Si ella se reía de ese momento tan chistoso, lo más seguro es que él se enojaría a tal punto de que la iba a matar lentamente, sí, eso haría Axel. Conociéndolo como lo hace, él le daría una zurra o la lanzaría del auto en movimiento. Él no podía estar celoso, menos de ella.
— No es gracioso cuando dices esas cosas —dijo Sasha, seria—. Tú nunca me dirías esas cosas, en serio.
— Pues ya te lo estoy diciendo en estos momentos, no quiero verte cerca de esos chicos, en serio —también se quitó el cinturón de seguridad—. Me pone nervioso.
— Bueno, estoy casada contigo —dijo, tratando de alivianar la situación—. En estos momentos necesitas calmart
Los días que pasaron en esa ciudad, fueron buenos para ella. Axel se mostró muy paciente a tal punto de que la estaba ayudando a controlarse un poco. Ya ella tenía un poco de control con sus alas a tal punto de que le era fácil abrirlas, pero no volaba todavía.Emily seguía diciendo ciertas cosas que a ella le ponían en duda de lo que pasaba en realidad, sin embargo, lo dejaba pasar porque quería disfrutar esos pocos días ahí antes de que su boda con Axel se llevara a cabo.Miró la bolsa de la farmacia que había comprado, luego sus manos antes de dejarla sobre la mesita de noche e irse a la universidad. Axel estaba con ella casi todo el tiempo, por lo que le sería sumamente difícil tener que ocultarle lo que estaba ocurriendo con ella. Los días pasaron y el día de la boda llegó. Axel preparó todo con el más mínimo detalle, puesto que quería todo realizado con la luna llena del eclipse, momento perfecto para una marca en el cuello. — Todo está listo, Axel —dijo Alejandro, entrando a la oficina de este en la manada—. ¿Cómo estás tú? — Me encuentro bien, solo que algo cansado y confundido de todo —respondió pasándose los dedos por el mentón—. Mi padre no ha vuelto a llamarme para decirme que no he cumplido con sus mandamientos, mis hermanos tampoco saben nada y tengo miedo de lo que pueda pasar si él y Sasha se llegan a encontrar. — ¿No le dirás a tu futura esposa que tienes un padre psicópata? —Alejandro se mostraba enojado—. Ella merece saber qué está pasando, hoy es luna llena y habrá un eclipse, el momento perfecto para una marca en el cuello y… — Sasha está embarazada —dijo al fin—. Mi padre no puede saberlo, no todavía. — ¿Qué está embarazada? — Sí, mis hombres la siguen a dónde sea, ella fue a comprar unas 47. Dudas
Axel se encontraba de pie frente al altar, mirando a Sasha con una pequeña sonrisa disimulada mientras se acercaba al altar con un hermoso vestido, que le hacía verse cómo una princesa de cuento de hadas. Ella se arregló para esa boda, para ese preciso momento y nadie podría arruinarle nada, porque ella era su mujer ante los ojos del hombre y en pocas horas, bajo las reglas de la hermosa luna. — Te ves cómo un hombre enamorado —se burló Nikolay, sacándolo del trance—. Te veo hasta más bonito. — No es eso, es que ella se ve hermosa —susurró, sin darse cuenta. Sasha podía ser la hija de su primer amor, la copia de su madre para algunos, pero en ese momento ella era su todo. Por quién rompió las reglas sin darse cuenta. La sonrisa que ella le mostró fue una auténtica, porque ella hizo lo que quiso en esa ceremonia y respetó las costumbres tanto de los gammas como de los deltas que estaban ahí trabajando para ellos. — Te ves tan hermosa —dijo Axel, sin darse cuenta y ella se sonrojó—.
La ceremonia pasó de lo más amena entre todos, sin embargo, Sasha ya tenía la sospecha de que Axel tuvo mucho que ver con que sus pastillas no funcionan. Porque, eso que le dijo en el pasillo dejó mucho que decir y que él ya sabía todo lo relacionado con ella y el bebé que estaba esperando.— ¿No quieres beber? —preguntó Axel, pasándole un vaso y ella lo miró asustada—. ¿Está todo bien contigo? ¿Qué sucede?— Nada, es que no quiero beber nada —dijo Sasha, sonriendo tensa y abrazándolo—. Si bebo, voy a perder el conocimiento y a decir cosas de las que después me voy a arrepentir.— Siempre dices esas cosas —se burló Axel—. Vamos, tienes que
Axel quitó el broche del vestido, el cual se encontraba en la espalda de Sasha, aprovechó que ella se encontraba muy al pendiente de sus labios y le quitó el vestido, haciendo que sus tetas saltaron antes sus ojos y él se pasó la lengua por los labios ante la vista de estas.— Son tan hermosas y son mías —las apresó entre sus manos—. Eso de que no te pusieras sostén, me puso mal, pero ahora que estamos solos, sé que lo has hecho para darme…— No lo hice porque quise, sino porque el vestido que me puse lo ameritaba —ella intentó taparse, pero él la detuvo—. Axel, me siento incómoda.— No importa, eso es lo de menos —hizo que saliera del vestido, y luego la llevó hacia la pe
Cuando abrió los ojos, el sol estaba en lo alto, aun así, no le molestó porque el techo estaba tapado y ni cuenta se dio cuando Axel hizo ese gesto. Tenía un peso sobre su vientre, no era algo que le molestaba, sino que él a lo mejor hizo todo eso de forma inconsciente. Pasó las yemas de sus dedos por el cabello sudado de su ahora esposo y vio algo diferente en su dedo, se trataba de un anillo que tenía su nombre y el de Axel puesto, pero con un solo apellido. Si alguien le hubiera dicho que una semana antes estaría organizando una boda, luego de sufrir una crisis existencial por falta de las feromonas de la persona que era su esposo, le diría que se estaba volviendo loca. Axel hizo un sonido con su garganta, antes de mover su nariz de forma tierna contra su vientre y su corazón se apretó por eso. — Buenos días —saludó el alfa con voz ronca—. ¿Qué tal dormiste? — Estoy bien —murmuró con las mejillas rojas—. ¿Qué tal dormiste? —preguntó rozando la mejilla del alfa—. Te veías muy ent
Ellos regresaron a la manada, al día siguiente. Sasha se encontraba sobre la espalda de Axel durmiendo, porque hasta para abrir los ojos tenía pereza. Él, jugó una carta de placer con la chica, puesto que no quería que ella se diera cuenta de que ya había pasado todo. La dejó en medio de la cama, puso las almohadas para que estuviera cómoda.— ¿Qué mentira le dijiste a Sasha para que se quedara contigo todo el día? —preguntó Nikolay, saliendo de su habitación y caminando a la par de él—. Porque por lo que ando viendo, tú estás muy…— Le dije que la diosa luna permite un día después —desvió la mirada hacia otro lado—. No le digas nada.— Axel, sabemos que la pobre chica conoce más el matrimonio tradicional que otra cosa —se burló de su amigo—. Lamento decirte que ella se dará cuenta en algún momento de las cosas que van mal.— No, ¿se lo dirás tú? —preguntó ceñudo—. Sasha no tiene por qué saber nada —bajaron las escaleras—. ¿Qué sigues haciendo en mi manada? ¿No se supone que tú y Alej
Sasha se estiró en la cama, hizo una mueca cuando un fuerte dolor en su cuello le hizo recordar que tenía una marca en esa área. Un montón de cosas pasaron por su mente, que ni ella misma entendía del todo. Vio que se encontraba sola, por lo que pudo apreciar, su esposo se encontraba haciendo esos trabajos de los que ella a duras penas podía entender del todo y más aún, luego de todo lo ocurrido la noche anterior. Completamente descalza, caminó hasta la puerta y bajó hasta la cocina en busca de un antojo que le llegó de repente, porque su hijo ya había comenzado con esos pequeños antojos que ella por supuesto iba a cumplirle. — Buenas tardes, Luna —dijeron las gamas que estaban en la cocina. — Buenas tardes —sus mejillas se pusieron rojas—. Vine a buscar un poco de fruta… — ¿Qué tipo de fruta desea, mi luna? — Deseo unos mangos y unas bananas picadas, por favor… Ni siquiera tuvo tiempo para pedir algo nuevo, porque ya estaban haciendo los preparativos de su antojo. Miró hacia tod