, no sé qué hacer.Me siento en la cama con parsimonia y suspiro profundamente intentando contener las lágrimas. Si él me hubiese dicho eso hace cuatro meses atrás cuando recién me habían traído a este lugar, sin dudarlo habría tomado mis cosas y me habría largado en un dos por tres.Sin embargo, ahora mismo las manos me tiemblan y mi corazón acelerado no me deja pensar con claridad. Termino por desbordarme en llanto, entierro mi rostro entre las manos y me quedo así un bueno tiempo hasta que me quedo sin lágrimas.Una parte de mí no desea irse. Creo que de alguna forma conservo la esperanza de volver a ver a mi caballero de la luna, solo por él podría soportar estar al lado de Lucian,