El silencio que se formó al otro lado de la línea fue suficiente para que se diera cuenta de que ella no iba a caer tan fácilmente. No pudo terminar de dar clases ese día, sus nudillos estaban llenos de sangre y sus hombres se estaban moviendo; cielo, mar y tierra para dar con ella. Sin embargo, las puertas del inframundo estaban cerradas y nadie podía entrar ahí si no era con una invitación previa, él no se iba a arriesgar con eso de andar pidiendo permiso.— No.— ¿Confías más en otra persona que no sea tu esposo? ¿Esta es la vida que quieres para ese niño? —preguntó Axel, mirando sus nudillos—. Eres mi mujer.— Hablas como si fuera un animal que puedes manejar a tu antojo, Axel —escuchó la risa carente de humor al otro lado de la línea—. Eso no es así, soy un ser humano que también necesita de su pareja, y tú hace mucho tiempo que perdiste ese cargo cuando pusiste por delante tus jodidos intereses antes que los míos, lamento decirte que es mi momento de paz, es mi puto momento para
Semanas más tarde.Sasha le pidió a Ares que le acompañara a comprar algunas cosas a la ciudad que no estaban ahí en el inframundo, de paso, buscar su ropa en su antiguo hogar que dejó abandonado luego de que Axel se la llevara a la manada. Pasaron semanas desde que no mantenía contacto con las personas de la ciudad o con Axel, el cual le mandaba recados con el demonio de que tenían que verse tarde o temprano. Todas las mañana se quedaba mirando su vientre, cómo su hijo crecía y del por qué seguía creyendo que todo se debía a un sueño.— ¿Estás lista? —preguntó Ares, deteniendo el auto en el centro comercial—. Es posible que nos encontremos con Axel, con su padre o con tus amigas.— Estoy lista, no creo que ellos me vayan a hacer algo delante de todas estás…Ares asintió, la ayudó a bajar del auto, luego caminaron hasta el elevador esperando que las personas que estaban en turno llegaran a sus destinos. Ella se agarró del brazo del demonio, cuando sintió un pequeño dolor en su vientr
Axel movió el lapicero de un lado a otro entre sus dedos, luego de ver que Sasha había ido a la universidad. Su padre se marchó del país al igual que su madre, pero eso tampoco le da buena espina. Bruno no hizo acto de presencia para decirle lo que hizo, Astrid estaba decepcionada y ambos acordaron no decirle a nadie lo que ocurría hasta saber las razones por las que su hermano los traicionó.— Te has bañado luego de ochenta y cuatro años —se burló su amigo Nikolay, entrando al aula con un vaso de café—. La vi llegar con Ares hace unos minutos, se nota que ha comido mejor lejos de ti en estas últimas semanas.— ¿Tú también vas a venir a decirme lo que está bien y lo que está mal? —preguntó ladeando la cabeza—. ¿Sabes en dónde se encuentra mi esposa?— Ella está en el pasillo con sus amigas, poniéndose al día de los acontecimientos que están sucediendo —respondió su amigo, suspirando—. ¿Por qué no te la llevaste cuando tuviste oportunidad?— Porque quiero que ella confíe en mí otra vez
Sasha se removió en el asiento del avión sin saber qué hacer o decir, estaba jodida hasta el tope y ni hablar de que ese hombre que estaba ahí la iba a dejar ir tan fácilmente, ella estaba asustada, quería huir escapar de todo, pero parecía ser imposible.— Tus muñecas se van a lastimar si sigues moviéndote de ese modo —dijo Alek sentándose junto a ella—. Eres muy hermosa, Sasha, ahora entiendo las razones por las que mi hijo decidió quedarse contigo y no cumplir con la misión de entregarte —dijo el alfa—. Tienes su olor en todo tu cuerpo, hasta la marca…— ¿A dónde me lleva y quién es usted? —preguntó mirando al hombre con el ceño fruncido—. ¿Por qué me hace esto? ¿Qué fue lo que le hice para que me tratara de este modo? ¿Es una especie de broma o algo por el estilo todo esto que me está haciendo? — Para nada que lo es, pequeña Sasha —el hombre parecía divertido en verla sufrir de ese modo tan cruel—. Mi esposa me dijo una vez que eras hermosa, al igual que la perra de tu madre.— ¿
Axel tenía un fuerte dolor de cabeza que ni con todo el medicamento que había tomado se le quitaba. Tuvo que tomar el primer vuelo a Alemania y encontrarse con sus hermanos, porque su padre se había llevado a su esposa hasta Rusia y él no podía darse el lujo de perder más tiempo. Gerald seguía en su manada y nadie podía dejarlo salir sin su permiso.— Tienes que ver esto —dijo Astrid, ladeando la cabeza y esperando que llegara a dónde ella se encontraba—. Tu querido hermano Bruno, está aquí y no vino solo.— ¿Qué hace el traidor aquí? ¿No le bastó con lo que nos hizo? —preguntó pasándole por el lado, y entrando a la fortaleza—. ¿Qué mierda estás haciendo aquí?
Sasha abrió los ojos como platos al ver cómo se llevaban a la chica que dijo ser un Ave fénix a la fuerza de la habitación que compartían. Ni siquiera pudo procesar bien lo que estaba pasando con todas esas personas a esa hora de la madrugada. Su bebé le estaba dando algunos malestares que la enviaban directamente hasta el baño, y su loba tampoco le decía nada de lo que hablaba a través del lazo con el lobo de Axel.Esos dos parecían ser más los reyes de una organización mafiosa que otra cosa andante.— La van a matar con todo y su bebé —dijo el esfinge igual de asustado que ella—. Eso será cruel.— Cállate, no digas nada —dijo la doxy, mirándolo ceñuda—. No digas cosas de las que después te puedes arrepentir, estamos jodidos todos en esto, no hay una sola alma que nos ayude a salir de este lío y tú lo único que haces es decir todas esas cosas estúpidas.— No digo nada estúpido —bramó Sasha, sacando sus garras—. Lamentablemente, estamos todos metidos en esto.— ¿Qué es lo que quieres
Axel mordió la uña de su pulgar en cuanto dejó a Sasha sobre la cama. Había sido envenenada y él estaba realmente asustado, porque otra vez llegó tarde y no pudo rescatarla. Hunter, cómo le dijeron que se llamaba ese vampiro, imaginó que era una leyenda urbana que le comentaba Alek en el pasado para asustarlos. No obstante, ese vampiro era muy real y su esposa estaba muriéndose gracias al veneno que ingirió de ese sujeto. Mierda, iba a matar a medio mundo solo por ella y no le importaba en lo más mismo si tenía que lograr su cometido de hacerle pagar a medio mundo lo que le hicieron, todos iban a morir.— Su loba hizo un buen trabajo al mantenerla sedada por horas, Axel —dijo Astrid, entrando a la habitación—. Ella es una chica fuerte, no caerá tan fácilmente, tenlo por seguro.— ¿Cómo estás tú?— Estoy bien, ya buscaré la manera de que me den a mi destinado pronto —respondió, tratando de sonar calmada—. La única cosa que no pudiste corromper, fue el corazón de esa chica que te tiene
Sasha abrazó la almohada con algo de fuerza, y sintió unas inmensas ganas de vomitar. Días antes, regresaron a la manada y Axel se la pasaba atendiendo los asuntos con su gente, olvidándose por completo de ella a tal punto de que se sentía algo sola al poder hacer nada más que ver por la ventana.Sus amigas se habían quedado en sus respectivas casas, mejor dicho, con su familia por las posibles amenazas que estaban ocurriendo. El alfa entró a la habitación, quedándose en el umbral de la puerta y mirándolo de una manera que no le agradó mucho.— ¿Por qué me estás mirando de ese modo? ¿Sucedió algo?— Suceden muchas cosas —respondió Axel, mostrándole una pequeña sonrisa—. Tu madre ha querido verte desde hace días, pero no la he dejado pasar por la puerta. No la quiero cerca de ti o de mi hijo.— Tampoco es como que quiera hablar con ellas —se sentó en la cama—. Supongo que están aquí otra vez y es por eso que has venido.— Escucha, no quiero que pienses que voy a dejarte ir con ellas —d