Ellos regresaron a la manada, al día siguiente. Sasha se encontraba sobre la espalda de Axel durmiendo, porque hasta para abrir los ojos tenía pereza. Él, jugó una carta de placer con la chica, puesto que no quería que ella se diera cuenta de que ya había pasado todo. La dejó en medio de la cama, puso las almohadas para que estuviera cómoda.— ¿Qué mentira le dijiste a Sasha para que se quedara contigo todo el día? —preguntó Nikolay, saliendo de su habitación y caminando a la par de él—. Porque por lo que ando viendo, tú estás muy…— Le dije que la diosa luna permite un día después —desvió la mirada hacia otro lado—. No le digas nada.— Axel, sabemos que la pobre chica conoce más el matrimonio tradicional que otra cosa —se burló de su amigo—. Lamento decirte que ella se dará cuenta en algún momento de las cosas que van mal.— No, ¿se lo dirás tú? —preguntó ceñudo—. Sasha no tiene por qué saber nada —bajaron las escaleras—. ¿Qué sigues haciendo en mi manada? ¿No se supone que tú y Alej
Sasha se estiró en la cama, hizo una mueca cuando un fuerte dolor en su cuello le hizo recordar que tenía una marca en esa área. Un montón de cosas pasaron por su mente, que ni ella misma entendía del todo. Vio que se encontraba sola, por lo que pudo apreciar, su esposo se encontraba haciendo esos trabajos de los que ella a duras penas podía entender del todo y más aún, luego de todo lo ocurrido la noche anterior. Completamente descalza, caminó hasta la puerta y bajó hasta la cocina en busca de un antojo que le llegó de repente, porque su hijo ya había comenzado con esos pequeños antojos que ella por supuesto iba a cumplirle. — Buenas tardes, Luna —dijeron las gamas que estaban en la cocina. — Buenas tardes —sus mejillas se pusieron rojas—. Vine a buscar un poco de fruta… — ¿Qué tipo de fruta desea, mi luna? — Deseo unos mangos y unas bananas picadas, por favor… Ni siquiera tuvo tiempo para pedir algo nuevo, porque ya estaban haciendo los preparativos de su antojo. Miró hacia tod
Sasha se quedó mirando la luz de la luna a través de la ventana de la habitación. Era de noche y habían pasado varias semanas desde que se hizo la ecografía y que la doctora le dijo que no podía abortar a ese bebé. Axel estaba abrazándola y respirando sobre su cabello, a duras penas se dirigían la palabra y ya ella tenía que volver a la universidad al día siguiente. Miró, el anillo que adornaba su dedo, se sentía pesado y sus sospechas eran ciertas, Axel hizo hasta lo que no debía a costa de que se quedara a su lado, jodida mierda la que estaba pagando.— ¿No puedes dormir? —preguntó el alfa, colocando una mano sobre su vientre, no obstante, ella mantuvo la compostura—. ¿Quieres mangos y bananas?— No, estoy bien —respondió algo cortante—. Solo necesito un poco de paz y tranquilidad —pasó saliva en seco—. Ya casi se acercan las clases y las cosas están un poco mal conmigo.— ¿Qué quieres decir con eso?— Pues, ya no estaremos cómo antes —se giró un poco para verlo—. Somos marido y muj
Axel le puso unos ejercicios a sus estudiantes que los iba a mantener ocupados por un buen rato, porque Rowan había llegado a esa universidad para ponerlo a prueba. Su padre estaba en la ciudad desde hace semanas y uno de sus hermanos lo traicionó. Mierda, todo se le estaba saliendo de las manos y no era el mejor momento para estar maquinando cosas tan a la ligera, porque todo estaba complicándose mucho.— Pueden irse —les ordenó a sus estudiantes—. Ahora.Nadie se lo pensó mucho antes de recoger sus cosas e irse, habían escuchado que Axel era uno de los peores profesores de esa universidad, que no se andaba con rodeos de ningún tipo y que si tenía que ponerles un alto a todos para que cumplieran sus reglas lo haría sin pensárselo dos veces. Ya estaba cansado de tener que lidiar con chicos que no aportaban nada más que problemas.— Por tu cara, me imagino que supiste lo que está pasando en estos momentos —dijo Alejandro, entrando a su salón de clases—. ¿Tu padre no te responde las ll
Sasha tuvo que retroceder unos cuantos pasos cuando Ares volvió su mano y cerró la puerta para que Axel no los siguiera. Ella cayó en el engaño que su familia le brindó durante tanto tiempo, se quedó siendo el reemplazo de su madre y por alguna extraña razón, ya ella sabía todo, solo que le dolió más escucharlo de los labios de Axel.— Tengo… tengo que irme de aquí —dijo confundida—. Dios, tengo que irme.— Te llevaré a un sitio seguro —dijo Ares, con algo de pesar—. Para que puedas calmar tu mente y que tu bebé se encuentre a salvo.— Gracias —susurró, aun sintiendo la confusión en ella—. Me follaba imaginando que era mi madre…— No pienses en eso ahora, porque te harás daño, Sasha —Ares esquivó a algunos estudiantes—. No digas nada, si no quieres que las cosas se pongan turbias.Ella asintió, dejando que él la sacara de la universidad. Ni siquiera pudo decirle algo a sus amigas de lo que estaba ocurriendo, no tenía fuerzas para nada. Su primer día de clases, y ya había pasado por to
El silencio que se formó al otro lado de la línea fue suficiente para que se diera cuenta de que ella no iba a caer tan fácilmente. No pudo terminar de dar clases ese día, sus nudillos estaban llenos de sangre y sus hombres se estaban moviendo; cielo, mar y tierra para dar con ella. Sin embargo, las puertas del inframundo estaban cerradas y nadie podía entrar ahí si no era con una invitación previa, él no se iba a arriesgar con eso de andar pidiendo permiso.— No.— ¿Confías más en otra persona que no sea tu esposo? ¿Esta es la vida que quieres para ese niño? —preguntó Axel, mirando sus nudillos—. Eres mi mujer.— Hablas como si fuera un animal que puedes manejar a tu antojo, Axel —escuchó la risa carente de humor al otro lado de la línea—. Eso no es así, soy un ser humano que también necesita de su pareja, y tú hace mucho tiempo que perdiste ese cargo cuando pusiste por delante tus jodidos intereses antes que los míos, lamento decirte que es mi momento de paz, es mi puto momento para
Semanas más tarde.Sasha le pidió a Ares que le acompañara a comprar algunas cosas a la ciudad que no estaban ahí en el inframundo, de paso, buscar su ropa en su antiguo hogar que dejó abandonado luego de que Axel se la llevara a la manada. Pasaron semanas desde que no mantenía contacto con las personas de la ciudad o con Axel, el cual le mandaba recados con el demonio de que tenían que verse tarde o temprano. Todas las mañana se quedaba mirando su vientre, cómo su hijo crecía y del por qué seguía creyendo que todo se debía a un sueño.— ¿Estás lista? —preguntó Ares, deteniendo el auto en el centro comercial—. Es posible que nos encontremos con Axel, con su padre o con tus amigas.— Estoy lista, no creo que ellos me vayan a hacer algo delante de todas estás…Ares asintió, la ayudó a bajar del auto, luego caminaron hasta el elevador esperando que las personas que estaban en turno llegaran a sus destinos. Ella se agarró del brazo del demonio, cuando sintió un pequeño dolor en su vientr
Axel movió el lapicero de un lado a otro entre sus dedos, luego de ver que Sasha había ido a la universidad. Su padre se marchó del país al igual que su madre, pero eso tampoco le da buena espina. Bruno no hizo acto de presencia para decirle lo que hizo, Astrid estaba decepcionada y ambos acordaron no decirle a nadie lo que ocurría hasta saber las razones por las que su hermano los traicionó.— Te has bañado luego de ochenta y cuatro años —se burló su amigo Nikolay, entrando al aula con un vaso de café—. La vi llegar con Ares hace unos minutos, se nota que ha comido mejor lejos de ti en estas últimas semanas.— ¿Tú también vas a venir a decirme lo que está bien y lo que está mal? —preguntó ladeando la cabeza—. ¿Sabes en dónde se encuentra mi esposa?— Ella está en el pasillo con sus amigas, poniéndose al día de los acontecimientos que están sucediendo —respondió su amigo, suspirando—. ¿Por qué no te la llevaste cuando tuviste oportunidad?— Porque quiero que ella confíe en mí otra vez