La ceremonia pasó de lo más amena entre todos, sin embargo, Sasha ya tenía la sospecha de que Axel tuvo mucho que ver con que sus pastillas no funcionan. Porque, eso que le dijo en el pasillo dejó mucho que decir y que él ya sabía todo lo relacionado con ella y el bebé que estaba esperando.— ¿No quieres beber? —preguntó Axel, pasándole un vaso y ella lo miró asustada—. ¿Está todo bien contigo? ¿Qué sucede?— Nada, es que no quiero beber nada —dijo Sasha, sonriendo tensa y abrazándolo—. Si bebo, voy a perder el conocimiento y a decir cosas de las que después me voy a arrepentir.— Siempre dices esas cosas —se burló Axel—. Vamos, tienes que
Axel quitó el broche del vestido, el cual se encontraba en la espalda de Sasha, aprovechó que ella se encontraba muy al pendiente de sus labios y le quitó el vestido, haciendo que sus tetas saltaron antes sus ojos y él se pasó la lengua por los labios ante la vista de estas.— Son tan hermosas y son mías —las apresó entre sus manos—. Eso de que no te pusieras sostén, me puso mal, pero ahora que estamos solos, sé que lo has hecho para darme…— No lo hice porque quise, sino porque el vestido que me puse lo ameritaba —ella intentó taparse, pero él la detuvo—. Axel, me siento incómoda.— No importa, eso es lo de menos —hizo que saliera del vestido, y luego la llevó hacia la pe
Cuando abrió los ojos, el sol estaba en lo alto, aun así, no le molestó porque el techo estaba tapado y ni cuenta se dio cuando Axel hizo ese gesto. Tenía un peso sobre su vientre, no era algo que le molestaba, sino que él a lo mejor hizo todo eso de forma inconsciente. Pasó las yemas de sus dedos por el cabello sudado de su ahora esposo y vio algo diferente en su dedo, se trataba de un anillo que tenía su nombre y el de Axel puesto, pero con un solo apellido. Si alguien le hubiera dicho que una semana antes estaría organizando una boda, luego de sufrir una crisis existencial por falta de las feromonas de la persona que era su esposo, le diría que se estaba volviendo loca. Axel hizo un sonido con su garganta, antes de mover su nariz de forma tierna contra su vientre y su corazón se apretó por eso. — Buenos días —saludó el alfa con voz ronca—. ¿Qué tal dormiste? — Estoy bien —murmuró con las mejillas rojas—. ¿Qué tal dormiste? —preguntó rozando la mejilla del alfa—. Te veías muy ent
Ellos regresaron a la manada, al día siguiente. Sasha se encontraba sobre la espalda de Axel durmiendo, porque hasta para abrir los ojos tenía pereza. Él, jugó una carta de placer con la chica, puesto que no quería que ella se diera cuenta de que ya había pasado todo. La dejó en medio de la cama, puso las almohadas para que estuviera cómoda.— ¿Qué mentira le dijiste a Sasha para que se quedara contigo todo el día? —preguntó Nikolay, saliendo de su habitación y caminando a la par de él—. Porque por lo que ando viendo, tú estás muy…— Le dije que la diosa luna permite un día después —desvió la mirada hacia otro lado—. No le digas nada.— Axel, sabemos que la pobre chica conoce más el matrimonio tradicional que otra cosa —se burló de su amigo—. Lamento decirte que ella se dará cuenta en algún momento de las cosas que van mal.— No, ¿se lo dirás tú? —preguntó ceñudo—. Sasha no tiene por qué saber nada —bajaron las escaleras—. ¿Qué sigues haciendo en mi manada? ¿No se supone que tú y Alej
Sasha se estiró en la cama, hizo una mueca cuando un fuerte dolor en su cuello le hizo recordar que tenía una marca en esa área. Un montón de cosas pasaron por su mente, que ni ella misma entendía del todo. Vio que se encontraba sola, por lo que pudo apreciar, su esposo se encontraba haciendo esos trabajos de los que ella a duras penas podía entender del todo y más aún, luego de todo lo ocurrido la noche anterior. Completamente descalza, caminó hasta la puerta y bajó hasta la cocina en busca de un antojo que le llegó de repente, porque su hijo ya había comenzado con esos pequeños antojos que ella por supuesto iba a cumplirle. — Buenas tardes, Luna —dijeron las gamas que estaban en la cocina. — Buenas tardes —sus mejillas se pusieron rojas—. Vine a buscar un poco de fruta… — ¿Qué tipo de fruta desea, mi luna? — Deseo unos mangos y unas bananas picadas, por favor… Ni siquiera tuvo tiempo para pedir algo nuevo, porque ya estaban haciendo los preparativos de su antojo. Miró hacia tod
Sasha se quedó mirando la luz de la luna a través de la ventana de la habitación. Era de noche y habían pasado varias semanas desde que se hizo la ecografía y que la doctora le dijo que no podía abortar a ese bebé. Axel estaba abrazándola y respirando sobre su cabello, a duras penas se dirigían la palabra y ya ella tenía que volver a la universidad al día siguiente. Miró, el anillo que adornaba su dedo, se sentía pesado y sus sospechas eran ciertas, Axel hizo hasta lo que no debía a costa de que se quedara a su lado, jodida mierda la que estaba pagando.— ¿No puedes dormir? —preguntó el alfa, colocando una mano sobre su vientre, no obstante, ella mantuvo la compostura—. ¿Quieres mangos y bananas?— No, estoy bien —respondió algo cortante—. Solo necesito un poco de paz y tranquilidad —pasó saliva en seco—. Ya casi se acercan las clases y las cosas están un poco mal conmigo.— ¿Qué quieres decir con eso?— Pues, ya no estaremos cómo antes —se giró un poco para verlo—. Somos marido y muj
Axel le puso unos ejercicios a sus estudiantes que los iba a mantener ocupados por un buen rato, porque Rowan había llegado a esa universidad para ponerlo a prueba. Su padre estaba en la ciudad desde hace semanas y uno de sus hermanos lo traicionó. Mierda, todo se le estaba saliendo de las manos y no era el mejor momento para estar maquinando cosas tan a la ligera, porque todo estaba complicándose mucho.— Pueden irse —les ordenó a sus estudiantes—. Ahora.Nadie se lo pensó mucho antes de recoger sus cosas e irse, habían escuchado que Axel era uno de los peores profesores de esa universidad, que no se andaba con rodeos de ningún tipo y que si tenía que ponerles un alto a todos para que cumplieran sus reglas lo haría sin pensárselo dos veces. Ya estaba cansado de tener que lidiar con chicos que no aportaban nada más que problemas.— Por tu cara, me imagino que supiste lo que está pasando en estos momentos —dijo Alejandro, entrando a su salón de clases—. ¿Tu padre no te responde las ll
Sasha tuvo que retroceder unos cuantos pasos cuando Ares volvió su mano y cerró la puerta para que Axel no los siguiera. Ella cayó en el engaño que su familia le brindó durante tanto tiempo, se quedó siendo el reemplazo de su madre y por alguna extraña razón, ya ella sabía todo, solo que le dolió más escucharlo de los labios de Axel.— Tengo… tengo que irme de aquí —dijo confundida—. Dios, tengo que irme.— Te llevaré a un sitio seguro —dijo Ares, con algo de pesar—. Para que puedas calmar tu mente y que tu bebé se encuentre a salvo.— Gracias —susurró, aun sintiendo la confusión en ella—. Me follaba imaginando que era mi madre…— No pienses en eso ahora, porque te harás daño, Sasha —Ares esquivó a algunos estudiantes—. No digas nada, si no quieres que las cosas se pongan turbias.Ella asintió, dejando que él la sacara de la universidad. Ni siquiera pudo decirle algo a sus amigas de lo que estaba ocurriendo, no tenía fuerzas para nada. Su primer día de clases, y ya había pasado por to