42. El enojo de un Dios

Axel conducía por las calles de Dublín, hasta meterse de lleno en la carretera y llegar a su destino, el cual esperaba que fuera el último. Les dijo a sus amigos que mantuviera a todos esos chicos alejados, que les dijera que pueden tomarse el día libre para que no hiciera preguntas sobre si Sasha se estaba con él. 

La llevaría a una de las cabañas en el bosque a las afueras que su hermana había adquirido y que estaba bien oculta, puesto que en ese bosque era prohibido entrar por todas las muertes que han ocurrido a lo largo de los años ahí. La chica tenía una paleta en la boca qué lo estaba poniendo más nervioso. Todavía ella no le había hecho un oral y eso era algo que no podía dejar pasar.

Sasha no era consciente de los cambios que tení

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