Sasha abrazó la almohada con algo de fuerza, y sintió unas inmensas ganas de vomitar. Días antes, regresaron a la manada y Axel se la pasaba atendiendo los asuntos con su gente, olvidándose por completo de ella a tal punto de que se sentía algo sola al poder hacer nada más que ver por la ventana.Sus amigas se habían quedado en sus respectivas casas, mejor dicho, con su familia por las posibles amenazas que estaban ocurriendo. El alfa entró a la habitación, quedándose en el umbral de la puerta y mirándolo de una manera que no le agradó mucho.— ¿Por qué me estás mirando de ese modo? ¿Sucedió algo?— Suceden muchas cosas —respondió Axel, mostrándole una pequeña sonrisa—. Tu madre ha querido verte desde hace días, pero no la he dejado pasar por la puerta. No la quiero cerca de ti o de mi hijo.— Tampoco es como que quiera hablar con ellas —se sentó en la cama—. Supongo que están aquí otra vez y es por eso que has venido.— Escucha, no quiero que pienses que voy a dejarte ir con ellas —d
Axel dejó de correr en cuanto llegó al precipicio. Su lobo aulló con fuerza y luego volvió a su forma humana, mirando al hombre que se encontraba frente a él con una sonrisa ladina que le hizo ver que estaba ahí y no era precisamente para hablar. — Por lo que veo, siempre sales en busca del bienestar de tu esposa —dijo Hunter—. ¿Ya me la darás? — ¿Qué es lo que realmente quieres, Hunter? —Axel se acercó a él de modo amenazante—. ¿Ya no tienes lo que tanto querías? ¿No te basta con…? — Silencio, hermano —masculló levantando la mano—. En estos momentos en lo que puedo pensar es cómo se sentiría tener a Sasha debajo de mí, gimiendo mi nombre mientras la follo y bebo de su sangre. — Te quedarás con las enormes ganas de hacer eso, porque a mi esposa nadie la toca —levantó
Axel tenía un cuerpo debajo del suyo que se apegaba a él con mucha facilidad que le parecía un poco asfixiante. Sasha no se había despegado de él durante la noche y en ese momento ella lo tenía bien sujetado con sus brazos y piernas.Ella se notaba cansada, no la culpaba porque durante el último mes las cosas se han puesto color de hormiga y la pobre chica ha tenido que lidiar hasta con un jodido vampiro que busca una Melek.Tal vez Ares o Jack sabrían a qué se debía que quería una Melek.— Quiero comer mangos —susurró Sasha entre sueños—. Muchos mangos…— Sasha —pasó las yemas de sus dedos por la mejilla sonrojada de su esposa—. No puedes andar comiendo mangos mientras duermes.— Quiero comer mangos, por favor.Levantó ambas cejas, verificando que ella estuviera despierta, pero nada pasó. Sasha tenía la tendencia de hablar dormida, decir lo que pensaba y del mismo modo sucedía cuando estaba borracha, ella era un tremendo caso que no sabía cómo lidiar. Se alejó de ella, en cuanto su
Días más tarde, ella no podía creer lo que ocurría con ella misma, literalmente hablando. La pobre regresó a la normalidad luego de perder el control de su cuerpo, a tal punto de que posiblemente Axel se estaría burlando de ella.Dos días de celo, dos días en los que su cuerpo reclamaba el cuerpo de su alfa a tal punto de que estuvo tentada a pedirle que la marcara nuevamente para cerrar el lazo.Mangos, sus preciados mangos estaban junto al nido, Axel los había puesto ahí antes de irse a resolver los problemas de la manada.— ¡Buenos días! —gritó Liliana, entrando a la habitación, con una enorme sonrisa—. Vaya, sí que eres una omega muy necesitada, porque hasta el nido has hecho.
Axel se aseguró de que toda la propiedad estuviera bien custodiada, que sus hombres estuvieran seguros y que las trampas estuvieran en su lugar. Tenía que salir en búsqueda de la chica que estaría con Hunter y el tiempo cada vez más se estaba agotando. Su hermana Astrid estaba que colapsaba al igual que su hermano. Aunque, no estaba realmente preocupado por eso, sino porque Hunter era escurridizo a tal punto de que podía meterse en su manda como si nada y era lo que menos quería.De un momento a otro, comenzó a llover y tuvo que regresar a la manada, ya que uno de sus hombres les dijo que su esposa había ido a ver a Gerald y que sus amigas ya no estaban.— Le voy a dar unas buenas nalgadas por ahí a ese sitio sin mí —dijo entre dientes, mientras apretaba los puñ
Alek ladeó la cabeza mirando el momento en el que su hijo Hunter entró a su fortaleza en la isla. Las cosas no estaban del todo bien en ese momento, sentía que algo no andaba bien y el que Hunter hiciera acto de presencia.— Padre —Hunter agachó la cabeza, en señal de burla hacia él—. Supe que Astrid sigue teniendo Bella con ella.— Lo que pase con tu madre me tiene sin cuidado…— Las mentiras son un pecado —se burló Hunter—. Axel se enamoró perdidamente de la chica que debía destruir en forma de venganza, ahora, la protege de mí.— Jack tiene a más Melek con él…— Lo sé
Hunter se dijo a sí mismo que no podía irse como si nada de la isla, tenía que ver como sus hermanos terminaban el trabajo por él. La Melek que le fue llevada era hermosa, una muñeca de porcelana que, en cuánto lo vio, quiso huir. Sin embargo, ya era suya y con ella podía vivir mucho tiempo mientras intentaba recuperar un poco de su fuerza que se había perdido con el paso del tiempo.Eso de que sus queridos hermanos hayan llevado a su madre era una vil mentira, lo vio su padre, fue un espejismo y nada más.— Siéntate —jaló el brazo de la Melek y ella se quejó—. Esto te lo has buscado tú, niña. Ahora, tienes que ver todo esto en primera fila.— Puedo matarte, ¿sabes
Sasha sintió una presión en el pecho que le hizo preguntarse por qué la vida seguía siendo tan cruel con ella, a tal punto de que no tenía nada por lo cual luchar en esos momentos. Cuando creyó que Axel y ella tendrían un buen final, este simplemente la dejaba abandonada a su suerte en el inframundo. En el instante que despertó de su maravilloso sueño, Ares le dijo que Axel se fue a una misión para asesinar a su padre adoptivo y que no tenían ningún lazo matrimonial que los uniera.Ya habían pasado varias semanas y Jack regresó, le dijo que podía estar tranquila y que las cosas estaban bien en ese sitio, que ya no tenía de qué preocuparse en lo más mínimo. — Buenos días, Sasha —la saludó Ares, con una pequeña sonrisa—. ¿Cómo estás?— Estoy bien —sonrió a medias—. ¿Cuándo podré salir de la casa?— Sí, tenemos que ir al hospital para saber el estado de tu bebé —Ares la vio con una pequeña sonrisa—. ¿No quieres salir?— ¿Tú has hablado con Axel? —eso pareció no agradarle mucho a su amig