Axel tenía un fuerte dolor de cabeza que ni con todo el medicamento que había tomado se le quitaba. Tuvo que tomar el primer vuelo a Alemania y encontrarse con sus hermanos, porque su padre se había llevado a su esposa hasta Rusia y él no podía darse el lujo de perder más tiempo. Gerald seguía en su manada y nadie podía dejarlo salir sin su permiso.— Tienes que ver esto —dijo Astrid, ladeando la cabeza y esperando que llegara a dónde ella se encontraba—. Tu querido hermano Bruno, está aquí y no vino solo.— ¿Qué hace el traidor aquí? ¿No le bastó con lo que nos hizo? —preguntó pasándole por el lado, y entrando a la fortaleza—. ¿Qué mierda estás haciendo aquí?
Sasha abrió los ojos como platos al ver cómo se llevaban a la chica que dijo ser un Ave fénix a la fuerza de la habitación que compartían. Ni siquiera pudo procesar bien lo que estaba pasando con todas esas personas a esa hora de la madrugada. Su bebé le estaba dando algunos malestares que la enviaban directamente hasta el baño, y su loba tampoco le decía nada de lo que hablaba a través del lazo con el lobo de Axel.Esos dos parecían ser más los reyes de una organización mafiosa que otra cosa andante.— La van a matar con todo y su bebé —dijo el esfinge igual de asustado que ella—. Eso será cruel.— Cállate, no digas nada —dijo la doxy, mirándolo ceñuda—. No digas cosas de las que después te puedes arrepentir, estamos jodidos todos en esto, no hay una sola alma que nos ayude a salir de este lío y tú lo único que haces es decir todas esas cosas estúpidas.— No digo nada estúpido —bramó Sasha, sacando sus garras—. Lamentablemente, estamos todos metidos en esto.— ¿Qué es lo que quieres
Axel mordió la uña de su pulgar en cuanto dejó a Sasha sobre la cama. Había sido envenenada y él estaba realmente asustado, porque otra vez llegó tarde y no pudo rescatarla. Hunter, cómo le dijeron que se llamaba ese vampiro, imaginó que era una leyenda urbana que le comentaba Alek en el pasado para asustarlos. No obstante, ese vampiro era muy real y su esposa estaba muriéndose gracias al veneno que ingirió de ese sujeto. Mierda, iba a matar a medio mundo solo por ella y no le importaba en lo más mismo si tenía que lograr su cometido de hacerle pagar a medio mundo lo que le hicieron, todos iban a morir.— Su loba hizo un buen trabajo al mantenerla sedada por horas, Axel —dijo Astrid, entrando a la habitación—. Ella es una chica fuerte, no caerá tan fácilmente, tenlo por seguro.— ¿Cómo estás tú?— Estoy bien, ya buscaré la manera de que me den a mi destinado pronto —respondió, tratando de sonar calmada—. La única cosa que no pudiste corromper, fue el corazón de esa chica que te tiene
Sasha abrazó la almohada con algo de fuerza, y sintió unas inmensas ganas de vomitar. Días antes, regresaron a la manada y Axel se la pasaba atendiendo los asuntos con su gente, olvidándose por completo de ella a tal punto de que se sentía algo sola al poder hacer nada más que ver por la ventana.Sus amigas se habían quedado en sus respectivas casas, mejor dicho, con su familia por las posibles amenazas que estaban ocurriendo. El alfa entró a la habitación, quedándose en el umbral de la puerta y mirándolo de una manera que no le agradó mucho.— ¿Por qué me estás mirando de ese modo? ¿Sucedió algo?— Suceden muchas cosas —respondió Axel, mostrándole una pequeña sonrisa—. Tu madre ha querido verte desde hace días, pero no la he dejado pasar por la puerta. No la quiero cerca de ti o de mi hijo.— Tampoco es como que quiera hablar con ellas —se sentó en la cama—. Supongo que están aquí otra vez y es por eso que has venido.— Escucha, no quiero que pienses que voy a dejarte ir con ellas —d
Axel dejó de correr en cuanto llegó al precipicio. Su lobo aulló con fuerza y luego volvió a su forma humana, mirando al hombre que se encontraba frente a él con una sonrisa ladina que le hizo ver que estaba ahí y no era precisamente para hablar. — Por lo que veo, siempre sales en busca del bienestar de tu esposa —dijo Hunter—. ¿Ya me la darás? — ¿Qué es lo que realmente quieres, Hunter? —Axel se acercó a él de modo amenazante—. ¿Ya no tienes lo que tanto querías? ¿No te basta con…? — Silencio, hermano —masculló levantando la mano—. En estos momentos en lo que puedo pensar es cómo se sentiría tener a Sasha debajo de mí, gimiendo mi nombre mientras la follo y bebo de su sangre. — Te quedarás con las enormes ganas de hacer eso, porque a mi esposa nadie la toca —levantó
Axel tenía un cuerpo debajo del suyo que se apegaba a él con mucha facilidad que le parecía un poco asfixiante. Sasha no se había despegado de él durante la noche y en ese momento ella lo tenía bien sujetado con sus brazos y piernas.Ella se notaba cansada, no la culpaba porque durante el último mes las cosas se han puesto color de hormiga y la pobre chica ha tenido que lidiar hasta con un jodido vampiro que busca una Melek.Tal vez Ares o Jack sabrían a qué se debía que quería una Melek.— Quiero comer mangos —susurró Sasha entre sueños—. Muchos mangos…— Sasha —pasó las yemas de sus dedos por la mejilla sonrojada de su esposa—. No puedes andar comiendo mangos mientras duermes.— Quiero comer mangos, por favor.Levantó ambas cejas, verificando que ella estuviera despierta, pero nada pasó. Sasha tenía la tendencia de hablar dormida, decir lo que pensaba y del mismo modo sucedía cuando estaba borracha, ella era un tremendo caso que no sabía cómo lidiar. Se alejó de ella, en cuanto su
Días más tarde, ella no podía creer lo que ocurría con ella misma, literalmente hablando. La pobre regresó a la normalidad luego de perder el control de su cuerpo, a tal punto de que posiblemente Axel se estaría burlando de ella.Dos días de celo, dos días en los que su cuerpo reclamaba el cuerpo de su alfa a tal punto de que estuvo tentada a pedirle que la marcara nuevamente para cerrar el lazo.Mangos, sus preciados mangos estaban junto al nido, Axel los había puesto ahí antes de irse a resolver los problemas de la manada.— ¡Buenos días! —gritó Liliana, entrando a la habitación, con una enorme sonrisa—. Vaya, sí que eres una omega muy necesitada, porque hasta el nido has hecho.
Axel se aseguró de que toda la propiedad estuviera bien custodiada, que sus hombres estuvieran seguros y que las trampas estuvieran en su lugar. Tenía que salir en búsqueda de la chica que estaría con Hunter y el tiempo cada vez más se estaba agotando. Su hermana Astrid estaba que colapsaba al igual que su hermano. Aunque, no estaba realmente preocupado por eso, sino porque Hunter era escurridizo a tal punto de que podía meterse en su manda como si nada y era lo que menos quería.De un momento a otro, comenzó a llover y tuvo que regresar a la manada, ya que uno de sus hombres les dijo que su esposa había ido a ver a Gerald y que sus amigas ya no estaban.— Le voy a dar unas buenas nalgadas por ahí a ese sitio sin mí —dijo entre dientes, mientras apretaba los puñ