Pasaron largos días, en los que Sasha tuvo que volver a su misma rutina de siempre, usar ropa que ocultaran sus marcas, el desprecio de Axel y la fiebre que había regresado con todo. Ella no podía ir a ese viaje por más que quisiera, el alfa eliminó esa posibilidad cuando le entregó la hoja con los permisos y en el listado estaba de primera como los que no fueron aceptados en el vuelo.
El conocer el mundo quedó descartado luego de eso y todo por unas palabras que dijo mientras perdía el conocimiento.
— Supe que Emily y los otros chicos perdieron la matrícula —dijo Liliana pasándole una bebida—. Se lo merece por ser una perra.
— Lo dices de una forma que da hasta miedo —dijo Kira, riendo—. Pero tienes razón, ella se merece un poco de su propia medicina, no debió hacerte eso por más odio que te tenga —c
Sasha estornudó por quinta vez esa mañana. Su hogar estaba caliente, pero su cuerpo se encontraba frío. Sin lugar a dudas iba a morirse en cuestión de segundos por tales desgracias que le estaban pasando. Tenía dos maletas llenas de ropa, utensilios y un montón de cosas más que debía usar durante sus días en Irlanda. Axel seguía dándole la ley del hielo, y ella cumplía todas sus peticiones al pie de la letra para que le diera un poco de sus feromonas. Quería tenerlo un poco más cerca de ella, pero todo resultaba ser difícil. Tuvo que tomar un taxi hasta la universidad, para tomar el autobús hacia dónde sabrá Dios qué aeropuerto y tomar el vuelo luego. Le dio unos cuantos euros al taxista y algo más de propina, puesto que la ayudó a llevar su equipaje hasta el autobús encargado de todo eso.— Te ves fatal —dijo Liliana, mirándola de arriba hacia abajo—. Estás muy roja. ¿Seguro que quieres ir a ese lugar?— Ya estoy obligada a ir, hasta hablé con mi madre para que me ayude a escapar, pe
Axel se puso el pantalón a medias, antes de entrar en el baño de la torre y buscar con qué limpiar lo mejor posible a Sasha, para su suerte, ahí había una ducha y eso le ayudaría a eliminar el olor a sexo que ambos desprendían.— Ven, tenemos que ducharte —dijo antes de tomarla en sus brazos—. Veo que estás más radiante ahora que antes.— Mucho mejor —el ángel le sonrió débilmente—. Gracias.— Ahora suenas como si estuvieras borracha —mencionó el alfa con los ojos entrecerrados—. Te dejaré que te duches, tengo que hacer algo.— No puedo caminar…— Busc
Axel esperó a que todos esos estudiantes salieran de los vehículos para que entraran a la empresa y él poder escaparse en busca de un poco de liberación. La pobre de Sasha, a duras penas, podía caminar como se debía, sin embargo, él también la necesitaba mucho y las palabras que le dijeron sus amigos tenían mucho peso en sus hombros, puesto que él la estaba usando para su propia venganza que ya ni sentido tenía. — Buenos días, señor Becker —saludó el encargado de esa empresa—. Es bueno verlo por aquí luego de tantos meses. — De vez en cuando tengo que venir a ver cómo se está moviendo todo por aquí —ladeó la cabeza—. ¿Mis hermanos han venido en algún momento? — Se puede decir que solo la señorita Astrid ha venido seguido —informó y se hizo a un lado para que pasara—. Ella está en su oficina en estos momentos. Solicitó su presencia. — ¿Qué? — Sí, ella está ahí. Las cejas del alfa se dispararon hacia arriba al escuchar que su hermana se encontraba en Irlanda, la última vez que habl
El meterse en líos debía ser su nombre sin duda alguna. Eso de andar detrás de alguien no iba mucho con ella. Cuando vio que en esas hojas había un error, se lo dijo a la persona que les estaba sirviendo de guía, puesto que sus profesores se esfumaron cada quien por su lado y sus amigas por igual. Sus compañeros estaban en busca de pleitos sin sentido, y todos eran provocados por Emily, la cual ni debería de estar en la universidad, pero como sus padres tenían mucho dinero, se les permitía todo. La hermana de Axel era una alfa raza pura, muy pocas mujeres llegaban a ese rango tan alto y ella parecía estar hasta el mismo nivel que su alfa. — ¿Nos van a regresar otra vez a Londres? — No, eso no pasará —Axel dejó salir un suspiro—. Deja de estar nerviosa, mi hermana solo quiere hablar contigo y conocerte. No tienes
Axel arrugó la nariz con desagrado y más nervioso que nunca al ver la manera en la que Sasha se estaba moviendo a través de la pista de baile con sus compañeros de universidad. Ni porque obligó a Ares a quedarse en Londres, el malestar de que esos niños mimados tocaran lo que le pertenecía sobrepasaba sus límites.— Estás mirando con demasiado interés a tu alumna —dijo Nikolay pasándole una copa de vino—. Ella está disfrutando mucho el estar con sus amigas. Hasta se hizo otro peinado para pasar un buen rato y tú estás tomándote muchas atribuciones y eso es algo lamentable —le dio un sorbo a su bebida—. Ella se nota superfeliz, además, creo que ella en estos momentos sabe que las cosas irán mejor que nunca…&
Sasha despertó y todo le daba vueltas, sus muñecas estaban rojas, con marcas y su vagina estaba adolorida al igual que su trasero. Su cabello estaba hecho un lío y ni hablar de que su vestido estaba roto. No recordaba nada de lo que pasó la noche anterior, mucho menos de lo que hizo con Axel, no obstante, por el olor del alfa en la habitación, supo de inmediato que estuvieron juntos luego de su fiesta de cumpleaños.Bajó de la cama a pasos de tortuga, luego contó hasta diez y se metió en el baño en busca del botiquín de primeros auxilios. Tenía mordeduras en sus brazos, sus piernas estaban rojas y ella parecía estar en el limbo.Suspiró amargamente sin saber qué hacer.Tomó dos pastillas de las que s
Axel conducía por las calles de Dublín, hasta meterse de lleno en la carretera y llegar a su destino, el cual esperaba que fuera el último. Les dijo a sus amigos que mantuviera a todos esos chicos alejados, que les dijera que pueden tomarse el día libre para que no hiciera preguntas sobre si Sasha se estaba con él.La llevaría a una de las cabañas en el bosque a las afueras que su hermana había adquirido y que estaba bien oculta, puesto que en ese bosque era prohibido entrar por todas las muertes que han ocurrido a lo largo de los años ahí. La chica tenía una paleta en la boca qué lo estaba poniendo más nervioso. Todavía ella no le había hecho un oral y eso era algo que no podía dejar pasar.Sasha no era consciente de los cambios que tení
Sasha poco a poco fue recuperando la compostura luego de lo que sucedió antes. Estaba envuelta con una sábana, que supuso que era de uno de esos muebles o del sofá en el que se encontraba acostada. Miró sus manos, luego sus brazos, dándose cuenta de que estaba en su forma humana, lo cual era un alivio. Ella era una chica con muchos problemas encima, sin embargo, el simple hecho de que estuviera en ese preciso momento. — ¿Axel? —preguntó en un susurro al no verlo por ningún lado—. ¿En dónde estás? — Aquí estoy —él entró a la sala con el pantalón a medio abotonar—. ¿Qué tal dormiste? — Dormí bien, me siento relajada —murmuró la chica, mirando hacia otro lado—. ¿En dónde estabas? — ¿Preocupada por tu esposo? —preguntó en su típico tono burlón—. Me imagino que debes estar cansada por la actividad de anoche, ¿no es así? — Deja de burlarte de mí, es molesto —gimoteó sentándose en el sillón—. Esto aquí es grande, ¿por qué esta casa no está en malas condiciones? — Porque mi hermana vien